Es difícil registrarse en
internet en una revista donde, entre otras cosas, se pueda ver un reportaje en
el que Alex Pollizzi nos muestra cómo visitar
las tiendas de Londres, las más exclusivas, y ser aconsejada con
maravillosos adornos de Navidad con las que poner lo más adecuado para la
entrada principal, un salón de estar muy acogedor y el comedor de su casa.
Alex es muy conocida por ser
inspectora de hoteles, con lo que es muy exigente y tiene muchas ideas
originales y es muy creativa. No lo tiene fácil para complacer a los posibles
clientes que solicitan su punto de vista, porque algunos es más sencillo contentarlos y
otros es más difícil. En estos casos Alex tiene sus propias sugerencias debido a muchos años de experiencia, y según
cómo sean las personas con quienes va trabajando y su propia personalidad,
intenta convencerlas.
En el reportaje al que se dedicó me gustó mucho viendo hacer
engarzados con bolas de transparentes cristales y azules, engasadas en un
entramado muy peculiar que llamaba la atención desde lejos, junto a una diadema
llena de cerezas rojas a las que iba añadiendo diferentes fibras clases de vegetaciones
verdes.
Al árbol de Navidad que tenía en
su casa le faltaban muchos detalles de otros años, por lo que se fue inspirando
en lo que vio en tiendas, consejos e ideas. Una gran planta inundó una zona
cerca de la puerta principal, en la que colgó muchas pequeñas bolas
transparentes azules, parecidos a los adornos de la entrada que antes
describimos, añadiendo adornos de su inspiración, como aves de cristal
transparentes y rojas, que colgaban entre las ramas y le dan un aire tierno y
cálido. Además le gusta recortar unos trozos de tela redondos rodeados de picos
de colores en los que aparecen los nombres de miembros de su familia, incluso
al que algunos ya no estén porque ya fallecieron. Son personas a las que quiere
seguir acordando. En realidad era una gran habitación pintada en blanco con una
gran ventanal al fondo en el que hay un estor malva muy moderno y sugerente.
En uno de los establecimientos se
fijó lo que los dueños le enseñaron la forma como habían dispuesto la mesa del
comedor. En ella habrían construido 2 ó 3 agujeros para levantar árboles de los que habían
colgado grandes bolas transparentes e irisaciones. Algunas eran velas en tonos blancas, sin
mechas no auténticas para que no fueran peligrosas, sino una pequeña cartulina
en color rosado o carne enterrado en papel satinado con dibujos suaves y puros.
Alex fue más sencillo en su casa,
al añadir alguno de los árboles sin hacer los agujeros en la mesa, poniendo
algunos de los detalles que le parecían más suaves y acertados.
En un templo de la restauración,
que por dentro parecía una catedral, con frescos de los techos y lleno de mesas distribuidas en un espacio mágico, con una luz increíble,
en el que se exhibía una vajilla de cristal nunca vista, transparente claveteada con
hierros en el borde, y toda clase de propuestas por todas partes, sobre todo velas blancas
y de bronce que le dan un aire muy cálido al conjunto.
Ella copió la vajilla pero
respetó su atrevida tapizada verde de las sillas de su comedor, planchando ella
misma mantel y servilletas, dándole un aire muy familiar. Las velas antes
mencionadas y algunas cosas más incluyó lo que añadió a su mesa.
Me encanta la chimenea que
tiene justo al lado, con un gran macetón frente al agujero en un tono azulón
con una planta roja muy viva. Eso le da un conjunto increíble, alegre y
especial, que le da a ese comedor tan alargado un aire diferente a otros visto.
Alex, para aprovechar las ideas navideñas, utilizó el madero en un tono oscuro sobre la chimenea
y le añadió telas y botas de los que se utilizan para los regalos.
En una tienda aprendió a envolver
toda clase de obsequios. La dueña, con un estilo impresionante, le enseñaba
tanto darle a una botella el aire más adecuado para envolverlo a un papel
transparente con tonos rojos y azul marino por arriba, con mucho delicado, como
hacer lo propio con una caja maravillosa de satén parecido al tono maquillaje la que va buscando los
pliegos primero por un lado y luego por el otro hasta dejarla perfecta, y la
que puede estar llena de lo que uno pueda imaginar.
A Alex no se le dan nada mal este
tipo de cosas. En su casa usó el envoltorio para las botellas, pero además
llenó esos cartuchos con colores de plata de todas clases que van unidos a
otros como ristras de chorizo. Le puedes meterles lo que te guste, desde
pequeñas botellas de licor, perfumes y hasta billetes de Lotería, y para los
niños chocolates. Todo lo puso junto al árbol de Navidad, sentada en el suelo
con uno de sus preciosos y de ocasiones elegantes vestido rojo fuerte, sin medias de cristal para estar más cómoda, como en su casa está,
y seguir siendo la misma mujer natural de siempre que no renuncia a ser quien es y que además es cualquier otra distinta a cuantas otras podamos
conocerlas.