jueves, 12 de junio de 2008

Territorio Comanche


Se suele decir que un lugar es un “Territorio Comanche” cuando entras en una zona que se considera peligrosa, que sabes que pertenece o está vigilada por otros que normalmente son salvajes, y en la que no vas a ser bien recibido en la mayoría de los casos. Si hay un territorio así que yo conozca es la habitación de mi hijo.
Desde que nació su hermana, cuando él tenía casi dos años, convirtió su dormitorio en un lugar particular al que sólo podían entrar quienes él decidiera.
Aún tengo en la memoria lo chiquitito que parecía cuando estrenó su cama para dejar el sitio que él ocupaba en la cuna a su hermana. Parecía que se iba a perder en aquella inmensidad de sábanas.
Siempre ha sido muy poco cuidadoso con sus cosas, por lo que los juguetes le duraban poco. Le compré un baúl enorme de mimbre con forma de casa para que los metiera, pero hasta el baúl destrozó, y el siguiente que le compré, ya de madera, de momento sólo tiene rota la tapa, que arrancó de sus bisagras.
Cuando empezó a ir al colegio, tuvo un pupitre desmontable de plástico en el que hacía sus deberes, parecía tan formal y tan bonito cuando se sentaba allí.....
Ya siendo más mayor le compré mesa, sillón giratorio y ordenador. Por imitación de su hermana colgó un tablón de corcho en la pared para poner las cosas que le gustaran, pero la verdad es que hasta que su padre no se marchó de casa no tuvo nunca muchas ganas de poner nada en él. Este año sin embargo que empezó el instituto, tiene dos paredes llenas de trabajos suyos en los que le pusieron buena nota o que le gustó hacer, clavados con chinchetas y en los que se pueden ver mapas, dibujos de animales, redacciones....
Miguel Ángel, cuando quería decir algo y no le apetecía hablar, hacía un dibujo muy significativo y lo pegaba en su puerta por fuera para que lo viéramos al pasar. Una de las veces en que su padre le regañó mucho por algo que había hecho, dibujó un hombre musculoso con un brazo doblado en el que se marcaba mucho el bíceps, y escribió algo que no recuerdo muy bien y que venía a decir que no tenía miedo de nadie porque él era lo bastante fuerte para defenderse, y como que tuviéramos precaución.
A veces pinta calaveras con huesos cruzados y pone “Peligro”, o el símbolo de las áreas radiactivas para indicar que se entra en zona nociva para la salud.
Últimamente pega dibujos que se baja de Internet sobre juegos de ordenador que le interesan y que representan bichos feísimos.
A su hermana, hasta hace poco, ni siquiera la dejaba entrar en su habitación, por lo que la pobre se sentaba en el dintel de la puerta si quería charlar un rato con él o jugar. Esta manía, que siempre he intentado evitar que tuviera, parece que ya va remitiendo. Ahora deja que ella se eche sobre su cama, o se quede mirando lo que hace en el ordenador, pero algunas veces al cabo de un rato la costumbre regresa y le dice que se vaya.
Nunca he visto a alguien que fuera tan particular con sus cosas y que desde tan pequeño defendiera su parcela de intimidad tan celosamente. Miguel Ángel no se da por aludido cuando le digo que igual que él entra y sale libremente de todas las habitaciones de la casa, la suya no es una excepción para los demás.
La habitación de Ana es un Territorio Comanche muy femenino. Tiene las mismas cosas que su hermano, sólo que aún le dura en casi perfecto estado el baúl de mimbre para sus juguetes. Tiende a ser desordenada, aunque desde que ya se va haciendo mayor procura de vez en cuando ordenar un poco sus cosas. Ella siempre tuvo su tablón de anuncios lleno de trabajos suyos, fotos, colgantes y todo lo que le gusta o le llama la atención. Por todas partes hay frasquitos de perfume, y un ramito de margaritas de tela adorna su mesa. Ana nunca ha impedido el paso a nadie a su habitación, pero a su hermano lo echa con cajas destempladas y algún que otro portazo cuando se pone pesado o la hace rabiar. A veces pone post-it en su puerta con dibujos para recordar cosas que tiene que hacer al día siguiente. Su habitación siempre ha tenido mucha personalidad, como es ella.
Un dormitorio es como un microcosmos que representa el universo particular de una persona, y su evolución a lo largo de los años. Y en algunos casos, como el de Miguel Ángel, son un auténtico Territorio Comanche.

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