viernes, 31 de agosto de 2012

Escultores (VII): Aniceto Marinas


Capitán Luis Daoiz

Eloy Gozalo, héroe de Cascorro


Hércules

Héroes del 2 de mayo

Velázquez

Este escultor segoviano procedía de una familia humilde, y pudo cursar sus estudios gracias a varias becas, lo que le permitió ir a Roma a perfeccionar sus conocimientos.

Llama la atención la particular perfección de sus figuras, en las que destacan los motivos bélicos, exaltación del valor y la abnegación. También es admirable su visión de los dioses de la mitología, o de figuras del arte como la famosa escultura de Velázquez que está frente al museo del Prado.


jueves, 30 de agosto de 2012

Un poco de todo (XXI)


- Me ha parecido muy inesperado y sorprendente el interés que una persona que trabaja en eDarling ha demostrado por mi opinión sobre el tema, a raíz de mi reciente post Cita a ciegas.

Alguien que trabaja allí, María, me escribió un correo electrónico diciéndome que le había gustado mucho mi historia y que si me podía poner en contacto con ellos a través de un enlace de prensa que tienen, y que me facilitó en el correo. Le contesté que me parecía muy curioso que se interesaran por saber qué es lo que pasa “al otro lado” del servicio que ofrecen, y que me alegraba de que les hubiera gustado el post.

Su respuesta fue muy entusiasta, afirmando que cómo no les iba a interesar la opinión de un usuario, pues al fin y al cabo es en lo que trabajan todos los días y es un equipo muy grande de personas dedicadas a ello. Afirmó haberle gustado mucho mi post por mi objetividad y naturalidad, y como es algo que le ha sucedido en muy rara ocasión quería aprovechar la coyuntura para ofrecerme gratuitamente algunas ventajas en eDarling, a cambio de que expresara mis puntos de vista en un portal de opinión llamado Ciao. Me sugería que si encontraba una pareja que entonces les pusiera “por las nubes!”, cosa que por lo visto no hice en mi post. Por eso me sorprende que les gustara.

Me dijo también que a veces le escriben periodistas interesados en entrevistar a usuarios de eDarling, y me preguntaba si me podía interesar. Yo le he dicho que todo lo que me ofrece me parece bien, pero que como sólo he quedado con una persona en los 4 meses que hace que estoy en este servicio, a lo mejor tendré poca cosa que contar hasta que no vuelva a quedar de nuevo. Y que de todas formas estaré encantada de colaborar con ellos.

No sé qué saldrá de todo esto. De momento una nueva excusa para tratar el tema aquí. En mi caso, y en lo que a eDarling concierne, muchos son los llamados y pocos los elegidos, y como decía la protagonista de Jerry Maguire, la mayoría de los hombres quedan a mucha distancia de un baño caliente y un buen libro.

- Una lástima el fallecimiento de una actriz de la talla de Aurora Bautista. Pasaban, el mismo día en que se conocía la noticia, una de sus más aclamadas interpretaciones en La tía Tula. Recordaba casi todo lo que acontecía en la historia cuando la volví a ver, pero no así el final, que me pareció muy soso. Sin embargo, la actuación de ella fue maravillosa. La naturalidad con la que se desenvolvía, la fuerza expresiva que emanaba de todo su ser en las escenas más dramáticas, me conmovió muchísimo.

De niña, que ponían películas suyas con frecuencia en televisión, me pareció siempre una actriz un poco engolada, algo artificial. Quizá fuera por su voz atiplada, o por mi por entonces desconocimiento de las durezas de la vida que me hacía pensar que exageraba la nota, que sobreactuaba. Ahora en la madurez me doy cuenta de lo lejos que estaba de la realidad. Su forma de interpretar en los momentos más desgarradores es de una fuerza expresiva comparable a la aclamada Meryl Streep en EEUU. Se podría decir que fue su equivalente en España, mucho antes de que la actriz norteamericana se diera a conocer.

Sé que la desaparición de esta gran actriz la habrá lamentado muchísimo una compañera que tuve en mi anterior trabajo, que tenía siempre sobre su mesa una foto en la que aparecía ella con la actriz, muy jóvenes y guapas las dos, posando tras una de las representaciones que hicieron en el teatro romano de Mérida. Mi antigua compañera había sido actriz de teatro antes de que se reciclara para la Administración, cuando el paso de los años ya no le permitió seguir actuando.

Se ha ido una gran actriz de nuestra escena, como se están yendo muchos intérpretes veteranos en los últimos tiempos. Hace falta que se renueve nuestro panorama interpretativo, pero no hay muchos talentos que destaquen en el mundo de la farándula actualmente. Nos estamos quedando sin gente capaz de hacernos sentir emociones con historias inventadas que parecen reales, sin gente capaz de hacernos pensar con las historias de personajes ficticios que parecen de carne y hueso.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Kung Fu. Las enseñanzas del Maestro (II): el hombre más grande es Nadie


En esta ocasión el joven protagonista de Kung Fu es llamado Kane en lugar de Wuai Chang. Sea como fuere, imaginemos de nuevo el ambiente del templo, semioscuro, lleno de velas y con bruma en el aire.
Los monjes jóvenes le están sirviendo algo de comer y beber al Maestro más joven. "Joven Kane, veo cierto disgusto en tu cara", le dice el Maestro. "No me gusta ser un sirviente", le contesta. "¿Consideras que te rebajas sirviendo a otro?", le vuelve a preguntar. "No puedo contestar, no sé lo que es tener un siervo", le dice. "¿No dicen los antiguos que el rango y la recompensa no tienen valor para el hombre que es uno consigo mismo?", le vuelve a decir el Maestro. "Pero a usted Maestro le sirven y por eso es más grande", replica. El Maestro niega con la cabeza y le dice: "Más pequeño. He aceptado con todo respeto lo que me has ofrecido. Ambos debemos aprender". El Maestro, que estaba sentado, se levanta y con la mano le indica al joven discípulo su asiento diciendo: "Por favor, siéntate".
El chico, una vez sentado, se encuentra extraño y exclama: "Esto no está bien". "Es un placer, Maestro", le contesta en cambio al niño con una sonrisa y haciendo una reverencia en señal de respeto.
En otro momento, el Maestro, junto con otros monjes jóvenes, está lavando ropa en unas ollas grandes que remueven con unos palos. El chico está desconcertado cuando pasa por su lado y se para frente a él. El Maestro vuelve a sonreir y a hacer una reverencia. "Ha sido un placer lavarlas para tí", le dice a Kane. "Estaban sucias de trabajar en el jardín", le contesta él. "Sí, pero ya no lo están", le dice el Maestro. "Me siento muy honrado", le dice el chico haciendo una profunda reverencia. El Maestro, algo sorprendido, se pone serio y muy ceremonioso le contesta: "Y yo también, por permitirme ser útil". El Maestro, que ya se marcha, se vuelve pare decirle: "Cuando servimos somos servidos, y al ser servido también servimos. ¿No son pliegues de una misma tela?". El muchacho, pensativo, dice: "Creo que no lo entiendo. Me alegra tener la ropa lavada y me avergüenza no haberlo hecho yo mismo". "Otra vez me has enseñado", le dice el Maestro. "¿Cómo?", le pregunta el chico. "Un hombre que es uno consigo mismo no persigue sus propios intereses", le contesta el Maestro, "ni hace virtud de la pobreza. Sigue su camino sin tener que depender de otros. Sin embargo, no es arrogancia lo que le mueve a ello. El hombre más grande es Nadie". El Maestro se marcha, dejándole sumido en profundas reflexiones. 
En otro momento Kane se está mirando en el reflejo de una de las ollas llena de agua donde han lavado la ropa. El Maestro se acerca y le pregunta: "¿Te ves a tí mismo?". "Con toda claridad, Maestro", le contesta. Y continúa: "Me avergüenzo por querer ser más de lo que soy". El Maestro le responde: "El sabio dice: lo que encoge antes debe expandirse, lo que fracasa antes debe ser fuerte, todo lo que cae antes debe ascender, para recibir antes hay que dar". El muchacho le dice: "Fue el orgullo lo que me impidió inclinarme ante usted". "¿Y no podemos inclinarnos honrándonos a nosotros mismos?", le dice el Maestro. "¿Usted puede hacer eso?", le pregunta Kane. "Puedo", le contesta, y hace otra profunda inclinación. "Pero usted es importante, yo no", le dice el chico un poco angustiado porque no termina de comprender. "¿No somos igualmente importantes y poco importantes?", le replica el Maestro. "¿Cómo es eso posible si usted es mi Maestro?". "Yo soy viejo, tú joven, yo tengo arrugas, tu piel es tersa. ¿Cambia eso la naturaleza que compartimos?". El Maestro vuelve su mirada a la superficie de la olla llena de agua, y le dice al chico: "Mira más allá de su superficie. Busca lo que es real en tí mismo y en otros". 

martes, 28 de agosto de 2012

Hemingway y Martha


Me ha parecido caótica y tendenciosa la película que se ha hecho sobre el tiempo que pasó Hemingway en España durante la guerra civil. Es ingeniosa la forma como incluyen a los protagonistas en escenas reales rodadas en aquella época, haciendo aparecer las imágenes en tonos sepia, pero el desarrollo de la historia carece de contundencia, está como desmembrada, y la forma como se ha representado a los personajes es histriónica, se recrea en los detalles más pintorescos y escabrosos, siguiendo un punto de vista muy particular, que en poco o en nada se corresponde con la realidad.

No sé si llegó a ser cierto, pero me pareció increíble ver reunidos en un mismo lugar a figuras de la talla de Hemingway, Frank Cappa o John Dos Passos, atrincherados en un hotel de la Gran Vía, a la espera de cubrir el acontecimiento, junto con Martha Gellhorn, la por entonces famosa escritora y periodista que terminó siendo la 3ª esposa de Hemingway. Son impresionantes las escenas reales de los bombardeos áereos de la Gran Vía, en las que se hace aparecer a Gellhorn, seguida de Hemingway, saliendo a la calle para rescatar a un niño que llora junto a su madre muerta. Se ven a los aviones sobrevolando yo creo que lo que ahora es el Palacio de la Prensa.

Se retrata a Hemingway como un genio que vive tiranizado por todo tipo de vicios y manías. Alcohólico, obsesionado con el sexo, con un carácter violento y pendenciero, está a punto de volarse la tapa de los sesos junto con un viejo oficial ruso por una pelea, por el procedimiento de la ruleta rusa. Debía tener tendencias suicidas ya por aquel entonces.

Escenas de sexo en el hotel entre Hemingway y Gellhorn, en medio de los bombardeos. Se muestra también la curiosa manía del escritor de escribir a máquina de pie sobre un mueble alto y de luego ir dejando caer los folios que ya había terminado junto a él, sobre una papelera o el suelo. Decía tener la manía de que sus papeles no estuvieran nunca arrugados, aunque imagino que luego intentar ordenarlos en el desorden en que iban cayendo tampoco debía ser tarea fácil.

Se ve a todo el grupo viajando en camionetas con los combatientes hasta las zonas rurales, para permanecer en las trincheras y ver la guerra en directo. Cappa hace su famosa foto del soldado que se cae hacia atrás justo cuando le acaban de disparar y muere. Hemingway, furioso, recoge el arma del fallecido y salta al campo de batalla con el resto de la tropa, corriendo en pos del enemigo como un soldado más. Cuando una ideología es llevada al extremo supongo que es fácil que se den situaciones como éstas, en las que uno se ve metido en conflictos ajenos, tomando partido por causas que llega a considerar suyas.

Fue muy curioso observar a la gente de los pueblos, republicanos, todos con su boina, subidos a los tejados de las casas, lanzando piedras con hondas al enemigo. Cualquier cosa servía para hacer la guerra. Pero lo que me sorprendió muchísimo fue la visión de unos camiones del Ejército que portaban enormes altavoces a través de los cuales se conminaba a los republicanos, en nombre de Franco, a deponer las armas o a atenerse a las consecuencias.

Lo realmente excitante para mí, más que la rocambolesca historia de amor de la pareja protagonista, fue el seguimiento que del conflicto se hacía, tal como continúan haciendo hoy en día los reporteros de guerra. El vivir los acontecimientos en 1ª línea, el ser testigo de hechos que luego se van a convertir en Historia, me parece impresionante. No quizá de la forma tendenciosa que aparece en la película, donde se toma partido ciegamente por un determinado bando (algo que desde luego un profesional del periodismo no debe hacer jamás), sino siendo el narrador de unas situaciones terribles que todo el mundo debe conocer, y que suelen repetirse de una guerra a otra de manera indefectible.

Cuando Hellhorn, acompañada de Hemingway, se entrevista con Chiang Kai Shek, ya lejos de España y dedicada a cubrir otras guerras, y el líder chino aparece quitándose una roñosa dentadura postiza, que deposita en una taza, mientras toma el té sentado a una mesa con ellos, fue cuando decidí dejar de ver la película (ya tenía suficiente), ya que aún quedaba bastante para que terminara y además había empezado muy tarde.

Hemingway ha sido siempre un personaje controvertido, con un trágico final. Poder ver una pequeña parte de su vida, aunque sea contada de una forma tan peculiar, no deja de ser interesante, pero los actores no estuvieron convincentes encarnando a sus personajes, les faltaba garra y credibilidad.

¿Por quién doblan las campanas?, me pregunto recordando el título del libro que escribió sobre nuestra guerra civil. En el caso del escritor, las campanas terminaron doblando por él.



lunes, 27 de agosto de 2012

Entrevista a Jose Manuel Caballero Bonald


Sobrevivió a la generación de los 50 y escribe para contarlo tras. Su recompensa no tiene forma de medalla, sino de lúcida experiencia, como la que hace de Entreguerras, su último libro, un vasto y desgarrador poema que repasa los vaivenes de su autobiografía. A sus 85 años, este jerezano universal se plantea abandonar los versos. Pero no está dispuesto a permanecer callado.

Dagas, un úrculo, plumas, libros, el retrato de un sonriente Alberti dedicado al autor de Ágata ojo de gato, un Miró; brújulas, cuadrantes y otros artefactos marineros de ardua catalogación; más libros; fotos de Cernuda, de Valle, de Juan Ramón; y, de repente, algo insólito: apoyada en el rincón de una estantería, una cabeza reducida por los jíbaros en una selva remota. Podría uno pasar una semana entera fisgoneando en el despacho de José Manuel Caballero Bonald.

XLSemanal. ¿Tiene sentido, a su edad, ser un poeta «rojo y libertino»?

José Manuel Caballero Bonald. [Sonríe irónico] Claro que sí. Mucho. Me gusta que me lo digan. Es algo de agradecer.

XL. Un insulto que acaba siendo una medalla en el pecho.

J.M.C.B. Cierto. Aquello no se dijo de buena fe.

XL. Y por tacharlo de «rojo y libertino» no es usted académico. ¿Es verdad?

J.M.C.B. No fue así exactamente. Se dijo en su día, sí, pero nunca tuve claro si eso es cierto. A mí me presentaron como candidato, no me admitieron y ahí se acabó el asunto. Ya no quiero oír hablar más de ese tema. Además, no me apetece para nada compartir mesa con personas que no me merecen ningún crédito. Ni humano ni intelectual.

XL. Recibe una llamada de la Academia y les cuelga.

J.M.C.B. ¡Hombre, tanto como colgarles no! Yo soy bien educado [sonríe], pero no quiero hablar más de este tema.

XL. Sólo una más. ¿Es cierto que Cela fue uno de los obstáculos que tuvo para entrar?

J.M.C.B. Oí decir eso. Sí, es posible. Por razones de enfrentamientos que tuvimos en los últimos tiempos. Yo fui subdirector de la revista Papeles de Son Armadans. Dijeron que Cela, que era un hombre complejo y contradictorio, se había opuesto. No lo sé. Nunca lo sabremos en realidad.

XL. ¿Cómo era Cela?

J.M.C.B. Podía pasar de ser una persona muy bien educada a un impertinente, soez, sin gracia. Tenía esa mezcla de varios hombres en uno que todos tenemos, pero muy acentuada.

XL. ¿Llegó a hablar con él tras confesar que había tenido usted un largo idilio con su esposa, Charo Conde?

J.M.C.B. Es que yo no hablé nunca de eso, naturalmente. Pero cuando un periodista le sacó de mala manera esa confesión a Charo, y se publicó, yo me quedé realmente muy anonadado. Yo no había hablado de eso con nadie nunca. No soy tan impúdico como para poner en circulación esas cosas tan íntimas. Entonces, como ella ya lo había contado, yo lo conté en mis memorias. Prudentemente, y por distancia.

XL. ¿No llegó a cruzarse con él tras publicarse aquello?

J.M.C.B. Sí, nos vimos alguna que otra vez. Pero de 'hola' y 'adiós'.

XL. ¿Lo peor de tener 85 años?

J.M.C.B. Tener que renunciar a muchas cosas. Las pérdidas. El acabamiento de bastantes aspectos de la vida. Esa renuncia a la que uno se ve obligado. La vejez es una cabronada. Con el hecho de haber vivido de una manera bastante intensa, haber querido abarcar muchas aventuras, viajes y experiencias diversas, llega un momento en que la edad te coarta. A mí, una de las cosas que más me gustaba era salir por las noches con los compañeros y amigos del grupo del 50. Me gustaba trasnochar y beber copas en los bares. Estaba obsesionado con esa búsqueda del último bar abierto de la noche para tomar la última copa.

XL. Eso se acabó casi por prescripción médica.

J.M.C.B. [Sonríe]. Bueno, más bien por imposibilidad física. Me cuesta mucho trabajo. Lo hago, pero de higos a brevas.

XL. ¿Pero sigue siendo un animal nocturno?

J.M.C.B. No, ya no. Suelo acostarme relativamente pronto. Ya no tengo horas, no tengo rutinas.

XL. Dicen que, a partir de cierta edad, si despiertas y no te duele nada, es que estás en el otro barrio.

J.M.C.B. Eso es. Yo, por suerte, me mantengo con fortaleza.

XL. ¿Lo mejor de tener 85 años?

J.M.C.B. La experiencia acumulada. Esa riqueza de haber vivido mucho y mucho tiempo. Me gusta decir que tengo mucho pasado por delante. Mientras que el futuro ya se me ha quedado muy estrecho. Yo no tengo apenas futuro.

XL. Como no lo veo viajando con el Imserso, o jugando a la petanca o viendo Sálvame cada tarde.

J.M.C.B. [Sonríe]. Eso son actividades absolutamente desastrosas. Si llegara a esos extremos, sería un castigo. No hago nada que se parezca la vida de un jubilado. De eso huyo.

XL. ¿Cómo es su día a día?

J.M.C.B. Procuro cada día hacer algo distinto para que mi semejanza con un jubilado sea cada vez más lejana. Si un día me acuesto pronto, al siguiente me quedo tomando una copa en casa. Eso sí, escribo poco y leo menos.

XL. Hoy por hoy, la química ayuda a rejuvenecer un poco (vitaminas, viagra...). ¿Se deja usted ayudar?

J.M.C.B. No me dejo ayudar ni me ayudo yo mismo. No hago nada. Ningún tipo de artificio que me permita alargar la actividad o tener mayor energía. Huyo de todo eso.

XL. Resuma sus 85 años en una sola palabra.

J.M.C.B. Constancia. Esa regularidad en haber hecho lo que he querido. He sido fiel a mi propio ideario y no he tenido ningún tipo de contagio de cosas que no me gustaban.

XL. Pensé que me diría que Entreguerras.

J.M.C.B. Entre guerras privadas, perdidas la mayoría de ellas, aunque otras ganadas. Es otra buena forma de definir mi vida. He vivido entre guerras en sentido literal y figurado.

XL. Prescinde en este poemario de signos gramaticales porque la memoria no tiene ni puntos ni comas. ¿No será también porque, a su edad, casi todo es lastre?

J.M.C.B. Sí. A mí me quedan muchos lastres, del franquismo incluso. Siempre digo que mi tendencia ideológica es más bien anarquista y, sin embargo, tengo gustos burgueses.

XL. Vamos, que es usted todo un anarquista de salón.

J.M.C.B. Son contradicciones que uno acumula con la edad.

XL. Lastres, al fin y al cabo.

J.M.C.B. Así es. Fíjate, yo tengo miedos de ruidos nocturnos, de pisadas por la noche. A mí, me impresiona mucho oír un timbre por la noche. Y eso viene de aquella época. Cuando vinieron a mi casa un par de veces para detenerme. Al igual que otros lastres relacionados con las costumbres.

XL. ¿Puede poner un ejemplo?

J.M.C.B. El fútbol. Tengo hacia el fútbol un rechazo instintivo, porque en aquella época era el drenaje de las pasiones para que no se hablara de otra cosa. Casi como ahora, pero todavía más acusado.

XL. ¿Sigue leyendo poesía?

J.M.C.B. Sí. Con la misma pasión que cuando empezaba a escribir. Sin embargo, cada vez creo que soy peor lector de novelas. También leo a los jóvenes. Que están haciendo un nuevo simbolismo que me gusta mucho.

XL. ¿Corren malos tiempos para la lírica?

J.M.C.B. Son malos para la literatura en general, que está llegando a unos extremos muy preocupantes. Ahora, los protagonistas de las novelas son extraterrestres, espadachines, etc., y mantienen ese realismo decimonónico que se ha vuelto a recuperar. La exploración, la aventura en el lenguaje está cada vez más lejana.

XL. Aparece usted en la lista de los más vendidos en poesía, tampoco debería quejarse mucho.

J.M.C.B. Ya, pero es que cuando oigo la palabra best seller, empiezo a temblar. Como decía Juan Benet: «La calidad de un texto literario está en relación inversamente proporcional al número de ejemplares vendidos». La gran literatura, que está hecha por grandes desobedientes, siempre es minoritaria.

XL. ¿Cómo ve esta España de los recortes?

J.M.C.B. Con mucha alarma. Veo un horizonte sombrío. Los ideólogos han sido suplantados por los tecnócratas. Esto deriva en un mundo desequilibrado, en el que la trivialización, la banalidad, la sumisión y la resignación campan a sus anchas. Nadie dice nada. Nadie protesta. Afortunadamente, de vez en cuando surge algún movimiento de protesta como los 'indignados', aunque sin continuidad.

XL. ¿Es usted un poeta indignado?

J.M.C.B. Si no lo fuera, estaría convertido en un jubilado.

XL. Con la que está cayendo, dan ganas de encamarse y no salir ni para ir al baño.

J.M.C.B. [Sonríe irónico]. Me tocas un aspecto de mis aficiones muy agudo. Yo también he tenido, en mi vida, muchas tentaciones de acostarme, de elegir la cama como lugar más estable, y confortable a la vez, para pasar la vida. Yo he tenido en mi familia cinco acostaos. La rama de los Bonald. Se acostaron con 40 años y ya no se levantaron.

XL. Rendirse, como forma de victoria.

J.M.C.B. Así es. Yo hablo de ello en un poema. Dice: «Yo, que quise ser vencido con tal de no pecar de victorioso». En estos momentos en que no me gusta cómo está España, me encantaría poner tierra de por medio. Si tuviera menos edad, volvería a autoexiliarme.

XL. O a 'acostarse' de nuevo.

J.M.C.B. Eso es más difícil. Yo no llegué al trastorno bipolar, pero cogí una depresión grande.

XL. ¿Acentuada por el alcohol quizá?

J.M.C.B. Así es. La bebida también influyó. No quería asomarme a la vida. Estaba acobardado por muchas cosas. Yo me propuse salir del bache por mis propias fuerzas. Y lo hice. Y lo celebré bebiendo otra vez [sonríe].

XL. Imagino que de manera diferente.

J.M.C.B. Así es. Con moderación, como se dice.

XL. De la generación de los 50 se dice que, quitando casos como Ángel González o Claudio Rodríguez, eran niños de papá jugando a hacer la revolución. ¿Es eso cierto?

J.M.C.B. Pues sí. Y eso fue a veces criticado. Pensaban que éramos unos frívolos que teníamos la literatura como pasatiempo. Aunque nuestra propia lucha antifranquista nos exigió una toma de conciencia clara con aquella sociedad.

XL. Y eso lo refleja su poesía.

J.M.C.B. Así es. Aparece la toma de conciencia. En nuestro grupo de poetas hay algunos que son tan importantes como los mejores de las generaciones precedentes.

XL. Va a tener usted que darme nombres.

J.M.C.B. José Ángel Valente, Carlos Barral y Claudio Rodríguez. Tres poetas de los que he aprendido mucho.

XL. Aparte del alcohol y del tabaco, ¿consumían habitualmente algún otro tipo de drogas?

J.M.C.B. Sí, claro que sí. Algunos fumábamos porros; otros, no. Y alguna que otra droga. Pero en mi caso fue muy pasajero y lo hice por probar. Por esa especie de ansiedad de experiencias de todo artista. Para hablar de una cosa había que probarla antes, ¿no? Y así lo hice. Pero muy rara vez.

XL. ¿Quién era más radical en confundir vida y bebida?

J.M.C.B. Claudio, quizá. Estaba en una situación peligrosa de salud. Bebía mucho y lo hacía a diario, cosa que otros de la generación no hacíamos. Yo nunca lo he hecho.

XL. Es algo muy peligroso beber en soledad.

J.M.C.B. Sí, sin duda. Gabriel Ferrater y Carlos Barral lo hacían. Y ambos tuvieron problemas. Gabriel, de hecho, acabó suicidándose. Y Carlos se implantaba parches subcutáneos para que le produjera náuseas en cuanto bebía.

XL. Le traigo un par de definiciones de poesía para que las juzgue. ¿Le parece bien que se las lea?

J.M.C.B. Claro que sí. Adelante.

XL. Ahí va la primera: «El juego de hacer versos es parecido al placer solitario».

J.M.C.B. [Sonríe]. Es de Jaime [Gil de Biedma]. Y estoy de acuerdo. Lo completo con lo que decía Ángel González. Aquello de que «escribir un poema se parece a un orgasmo».

XL. Tomas Tranströmer, el último Nobel, viene a decir que la poesía «es algo parecido a un sueño en la vigilia».

J.M.C.B. Me gusta menos. Es una interpretación romántica. Por eso, me parece menos convincente que la de Jaime.

XL. «La poesía es un buen antídoto contra el miedo».

J.M.C.B. Esa es mía. Y la suscribo. Un antídoto contra los miedos infantiles, pero de cuando en cuando se aceptan.

XL. ¿Tiene usted miedo a la muerte?

J.M.C.B. Lo normal. Hay una tendencia muy andaluza a no pensar mucho en el fatalismo. La muerte es ese muro que no puedo traspasar. Prefiero instalarme en su contemplación.

Privadísimo: Su madre era bisnieta del Vizconde de Bonald, filósofo tradicionalista francés. Iba para marino, afición que procedía de sus lecturas de Salgari y London, pero una enfermedad pulmonar frustró su sueño. De él dicen que encarna la figura del escritor que persevera en su ética y su estética. Lleva más de media vida con la misma mujer: su esposa, Pepa.

(Entrevista aparecida en el XL Semanal de 20/5/12)

viernes, 24 de agosto de 2012

Pintura hiperrealista(XXIX): Steve Hanks








Pintor norteamericano que en su juventud pareció decantarse por el tenis o el surf, hasta que decidió un buen día desarrollar su talento natural para la pintura, en la que ha demostrado tener un gusto singular y por la que ha recibido numerosos premios.

En los años 60 se vió fuertemente influído por el ambiente musical pop del momento, lo que se refleja en su pintura, pero luego fueron las mujeres y los niños el tema más recurrente de sus obras.

La luz tiene un papel fundamental en el efecto final de sus creaciones. Las escenas que recrea tienen una atmósfera cálida, intimista, radiante, están llenas de pureza.


miércoles, 22 de agosto de 2012

Kung Fu. Las enseñanzas del Maestro (I): la pérdida de la inocencia


Tengo muy buenos recuerdos de la serie Kung-Fu, de gran éxito en su momento y que emitieron en televisión cuando yo era niña. Las historias que en ella se contaban me gustaban, pero lo que esperaba con anhelo cada vez que la veía eran esos preciados momentos en los que el protagonista se remontaba con su memoria a alguna de las conversaciones que tuvo con sus dos Maestros, cuando era niño y en su juventud. El “pequeño saltamontes”, como le llamaban ellos, solía aparecer en el interior de un templo saolí, lleno de velas encendidas, rodeado de una especie de bruma que creaba un ambiente de misterio. Es mucho más plástico ver las imágenes acompañando estos diálogos, pero como me gustaron tanto los quiero reproducir en varios posts, en un intento de no olvidarlos y recrearme con ellos. Eran pensamientos sencillos con los que siempre aprendías algo y que daban mucha paz.

El Maestro le pregunta al protagonista, Wuai Chang, cuántos años tiene. “Tengo 12 años”, le dice al Maestro. “Muy bien”, le responde éste, “ya es hora de que descubras lo que hay más allá de estos muros por tí mismo. Llegarás al templo de Mai-Tsi-Yan la tarde del 2º día. Puedes leer el pergamino de Chuang So, empieza así: Hace mucho tiempo Chuang So soñó que era una mariposa. Estaba feliz de ser una mariposa, satisfecho con su vida, se sentía muy realizado, no sabía nada de Chou, el hombre. Pero al poco tiempo despertó y vio que era Chou. Y no sabía si había despertado para ver que era Chou, o si como mariposa había soñado que era Chou. Ese pergamino tiene 400 años. La copia de tu mano es del 7º original, no tiene precio. ¿Tienes miedo de viajar solo?”. “ Sólo tengo miedo al fracaso, venerable señor”, le responde el niño. “Entonces esfuérzate para no fracasar”.

“Maestro, nos han enseñado que el más importante don de la Naturaleza es la capacidad de comunicarnos con los demás”, dice Wuai Chang. "Hablar y escuchar, enseñar lo que sabemos en verdad a los que no lo sepan. Enviar pensamientos de paz a través del puente de las palabras", le responde el Maestro. “Pero yo sólo debo hablar cuando me dirijan la palabra”, dice el niño. "Comunícate, pero ten cuidado con lo que te permitas asimilar. Ahora vete, pequeño saltamontes. Guarda sobre todas las cosas la pureza de tu misión".

En el camino le asaltan dos hombres."No queremos hacerte daño." Aparece otro hombre. "¡Espera!, no le matéis con el cuchillo, mancharíais sus ropas por las que puedo pagaros generosamente. Yo el mago Tsang Stu tengo el poder de reducir mi tamaño hasta igualar al del niño para que sus ropas así puedan... ¡Es un monje!. No iréis a matar a un monje ¿verdad?. ¿Es que os ha atacado con sus dientes?." Se abalanzan sobre el mago, que se defiende muy bien, y cuando ya los tiene vencidos en el suelo le dice al niño: "¡Córtales el cuello!". “Gracias por rescatarme señor, pero no puedo matarles”, le contesta él. "Como quieras, pero recuerda una cosa: me debes la vida. ¿Qué es eso que llevas ahí?.No entiendo de muchas cosas, pero reconozco un objeto de valor cuando lo veo. ¿ No es así?. Claro que sí, esto no tiene precio, y envían a un simple muchacho, solo, con este tesoro”.

“Yo Tsang Tsu, prestidigitador, mago, te acompañaré a tu destino. Te protegeré de los asaltantes de caminos y te enseñaré algunas de las muchas formas que existen de engañar la vista de un hombre. Y tú a cambio me enseñarás todas las cosas que has aprendido en tu templo". “¿Tú eres un seguidor de las Enseñanzas?”, le pregunta el niño. "Por supuesto hijo mío. Por eso me interesa tanto este pergamino que llevas”.

Hace al niño sumergirse en un estanque profundo con el pretexto de que tiene que aprender a aguantar la respiración bajo el agua el máximo de tiempo posible. "No, no, no, no ha sido suficiente. Debes controlar tu respiración para que los que te observen crean que ya no puedes salir vivo a la superficie." “Volveré a intentarlo. ¿Está contigo el pergamino?. No se puede mojar”, le pregunta el niño anhelante. "Descuida Wuai Chang, el pergamino, como tu confianza, están ambos a buen recaudo. Vamos, vuelve a sumergirte. Te enseñaré que el templo saolí no es la única escuela donde un hombre puede aprender”.

Se sumerge de nuevo y cuando vuelve a salir no lo ve. “¡Señor! ¡Tsang Tsu! ¿se ha escondido?”. De regreso al templo, le cuenta al Maestro que cuando volvió a salir del agua la 2ª vez Tsang Tsu el mago ya no estaba ahí. "¿ Y el pergamino de Chuang So?". “Tampoco estaba”, le responde el niño afligido. "¿Te había engañado?", le pregunta el Maestro. "Reconozco mi falta, he fracasado en mi misión, y he traicionado la confianza en mí”, le contesta Wuai Chang muy apesadumbrado. "La traición tiene muchas caras, pero del pergamino de Chuang So sólo hay una", le dice el Maestro contrariado.

De repente entran dos hombres. "¡Señor, nos han dicho que este pergamino les pertenece a ustedes!". El Maestro lo recoge encantado. “Estaremos siempre en deuda con ustedes”, les dice muy agradecido. "¡Ahora ladrón serás castigado!", exclama uno de los hombres. "Wuai Chang, amigo mío, mi compañero, cuánto me alegro de verte", le dice el mago al niño, buscando su compasión. "¿Este es el mago?", le pregunta el Maestro”.” Sí”, le responde conciso. El mago inicia una perorata en su defensa: "No he hecho nada malo, les he devuelto el pergamino, y estoy seguro de que recordarás que te lo pedí prestado durante unas horas, sí..., para enseñárselo a mi tío enfermo, el profesor Lilo. ¿Recuerdas que te lo pedí prestado?. Imagínate cómo me sentí cuando volví a la charca y vi que ya no estabas. Busqué por todas partes. ¡Wuai Chang, Wuai Chang!. Entonces me quedé en la charca, suspirando". "¡Está mintiendo!", dice uno de sus captores, "le sorprendimos intentando venderlo a un comerciante de objetos robados".

“¿Cuál será su castigo, Maestro? ¿Le flagelarán?”, pregunta el niño. "Puede, y luego tal vez sea decapitado". "¿Decapitado?", exclama el mago. "¿Tsang Tsu el mago, por pedir un pergamino prestado?. Por favor Wuai Chang, amigo y compañero de caminos, diles que sólo te lo pedí prestado. Por favor, hazlo, me debes la vida, salvé tu vida y salvé el pergamino, diles  eso." "¿Es eso cierto?", pregunta el Maestro. “Es cierto”, le contesta el niño. "¿Lo ve, lo ve?", exclama el mago. "Arriesgué mi vida para salvar la suya." "Lo que haya hecho antes no tiene importancia", dice uno de los captores. Luego se dirige al niño: "¿Es cierto o no es cierto que te pidió el pergamino prestado?. Sólo debes decir la verdad. ¿Fue un préstamo o sólo quiso robarte el pergamino?". El niño guarda silencio. "Esperamos tu respuesta".

Como no dice nada, uno de los hombres pregunta: "¿Quiere el Maestro interceder para salvar la vida de este ladrón?". "¿Qué debo responder?", pregunta el Maestro al niño. “Perdone su vida”, le responde. "¿Porque tú le debes la tuya?", insiste el Maestro. “Perdone su vida, y... tome la mía”, dice al fin Wuai Chang anhelante. El Maestro entonces se dirige a los hombres: "Se lo ruego, perdonen su vida".

El mago se marcha entonces a buen paso, haciendo reverencias a cada paso, en señal de agradecimiento. El Maestro se aleja del niño, silencioso, golpeteando con su bastón de ciego en el suelo. “Maestro”, le llama el niño. "¿Si?", le contesta. “¿Cuándo vendrán a por mí?”, pregunta Wuai Chang preocupado. "Nada más te será arrebatado", le dice. “Pero, venerable señor, no he perdido nada”, apunta. "¿Es que no te has dado cuenta?”, le dice el Maestro consternado. "Hemos recuperado el pergamino”, le dice el niño. "Pero ¿y tu inocencia, pequeño saltamontes? ¿Cómo recuperarás eso?". Y entonces se aleja, dejando al niño solo, sumido en sus pensamientos. La imagen apenas entrevelada de una mariposa posada sobre el tallo de una planta surge de repente y se superpone a la del niño, para luego desaparecer tan de prisa como ha surgido.

martes, 21 de agosto de 2012

Cita a ciegas


Cada vez confío menos en que el sistema de eDarling al que me apunté vaya a traer el amor a mi vida, como reza su publicidad. Hubo una persona que me interesó a mediados del mes pasado, y él también pareció interesarse mucho por mí. Enseguida me pidió el teléfono, y me gustó que fuera tan directo, pero yo estaba de vacaciones fuera de Madrid y hubo que esperar. Cuando llegó el momento de quedar, a él le tocaba estar con sus hijos, puesto que también está divorciado, y ya la cosa se había enfriado. Me llamó una noche y me pareció una persona muy agradable, pero la cosa no fue a más. Quizá porque llevaba poco tiempo separado y aún no tenía las cosas muy claras, quizá porque muchos son los que se montan la película de rehacer su vida y cuando llega la hora de la verdad se acobardan, el caso es que me pareció un hombre muy atractivo en la foto de su perfil y muy cercano hablando con él. Una lástima que la cosa no prosperara.

Sin embargo al poco surgió la oportunidad de salir con otra persona. Era mi 1ª cita desde el año 93, cuando empecé a salir con mi ex marido. Se dice pronto (qué lástima por favor). Él superó mis expectativas, porque en eDarling la mayoría de la oferta masculina que hay es bastante deprimente, encuentras de todo, desde el señor que aparece besando a la vaca que tiene en el establo hasta el que se le puede ver a bordo de un gran velero surcando los mares.

Este con el que quedé era de estos últimos. Una persona muy educada, muy sibarita, vestido con camisa de Ralph Lauren y pantalón de sport estiloso, con un buen trabajo que le permitía llevar un tren de vida alto, inteligente (no dijo ninguna tontería en las algo más de 3 horas que pasamos juntos, que es bastante más de lo que puedo decir de la mayoría de hombres que conozco), pero no me pareció todo lo cercano que hubiese querido. Hablaba mucho de dinero, de posesiones, y demasiado de su ex mujer, a la que a pesar de reprochar algunas cosas aún se ve que seguía queriendo. Muy poco tacto por su parte, la verdad. En ese sentido no me pareció que fuera desenvuelto, que supiera estar, a pesar de haber salido ya con otras personas. En mi caso sí era la 1ª vez que salía con alguien desde mi divorcio, yo estaba más verde en ese sentido.

Nada que objetar salvo que no era mi tipo. Ni físicamente, porque sus ropas de marca no conseguían tapar un cuerpo como yo llamo de los de faquir (piel sobre huesos), ni emocionalmente, pues a mí me va más una persona sencilla, natural, cercana, dulce, sin aires de grandeza, generosa en sentimientos. Este hombre estaría escaldado por experiencias anteriores y no terminaba de confiarse, pero esa no es la actitud cuando entras a formar parte de un engranaje como el de eDarling.

De todas formas, esto de las citas a ciegas (que no son tan a ciegas porque sabemos algunos aspectos de la otra persona con antelación, y también su apariencia), no creo que sean para mí. Donde esté el poder conocer a alguien en tu ambiente habitual, tratarlo poco a poco, sin intenciones planificadas, y dejando que surja lo que sea, es lo mejor. Aunque nunca se sabe dónde puede uno encontrar lo que busca.

Me sorprendo a mí misma al comprobar cómo he cambiado en los últimos años. Jamás pensé verme en lides como ésta, nunca me creí capaz. Yo no sé ligar, no sé cómo se hace eso, soy muy torpe.Y sin embargo ahí estoy, contándole mi vida un poco por encima a un desconocido y haciendo él lo propio conmigo. Pero si esto va a ser así siempre resulta muy aburrido: ni yo tengo ganas de oir muchas historias ajenas, porque los divorciados pocas cosas buenas podemos contar de nuestro pasado amoroso, ni me apetece estar repitiendo mi historia una y otra vez, que hasta yo misma me canso de escucharme siempre decir lo mismo. Mi hermana me dice, con mucha sorna, que escriba un resumen de mi vida (un manifiesto lo llama ella), se lo enseñe al susodicho para que lo lea, y cuando termine le diga: “Turno de preguntas. ¿Tienes algo que decir?”. Jajajaja, estaría bueno.

No hay romanticismo en este tipo de citas, no existe la espontaneidad, y la ilusión es relativa. Que un programa informático te sugiera parejas que coincidan lo más posible con tus gustos y pensamientos es lo más frío que pueda uno encontrar en el amor. Además a estas dos personas las vi en un apartado que han creado hace poco en eDarling, donde te sugieren gente que no coincide enteramente con los parámetros que has señalado, pero que quizá también te puedan interesar. Ninguno de los dos tenía formación universitaria, ni la estatura que a mí me gusta en un hombre, ni la edad (aunque sólo por poco). Quizá no hay que ser tan estrictos con estas cosas, pero bueno, ya que se puede elegir como si fuera un catálogo, como cuando vas a una tienda a comprar unos zapatos, quieres los que tengan mejor apariencia según tus gustos, los que resulten más cómodos cuando te los pongas, los que tengan buena calidad para que duren lo más posible.

La persona con la que quedé me comentaba, hablando de sus salidas nocturnas con sus amigos en busca de alguien interesante al que mereciera la pena conocer, la cantidad de personas que están solas. Vivimos en un mundo donde el amor es un sentimiento cada vez más enaltecido, y a la vez también más escarnecido con la pandemia de divorcios y separaciones que no deja de crecer.

Creo que al final eDarling es un medio como otro cualquiera para conocer gente y, quién sabe, llegar a algo más que una amistad. No sé si en mi caso surtirá efecto pero bueno, las cosas no suceden si no se hace lo posible para que tengan lugar.


 
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