

La base del tornado desaparecía por una ranura del decorado, cubierta de goma, por donde se conectaba a un caballete (una estructura metálica móvil similar a las utilizadas en los almacenes para levantar pesos), que iba a su vez prendida de un pequeño coche. Este efecto, combinado con aire comprimido, humo y polvo, fue filmado a través de dos pantallas de cristal cubiertas de nubes de algodón gris que simulaban el cielo tormentoso.
Todo lo que ve la protagonista desde la ventana de su casa, atrapada en el interior del tornado, se logró mediante sobreimpresiones. El tubo de muselina fue filmado por una cámara giratoria.
Algunos de los cuarenta operarios a punto estuvieron de intoxicarse con la preparación de algunos efectos, por ejemplo, al verter resina caliente en mercurio frío.
Así y todo, en los trucajes menores el ingenio primó sobre la improvisación: se empleó látex para construir los árboles parlantes, y un sistema de polvo de talco y aire comprimido fue la chimenea del Hombre de Lata.

George Lucas abrió después un departamento de sonido, otro de videojuegos y un estudio digital, que posteriormente conformó Pixar, el famoso estudio de animación por ordenador.


Con Jurasic Park Spielberg quería hacer los dinosaurios a tamaño real, pero se dio cuenta de que era tremendamente caro. Convocó a los creadores de efectos especiales más importantes de Hollywood, cuatro empresas que pasaron un año investigando todo cuanto se conocía sobre el tema, con el asesoramiento permanente de dos de los paleontólogos más prestigiosos del país. Terminado el rodaje, empezó el trabajo de los técnicos que debían añadir los planos con imágenes infográficas (imágenes que tratan de imitar el mundo tridimensional mediante el cálculo del comportamiento de la luz, los volúmenes, la atmósfera, las sombras, las texturas, el movimiento, etc.), pero sus ordenadores iban más lentos de lo que Spielberg esperaba. Se necesitarían varios meses y treinta millones de dólares. La mitad del presupuesto se fue en efectos especiales.
Pero la revolución de los trucos visuales en el cine vino con Forrest Gump. Me llamaron la atención la forma como eliminaron las piernas del actor que encarnaba al teniente Dan. Se le pusieron unos calcetines altos azules a la altura a la que luego aparecen cortadas. Cuando está sobre la borda del barco se hizo un hueco para que pasara las piernas con naturalidad antes de tirarse al agua. También fue increíble la inclusión del protagonista en escenas rodadas hace años con personajes famosos.
Piratas del Caribe no sería nada sin los efectos especiales. El montaje digital de una imagen sobre otra, tomando como base el cuerpo real de los actores, hasta transformarlos en seres casi monstruosos, es de un realismo extraordinario.
Terminator 2, Jumanji, Twister, Superman, Origen, 2012, Harry Potter, son incontables las películas cuyos efectos especiales nos han sorprendido y admirado a lo largo de décadas. Cada vez se utilizan más, hasta el punto de que el cine actual hace recaer todo el peso de las historias en estos prodigios visuales antes que en la contundencia de sus argumentos. No sabemos lo que está aún por venir, con los vertiginosos avances que se producen cada poco tiempo en composición óptica, montaje fotográfico por ordenador y simulación digital, pero lo imaginamos plagado de suculentas invenciones que romperán todos los moldes hasta ahora conocidos.