lunes, 9 de abril de 2007

La piel de la Tierra

Somos como hormigas que se mueven sobre la piel de la Tierra, haciéndole cosquillas. Y la Tierra, en ocasiones, se cansa de que le hagan tantas cosquillas y nos grita a través de alguna de sus bocas volcánicas que la dejemos en paz, como en un magma lleno de ira caliente y de insultos pétreos. A veces se conforma con moverse sísmicamente, como intentando quitarse de encima el molesto hormigueo que no le deja dormir tranquila su sueño milenario. El día que se harte de nosotros no quiero saber de lo que será capaz.
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María tenía en su vientre la esencia de la Tierra, el profundo rugir de una Vida que palpitaba desde unas entrañas de mujer que olían a Dios. Si hubiéramos podido acercar nuestro oído a su cálido regazo de madre de dieciseis años, habríamos oido crecer la hierba.
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Aquella Vida representaba los millones de pequeñas vidas que ahora pululan, con más o menos acierto, sobre la piel de la Tierra, haciéndole cosquillas ...... Dios no permitirá que la Tierra se canse de nosotros.
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Estos pensamientos los escribí en el último año del instituto

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