martes, 30 de junio de 2015

Kate Winslet: una belleza natural

 
Creíble, entregada y sobresaliente, así es la mejor intérprete de su generación. Una estrella con los pies en la tierra, más preocupada por su familia que por su fama.
Winslet, que empezó su carrera a los 17 años con una interpretación sobresaliente en Criaturas celestiales, de Peter Jackson, lleva sometida al escrutinio mediático desde los 19, cuando logró su 1ª nominación a un Oscar por Sentido y sensibilidad. A los 22, esa presión se multiplicó hasta el infinito cuando el hundimiento cinematográfico del Titanic la convirtió en megaestrella de la noche a la mañana. Dieciocho años después de la película, Leonardo di Caprio y ella siguen siendo buenos amigos. La misma amistad que le une a Guy Pierce, su coprotagonista en la serie de la HBO Mildred Pierce; o a Alan Rickman, con quien se casó ficticiamente al final de Sentido y sensibilidad y a cuyas órdenes ha rodado A liltle chaos.
“Para mí la belleza es una actitud”, sentencia. Y lo lleva a su terreno día a día. A punto de cumplir los 40, Winslet (sin duda, la mejor actriz británica de su generación) lo tiene superado casi todo en esta vida. Desde que la prensa se meta con sus curvas hasta que pongan el grito en el cielo porque haya llamado ‘bear’ (oso, en inglés) a su último retoño. Ella hace caso omiso, se pone el mundo por montera y disfruta de todas las elecciones que ha hecho en su vida. Y de lo afortunada que se siente por vivir en la costa de Cornwall, en Inglaterra, muy alejada de los focos de Hollywood.
Winslet se ha casado tres veces: con el asistente de dirección Jim Threapleton, con el director de cine Sam Mendes y, hace apenas tres años, con el sobrino del millonario Charles Branson, que responde al curioso nombre de Ned Rockandroll. La suya es una de esas historias de amor que Kate podría haber protagonizado en una película.
Se conocieron en la isla privada que Branson tiene en el Caribe, Necker Island, a donde Kate acudió a pasar unos días de vacaciones en 2011 con su novio de entonces, el modelo Louis Dowler. Pero el huracán Irene se cruzó en sus vidas, incendió la mansión en mitad de la noche y dejó claro que Kate tiene madera de heroína porque tuvo la calma y la sangre fría de poner a salvo a sus hijos y, de paso, a la nonagenaria madre de Branson.
La hazaña le valió el agradecimiento público del dueño de Virgin y el amor incondicional de su sobrino, con quien ha formado su último hogar. Uno en el que ella misma cocina para los amigos que inundan sus rincones y en el que se encarga personalmente de vaciar el lavavajillas. Porque si de algo se siente orgullosa Winslet es de la normalidad de su vida: ni entrenadores ni gurús de las dietas, lo suyo es caminar por las colinas, hacer yoga y llevar a sus hijos al colegio. Ellos son lo más importante de su existencia.
Se ha tomado un año sabático para ver crecer al pequeño y siempre se ha llevado a Mia (13 años, de su primer marido), y a Joe (11 años, su hijo con Sam Mendes) a todas partes con ella. Y es precisamente ahora que encarna a la mala malísima de una trilogía de historias para adolescentes, cuando sus hijos empiezan a fijarse en las cosas que hace su madre.
“A Joe le sorprendió muchísimo saber que estoy en el Libro Guinness de los récords”, contaba divertida en una entrevista reciente. Su inclusión se debe a que, a los 31 años, era la mujer más joven en recibir cinco nominaciones a los Oscar. Nadie lo ha superado hasta ahora.
Su audacia interpretativa, sus elecciones poco convencionales y la intensidad con la que aborda cada papel deja a todos con la boca abierta. Y aunque todas sus actuaciones son notables, si le preguntas a ella, te dirá que tiene tres personajes favoritos: Juliet, de Criaturas celestiales; Rose, de Titanic; y Clmentine, de Olvídate de mí. “Me atraen los papeles originales. Pero el mayor desafío, y lo más divertido de todo, es pasar de uno a otro completamente diferente”, concluye.
(Kate al natural, reportaje publicado en la revista Mujer Hoy de 21/2/15)



lunes, 29 de junio de 2015

El balcón en invierno

 
Luis Landero era un autor al que nunca había leído hasta que vi el último libro que ha publicado en la revista del Círculo de Lectores, en lote con otro libro que era el que más me interesaba. Y así, sin proponérmelo, he descubierto una escritura cautivadora como pocas y unas resonancias sentimentales que me son muy afines.
En El balcón en invierno, título que me parece cálido y evocador, uno de los primeros temas que aborda es el de la nostalgia. “A veces siento una nostalgia llena de hondos pesares. Es nostalgia y pesar de la juventud, de la belleza, de la acción, de todo cuanto sucumbió al tiempo, pero también de lo que no llegó a vivirse, de los alegres decires nunca dichos, de las correrías nunca emprendidas, de los amigos que no tuve, del amor apenas entrevisto, de la vida dilapidada en vano, y de lo breve e ilusorio de los ahoras, de los mañanas y de los entonces, y de todo este pobre negocio de años y de afanes de que está hecha la vida”.
Nos habla de un primo suyo, algunos años mayor que él, que fue una especie de maestro, alguien al que quiso y admiró mucho. Le describe durante una incursión por el bosque. “(…) el modo de preparar y lanzar la tarraya en los vados y torrenteras, de recogerla, de mirar alarmado alrededor y levantar la mano imponiendo silencio para mejor descifrar los signos de la naturaleza, el temblor de las hojas, los dibujos que hacía el viento en el agua, el paso de las nubes (…)”.
Describe con enorme autenticidad la forma como llegamos a experimentar los momentos difíciles de la vida, y la huella que nos dejan. “Como en todas las vidas, en la mía ha habidos unos cuantos momentos esenciales, deslumbrantes de lo reveladores, que te sacan del alma las verdades más hondas y escondidas, y que de pronto te dicen más de ti mismo y del mundo que todos los libros y la sabiduría de los maestros, y que ya se quedan en la memoria para siempre, haciéndose fuertes en ella contra todo tipo de asaltos de la inteligencia, de razonamientos y remedios, y señoreando en el pasado a su capricho y a su arbitrio, indestructibles, crueles, sordos a toda súplica”.
Se queja de lo difícil que es la concentración cada vez que quiere ponerse a escribir, y todo lo que describe es exactamente lo que nos sucede a los que escribimos. “A veces creía estar a punto de tener una intuición maravillosa o de sentir la inminencia de una tarea capaz de apasionarme, pero bastaba un rumor en el piso de arriba, el grito lejano de un niño, el vago insinuarse de otro pensamiento, para que se me borrara de la memoria lo que tanto prometía, y la distracción se consumase en olvido. A todos nos ocurre, y esas súbitas trascendencias vencidas por una minucia definen bien nuestra cómica condición humana”.
El autor tiene costumbre de subrayar los pasajes que más le han gustado en los libros que lee, como hago yo desde que tengo memoria. De vez en cuando le da un repaso a su biblioteca, y las preguntas que él se hace me las he hecho yo más de una vez. “(...) y buscar en mis libros fragmentos subrayados o anotados, lo cual equivale en efecto a hacer un viaje sentimental por mi pasado imaginario, por mi memoria de lector. En muchos libros encuentro líneas o párrafos resaltados a lápiz (…) ¿Por qué quise destacar esa frase, esa escena, atesorarlas con tanto fervor, defenderlas contra el olvido, dejar allí constancia de mis desvelos de lector? No lo sé (…) En los libros leídos está la sombra, el rastro de lo que fuimos, los diversos bocetos de nuestro aprendizaje estético y de nuestra evolución vital, los vestigios de ciertos afanes que un día nos conmovieron y que luego, tras ser devastados por el tiempo, con los materiales de sus ruinas construimos nuestro modo de ser y de sentir, y lo más valioso y secreto de nuestro bagaje cultural”.
Nos habla de su aprendizaje en la escuela, de aquello que más le llamaba la atención en su descubrimiento de lo literario. “(…) me enamoraba de palabras especulativas, de términos cuya potencia metafórica abrían de golpe un filón nuevo de conocimiento, el regalo maravilloso, imprevisto, de la lucidez”.
Landero salpimenta de humor muchas partes de su relato, un humor entre inocentón y pícaro que busca la aquiescencia del lector y su complicidad. Es muy curiosa la descripción que hace del campo, el lugar donde pasó su niñez y parte de su juventud. “(…) en el campo las noticias se difunden con mucha rapidez (…) Si se produce alguna novedad, el grillo y el pájaro carpintero la transmiten por telégrafo a un viejo búho, que tiene su casa y su oficina en un olivo, y que con un parpadeo que le coge toda la cara se da por avisado”.
Echa de menos el cuidado de las mujeres que poblaron su infancia, y como yo, el de los mayores que velaban por nosotros. “(…) las mujeres del corro levantaban los ojos de la costura o de la conversación y me miraban un instante y me veían allí, secándome la boca con la manga, todavía con la respiración agitada, representando ante ellas el papel de niño grande, de niño atareado, de niño camino de ser hombre, y ellas acaso sonreían un instante, solo un instante, y eso era suficiente para que yo, no sé cómo, no sé por qué, no sé de dónde, fuese feliz. El seguro refugio de las mujeres, la felicidad sin ton ni son”.
Escritor tardío, pues es profesor universitario de Literatura y licenciado en Filología Hispánica, empezó a publicar con gran éxito desde el primer momento, y descubrió en la escritura su verdadera vocación, para nuestro regocijo.
 
 


viernes, 26 de junio de 2015

Ricardo Urgell y Pachá (y II)

 
Ricardo nos enseña una gran piscina turquesa de esas que por uno de los lados se confunde con el infinito del mar. Es su rincón favorito. Desde allí puede contemplar todo Formentera e Ibiza. Confiesa que sólo ha disfrutado la casa 3 días seguidos en 12 años, por la cantidad de trabajo que tiene. María dice que no lo puede remediar, que él es así, y que si se quedara con ella en lugar de trabajar, que es lo que realmente le gusta, la volvería loca. Ricardo dice que cuando ella se harta de todo dice: "¡Me voy a Formentera!". María cree que tendría que dar más cabida al disfrute, pero que nunca va a conseguir hacerlo cambiar, está resignada. Él afirma que la tiene bastante abandonada por culpa del trabajo, y ella opina que los dos son muy diferentes. "Por eso tal vez nos complementamos. Él es más terrenal, yo soy más espiritual..."
Ricardo, mientras se da un chapuzón en la maravillosa piscina, de pie recostado sobre el lado que cae al precipicio y se confunde con el mar, dice que cuando el trabajo es un placer no es un trabajo, y que él sólo ha buscado el éxito como satisfacción personal, no el aplauso. María piensa que si siguen juntos es porque hay mucho amor, "pero el amor que viene desde el niño interior, el de él y el mío".
Se ve a Ricardo en las oficinas del Pachá de Ibiza. Sentado en su despacho saca una tablet donde lee que tiene una reunión de socios. Llega su secretaria, una chica joven que viste muy informal. Abre su agenda y le dice que apunte algunas reuniones más en su tablet. El empresario comenta guasón: "¡Cuánto hay que hacer para que vengan a bailar!. Antes tenía una agenda y no había nada más, ni teléfono. Abrías la agenda, leías lo que había (poco) y te ibas a la playa. Ahora tengo que estar aquí hasta las 8 de la tarde, osea que imagínate tú el progreso".
Ricardo contempla una gran foto panorámica en blanco y negro que hay en su despacho. "Yo llegué a Ibiza en el año 68 como turista. Estaba virgen total, estaba así", señala la foto "y esto era una maravilla, esto era un cuento de hadas". Cuenta que había un proyecto muy bonito, que era como una ría que daba toda la vuelta a Ibiza y varios canales que confluían en ella. "Acabó en el petardo este que hay ahora. El turismo en todo el país se ha hecho bastante mal. No hay criterio, no hay cultura, y por lo tanto se hace todo bastante mal".
Pino Sagliocco, promotor internacional de conciertos, dice que Ibiza nace porque echan a la gente joven de los clubes en Londres, el gobierno inglés decide cerrar las discotecas de la ciudad para deshacerse de los drogadictos, y encuentran en Ibiza el paraíso. En aquel entonces la gente hacía un recorrido por varias discotecas: Ku era más de masa, y Amnesia era más cool. En los 90 Pachá se convirtió en el nuevo referente, dando a conocer a los nuevos artistas emergentes, los DJ's. Fue una explosión: lo que antes facturabas en un año ahora lo podías facturar en una noche.
El DJ David Guetta, que llegó a la isla a principios de los 90 especializado en house, venía de París, donde creía que tenían las mejores discotecas del mundo. En Ibiza se dio cuenta de que no. La 1ª vez que vio una valla publicitaria con el rostro de un DJ se quedó muy impactado.
Ricardo, de nuevo con sus amigos en su barco, afirma que gasta 2 mil millones de las antiguas pesetas en DJ's, más de 12 millones de euros por temporada. "Qué absurdo ¿no?. Estamos en un mundo de locos..."
De nuevo en su despacho del Pachá de Ibiza, nos enseña un amplificador de 300 vatios de los que se usaban antes. "Con esto se bailaba fenomenal. Y ahora necesitan 80 mil vatios. Menuda diferencia".
David Guetta dice que le gusta hacer feliz a la gente, y eso le hace feliz a él. Se ve a Aoki, un DJ japonés, dando tartazos al público y repartiendo champán. "Cuando te sientes uno de ellos todos somos uno. Eso es una fiesta", afirma Guetta. Francisco Ferrer dice que cuando llega David Guetta "la gente es como si vieran a un dios, ves 3.000 móviles que están grabando el momento en que él entra en la cabina". Según Miguel Bosé "una sesión de DJ es mucho más que una canción, porque te levanta, te suspende, te mantiene, te recupera, te reconstruye...¡te estalla...!".
Carlos Martorell es más tajante, al decir que "es una música que está pensada para subir el colocón de las drogas de diseño".  Ricardo, viendo un video de una de las sesiones, con la gente saltando y levantando los brazos, dice que no saben bailar, sólo saben hacer aspavientos. "En mi época había más swing, había más estética. Ahora parece una manada de gente que está viendo un partido de fútbol".
Su hijo mayor cree que es difícil que un hombre de 76 años pueda entender cómo se hacen las cosas ahora, y que por eso se frustra. Ricardo enseña una foto en la que aparecen sus 2 hijos y su hija. Ella es la que va a llevar lo de Pachá porque a ellos no les gustan nada las discotecas. Hugo, el mayor, se encarga de la ropa. Panchi, el 2º, de las franquicias, e Iria la discoteca Lío.
De los 3 el de en medio, Panchi, es el más rebelde, el más contestatario. Le reprocha a su padre el que le haya dedicado más tiempo a su trabajo que a sus hijos. "Yo llamo a mi padre Ricardo porque la mayor parte de las veces que trato con él es de trabajo. Siempre le digo 'es tu hijo predilecto Pachá'. Lo ama". Ricardo reconoce que no ha sido todo lo buen padre que hubiera querido ser, y se arrepiente bastante por ello. Cada día tenía que estar en una discoteca diferente, y sus hijos no lo veían. Panchi sigue con su alegato: "Estoy deseando que deje de trabajar por muchos motivos, principalmente por él para que descanse y disfrute de todo lo que ha luchado durante su vida, y por otra parte porque a nosotros también se nos pasa el tiempo, nosotros también queremos hacer cosas".
Ricardo confiesa que no tiene tanto dinero como la gente cree, porque ha montado un hotel por todo lo alto y ha invertido casi todo lo que tenía en él. Es el Pachá Ibiza Resort al que antes aludía, con esa enorme piscina, y unos interiores modernos, blancos, limpios, amplios, con detalles de hierro forjado en los techos, muy ibicenco, puesto con mucho gusto. Según Hugo fue una inversión de 18 millones de euros, la adquisición y reforma de un complejo que ya existía. Ricardo se queja de que no les dejan hacer "chumba chumba" porque lo hace la competencia y no está permitido. Salen unas imágenes de jóvenes bailando en la playa. Él lo llama competencia desleal e ilegal, porque los hay que tienen el favor de las autoridades, los que tienen el poder.
Panchi afirma que en los últimos 4 o 5 años el grupo Pachá ha crecido a un ritmo vertiginoso. "Conseguir estar en la cresta de la ola durante prácticamente 5 décadas es muy difícil".
El diseñador Custo opina que Ricardo ha sido un visionario y que gran parte de lo que es la isla actualmente se lo deben a él. María, su mujer, dice que "tiene una grandísima creatividad y originalidad, siempre se reinventa. El Lío es el broche de oro a su carrera".
Ricardo dice que para hacer Lío adquirió una discoteca,en el puerto de Ibiza, al mismo borde del mar, y lo convirtió en cabaret. Cree que hay un resurgir de este género, después de mucho tiempo en declive. Iria, su hija y administradora del local, cuenta que cada año hay un nuevo concepto temático y que este año va a ser el cine. Los cantantes se internan por entre las mesas mientras los clientes están cenando y les cogen las manos, se dirigen a ellos, les hacen participar. Hay una gran pasarela donde se realizan las actuaciones musicales.  Un día llegó un árabe y la cuenta de su cena ascendió a 102.000 €, y como le encantó el trato recibido y el espectáculo redondeó a 200.000 €.
Cada temporada se renueva el servicio que atiende Lío. Los camareros deben tener un buen nivel de inglés, entender de vinos y bebidas alcohólicas. No porque sean altos y guapos van a conseguir el empleo. Los cocineros deben tener una buena preparación. Cada 40 minutos todos ellos hacen pequeñas coreografías de 30 segundos, entre las mesas de los comensales, a las que muchos de estos se unen.
Ricardo, de nuevo en su despacho de Pachá Ibiza, nos enseña un trofeo que le dieron hace 8 años, por el que premiaban al Pachá de Nueva York como uno de los mejores clubs del mundo. En un mapamundi que tiene en una pared se ven todos los sitios en los que hay un Pachá. Asia y Oceanía son los únicos continentes donde todavía no existen. De todos ellos su preferido es el de Cuba, "pero a mí si me quieres encontrar me encontrarás en las Pitiusas, en Ibiza y Formentera".
Mientras navega en su barco con sus amigos va atardeciendo. Es un atardecer rosa en medio del mar, surcando las aguas entre unas islas y otras. Ricardo, acompañado por 2 de ellos, dice que han vivido aventuras extraordinarias, y cuando todo acabe señala al mar y dice que quiere que sea allí donde todo se esfume. Los amigos le abrazan.  

Se ve una imagen de Ricardo, a lo lejos, sentado en la proa del barco mientras navega, en la que su figura saludando con ambos brazos alzados se recorta oscura contra el mar y el cielo rosado del ocaso. Parece que se despide y al mismo tiempo nos invita a ir por allí. Sin duda nos estará esperando.
 


jueves, 25 de junio de 2015

Ricardo Urgell y Pachá (I)

 
Ricardo Urgell sale por la mañana de su casa, muy bronceado, con unas bermudas y una camiseta de manga corta. Vive en un gran chalet de 2 plantas en medio de una selvática vegetación en la isla de Ibiza. Es un pequeño paraíso. Abre la verja donde tiene gallinas, y les da de comer. "Yo a la vida le pido vida... y que dure un poquito más. Si se pudiera comprar el tiempo..." Tiene el pelo abundante y completamente blanco, algo rizado sobre la frente. Se diría que es un hombre que lleva la vejez con absoluta naturalidad.
Ya con camisa y pantalón largo de sport, se dirige a una de sus discotecas Pachá. Es por la mañana y una pareja de bailarines ensaya sobre una pasarela, con el puerto de Ibiza de fondo. Saluda a amigos que se va encontrando: conoce a todo el mundo. Mientras el director artístico de Pachá habla sobre él, Ricardo afirma que él es el discotequero más viejo del mundo.
Varios conocidos y uno de sus hijos dicen que es un empresario que da de comer a mucha gente, que es un negociador duro y que no le gusta delegar, es buena persona, nunca ha pisado a nadie y es un amigo divertido. María, su mujer, dice que le mira a los ojos y sigue viendo al niño que ha sido siempre, la vida no le ha quitado ilusión ni energía.
Sentado junto a la gran piscina de un maravilloso color azul de su complejo hotelero Pachá, dice que conserva una apariencia joven porque ha vivido rodeado de juventud, de sofisticación, de espectáculo, de noche de fiesta perpetua. Jose Mª Fábregas, un psiquiatra amigo suyo, cree que es una paradoja que alguien que no le gusta la música, las drogas y que tiene una limitada capacidad para las relaciones públicas haya conseguido lo que ha conseguido él.
Con un bañador azul con grandes flores blancas y un sombrero panamá blanco, sube a su barco, donde le esperan algunos de sus amigos para tomar una copa y picar algo. A todos los abraza y palmea las espaldas. El barco se llama El baile. Descorcha una botella de vino blanco y brindan. Uno de los amigos, con vestimenta y sombrero excéntricos, le dice que a él el mar le apacigua. Ricardo lo corrobora: en alta mar no hay problemas, sólo evasión. "Cuesta desprenderse de las preocupaciones, le estás dándole al coco, pero al final el viento se lo lleva". A los mandos del timón, se le ve disfrutar y, en un momento dado, se tira por la borda para darse un chapuzón.
Cuenta que su abuelo era pintor de éxito. Uno de sus amigos, durante la navegación, le recuerda que él es un arquitecto frustrado. Fábregas piensa que en cierta forma sí lo ha sido, pues ha diseñado espacios y los ha dotado de música, de ambientes. Sus viviendas, sus espacios, son muy personales.
Volvemos a su casa, blanca con vigas de madera en los techos. Nos enseña fotos en blanco y negro de su madre con él cuando era pequeño. Dice que era muy guapa. En otra foto se ve a su padre ya mayor, calvo y con muchas arrugas, y dice que siempre pensó que se quedaría calvo como él, pero no. Su padre era un ingeniero que fabricaba motos, y que siempre supo que su hijo no seguiría sus pasos. "A mí me gusta más el 'flower power'", dice.
Se ven unas imágenes de Ricardo a principios de los 60 haciendo esquí acuático en Sitges, muy joven y atractivo, con el pelo muy negro. "Yo comencé siendo profesor de esquí. Era lo que se dice un 'beach boy'. Con 18 años se ligaba mucho. La Costa Brava era la zona de fiestas, lo que es ahora Ibiza." Recuerda que entró allí en una discoteca que se llamaba Tiffany's y que pensó que algún día tendría un sitio así.
Carlos Martorell, relaciones públicas de la cadena Pachá, nos enseña el 1º que se fundó, en Sitges. Por fuera es como un gran caserón encalado, en una zona muy tranquila. Por dentro conserva unas estalactitas de hierro con focos de colores que caen del techo y que le dieron un aire muy original en su momento. Las paredes son grandes piedras, muy al gusto de Ricardo, que le encanta dar a sus ambientes un toque de vieja casa campesina.
El empresario recuerda que era una masía catalana abandonada, y que se remodeló con millón y medio de pesetas. Él tenía 28 años. Su hijo mayor cuenta que no tenían dinero para poner aire acondicionado, y entonces regaban el techo para que bajara un poco la temperatura. Un tío suyo se encargaba de las luces, de la música, y su madre venía y se ponía a coser cojines rotos. Todo era muy casero. 
Ricardo dice que ellos mismos hacían los pósters, y que las relaciones públicas se hacían en la playa. Ahora tiene gente para cada cosa, pero entonces lo hacían todo ellos mismos. Al principio no sabía qué nombre ponerle, todo el mundo sugería cosas, pero su mujer le dijo: "Ponle Pachá que vivirás como un pachá". Lo inauguró en 1967 y el primer día (prodigiosa memoria) hizo 34.300 pesetas.
En el barco (siguen navegando) uno de los amigos, Toni Riera, que es fotógrafo, cuenta que Ricardo le dio trabajo de friegaplatos y que se ligaba un montón. "Aquí no nos comíamos una rosca, teníamos que recurrir a las extranjeras. Las chicas del grupo se enfadaban muchísimo porque ellas no ligaban, ellas esperaban el matrimonio".
Gay Mercader, que fue el primer promotor musical en España, dice que se disfrutaba realmente la música, que era un placer escucharla y bailarla. Tenían 3 platos y en uno metían un disco de música clásica que empalmaba con los otros, que eran de rock. "Era brutal" cuenta. En aquella época, 1968, él vivía en una habitación con Piti Urgell, el hermano de Ricardo, "pero no me acuerdo mucho porque yo en aquel entonces tomaba mucho LSD".
Salen una imágenes preciosas de Ibiza, de la playa, arena fina, mar azul, y de campos verdes llenos de amapolas, techos de cáñamo de las masías, y payesas mayores vestidas con los trajes típicos.
Ricardo enseña el casco de moto dedicado que su amigo el motorista Ángel Nieto le regaló, y al que recibe en su casa. Se conocen desde hace muchos años y han pasado muchas juergas juntos. Charlan mientras comen. "El sitio donde mejor podías relajarte después de correr en el circuito era curiosamente Ibiza. Ibiza no es sólo la noche", afirma Ángel Nieto, a lo que Ricardo asiente con fuerza. "¿Con qué época te quedas?", le pregunta Nieto, a lo que Ricardo contesta que con aquella, la de antes.
Ya en casa solo Ricardo cuenta que cuando llegó a Ibiza había muy poca gente, sólo un montón de hippies a los que él llamaba "vividores", mucho 'haz el amor y no la guerra' y a vivir. Piensa que es lo mejor, lo que tendría que ser en general.
Carlos Martorell, el relaciones públicas al que antes mencionamos, cuenta que los hippies provenían de la Berkeley University, gente de buenas familias, educada, que quería hacer una contracultura. "La gente piensa que un hippy es un tío que no se ducha, con una barba, tirado por el suelo con un porro y una guitarra. No, esto es la degeneración del hippismo".
El empresario Mimmo Ferretti cree que eran ganas de libertad que no existía, algo totalmente nuevo. Se ven unas imágenes de una chica desnuda corriendo por la playa y metiéndose de cabeza en el mar. "La magia era que no había clases sociales, éramos todos iguales, aparte que vestíamos todos de la misma forma, y nadie te preguntaba a qué te dedicabas".
"Antes la gente tenía identidad, y las mujeres guapas tenían identidad. Ahora vas a Ibiza y hay 25.000. Antes ibas y había 34 , pero con identidad".
Mimmo dice que "aunque no fueran las más guapas lo parecían, por cómo eran, por cómo se proponían. Eran naturales, tenían un pareo, eran frescas, muy frescas..."
Martorell cuenta que era el amor libre que habían traído los americanos. En aquella época salías y te podías acostar con 4 personas a la vez, y no lo callabas sino que incluso presumías. Si no hacías ese tipo de cosas te consideraban como monjil.
"Aparecía una chica joven y guapa y decías bueno, si no la pillo ahora ya la pillaré después. Tampoco se iba a casar. Era una vida de desmadre, la verdad".
Según Mimmo algunas se quedaban embarazadas del 1º que pasaba, te cambiaba la vida, eran accidentes del recorrido. También había pequeñas y grandes tragedias  relacionadas con Ibiza.
A Ricardo le decían que cómo iba a montar una discoteca en Ibiza, si estaba lleno de hippies, si había 4 'colgaos'. "La 1ª discoteca que hice era muy pequeña, respeté mucho la imagen de Ibiza. Tenía el aire de una casa payesa ibicenca." Corría el año 1973. Martorell cuenta que pensaban que no tendría éxito porque había que ir a pie por todas partes, no había casi nada asfaltado. Allí se iba en bikini, en chanclas, se pasaba muy bien.
Toni Riera, el fotógrafo, relata que era muy fácil encontrarte a alguien desnudo bailando en la pista. Antes la gente eran los propios actores del espectáculo. Ahora hay que poner reclamos, DJ's famosos, gogos. La cámara llega los camerinos de la discoteca, donde el estilista maquilla y peina a las bailarinas. Estas, muy guapas y con cuerpos espectaculares, se visten y nos enseñan complacidas algunas de las ropas que se van a poner.
Francisco Ferrer, director del Grupo Pachá, dice que contratan a bailarinas que no sólo les guste bailar, porque tienen que transmitir una alegría. Se hacen castings, pero otras veces se reclutan en viajes. A una chica la vió en una barra de Miami, a otra en París, otra era una chica holandesa que estuvo negándose a venir durante 2 años hasta que un día la convenció estando de vacaciones en una playa de Brasil.
Ricardo habla de cuando montó el Pachá de Madrid en 1980. Dice que Studio 54 no tenía nada que envidiarle. Un catalán triunfando en la capital. "Tengo más amigos de Madrid que de Barcelona" afirma. "Fuí a Nueva York y vi que habían convertido un teatro en discoteca, Studio 54". Martorell dice que "cambió el concepto completamente, se coge un teatro y se utiliza un sistema como de cabaret donde de repente bajaban columnas iluminadas que volvían a subir donde ponían 'está llegando Mick Jagger' o 'está llegando Liza Minelli'. Fue la maravilla de las maravillas".
Pepe Vega, diseñador gráfico, afirma que Ricardo puede ser un payés pero de paleto no tiene nada. Él ha viajado y ha contrastado. En Madrid cogió un gran teatro e hizo lo mismo. Se pasó 17 años yendo y viniendo de Barcelona Madrid y viceversa. El empresario dice que Madrid en los 80 era la ciudad más divertida del mundo. "Aquello reventó ya desde el primer día, ¿por qué? porque Pachá tenía nombre". El 2º día se vió que la gente se colaba. Habían puesto una chica en la puerta que vendía los tickets, pero la gente se lo saltaba. No podías pasar sin pagar al menos que tuvieras una tarjeta de invitación, que muchos falsificaban.
Puso de relaciones públicas a Toni Botas, que llevaba dedicándose a eso casi desde niño. Éste cuenta que el Pachá de Madrid se abría por las tardes los viernes y fines de semana, y que había unas colas de 2.000 personas. Ricardo dice que a su local le llamaban el "Fachá" porque por las tardes iban todas las niñas bien, las hijas de. Pero por las noches fue un sitio muy cosmopolita, al que acudió toda la gente famosa de entonces.
Según el empresario Pepe Barroso, no había habido nunca antes un sitio que albergara a gente tan diferente, "era como el núcleo de todas las tribus". Según Miguel Bosé, acudía la gente más glamourosa, más excéntrica, más rompedora. Según Ricardo iban los niños mal de casa bien. Salen unas imágenes del Pachá madrileño en plena fiesta, con una piscina desmontable en la pista donde la gente se refrescaba y uno vestido de buzo hacía payasadas. Según el actor José Coronado, Pachá era el mejor mercado del sexo que había, del sexo de calidad, sin prejuicios y para todos los gustos. Según Nacho Cano, una de las anécdotas de Pachá es que nunca supo quién pagó las copas. Toni Botas cree que para que una discoteca funcione hay que invitar mucho. La cantante Ana Torroja dice que los 80 fue una época sin prejuicios y donde había una gran creatividad. Coronado afirma que fue la época ideal para los que tuvieran 20-30 años.
Ángel Nieto le comenta a Ricardo que ahora a Madrid le tiene manía. "Sí, claro, porque me la jugaron. Hay una parte gilipollas de Madrid que no la aguanto". Se refiere a cuando le cerraron Pachá por una orden del Ayuntamiento, alegando que vendía alcohol a menores, cosa que según Ricardo sólo pasó en un caso aislado. Según Toni Botas la gente decía que había alguien en el Ayuntamiento que quería favorecer a la Joy Eslava, su rival. Ricardo dice que lo vendió en 1985, "con mucha pena, pero ya había pasado el ciclo".
Volvemos a Ibiza, donde Ricardo conduce una lancha por el puerto, y comenta que tiene embarcaciones de todos los tamaños: "Vivimos en una isla, y lo más importante es el mar". Navega a gran velocidad, disfrutando de un día espléndido, y cuando pasa por una determinada zona dice que son Los Freus, donde tiene enterrados a sus seres queridos y donde él tiene también 'plaza'. "Es mar abierto y da gusto poderse bañar por los siglos de los siglos".
Camino de Formentera, su forma de escapar del trabajo, pasan junto a un barco de fiesta que lleva el símbolo de Pachá en una de las velas. Ya en la isla va en coche por una zona de pinos. "Ibiza sin Formentera estaría coja. Pitiusas quiere decir 'la isla de los pinos'". Va camino de su casa, donde le espera María, su 2ª mujer. Cuenta que conoce a Ricardo desde 1987. La 1ª vez que lo vió le impresionó su fuerza. 15 años después surgió la chispa, y con la excusa de buscar una casa en Formentera consiguió 'llevarla al huerto'.
                                                                                                                                                  (.../..)
 


martes, 23 de junio de 2015

Un poco de todo

 

 
- Se nos fue la primavera, que este año ha sido larga e intensa como pocas. Y cuando digo intensa me refiero a las inundaciones y al granizo del tamaño de pelotas de golf que han asolado algunas zonas de nuestro país. Acostumbrados a pasar directamente del invierno al verano, en esta ocasión hemos disfrutado de un largo periodo que para mi gusto debería durar más que otras estaciones, por lo agradable que es: brisa fresca, cielo azul, sol que no quema. Esa estación intermedia en la que no hace ni frío ni calor es mi preferida.  
 
Y dónde mejor puede disfrutarse que en zonas donde hay campo. Por eso me gusta mucho Boadilla, la zona donde vive una de mis amigas, porque el casco urbano está rodeado de Naturaleza. Ella se pasea por montes, praderas y bosques en cuanto el buen tiempo lo permite. A mí también me gustaría vivir en un lugar así, porque los parques  de la capital no son suficientes, no se pueden comparar al campo. Ahí sí que la primavera se puede gozar en todo su apogeo. 
Madrid Río
- Malditas bicicletas, para quien no sepa llevarlas. Ahora que están tan de moda, lo que es estupendo por muchas razones (ejercicio físico, no contaminación,  nos hace ponernos al nivel de otros países europeos), llevado a ciudades como Madrid no sé hasta qué punto es un acierto. Las cosas funcionan según quién las utilice, y en un sitio como la capital donde hay tantas prisas y tan poca educación, la conducción de bicicletas puede ser algo realmente temerario. No he visto un solo ciclista que respete los semáforos ni las señales. Cuando van por carretera se lo saltan todo, supongo que porque no se consideran a sí mismos vehículos. Pero tampoco por la acera se consideran peatones. Los hay que son muy hábiles sorteando a la gente (admiro esos reflejos), pero creo que a la velocidad que van se arriesgan en exceso y ponen en peligro la integridad de los demás.
 
Lo que hicieron en Madrid Río, permitiendo que los paseantes se mezclen con las bicicletas, patines y patinetes, es un error y un peligro en potencia. En algunos tramos, como los que pasan por mi barrio y zonas cercanas, el espacio que hay es tan estrecho y la velocidad de los que van sobre ruedas tan grande, que por obra de un milagro no se producen un montón de desgracias a diario. Además que no te permite pasear con tranquilidad, hay que ir esquivando a los “deportistas” que avasallan y se creen que todo el territorio les pertenece. Por si fuera poco hay hasta bicicletas de 4 ruedas con asientos y toldillo, y de esas otras para ir tumbado. Parece un circo. 
 
Y otra cosa que no entiendo y me parece también un error es el carril bicicleta que atraviesa la Puerta del Sol. Va en sentido contrario al de los vehículos, pero eso no lo sabe nadie, a no ser que estés acostumbrado a ir con frecuencia por ahí y ya te hayas percatado. Yo hace poco miraba en la dirección en que vienen los coches, esperando que dejaran de pasar para poder cruzar, sin darme cuenta de que también debía mirar en la dirección opuesta porque por allí venían las bicicletas. A poco me arrolla una, menos mal que era un ciclista avezado, de esos que van con el equipo completo como si fueran al Tour de Francia, y supo esquivarme a tiempo.  
 
Para colmo, mucha gente espera a que terminen de pasar los coches de pie en el carril bicicleta y no en la acera, como si por allí no fuera a circular nadie. El otro día vi que lo hacía una mujer que llevaba un cochecito de bebé. Menos mal que pudo cruzar cuando ya estaba a punto de venir un ciclista, del que no se percató en ningún momento. 
 
Las calles de Madrid están saturadas de mobiliario urbano, de vehículos de todas clases y de gente. Habría que despejar un poco todo para permitir que los transeúntes caminen con tranquilidad o se paseen a gusto. Si no hay casi sitio para pasar o hay que ir sorteando obstáculos es como si estuviéramos en un videojuego, y resulta agotador. Estas son las cosas que hacen de una gran ciudad un lugar estresante en el que a veces es difícil vivir.
 

 


lunes, 22 de junio de 2015

También esto pasará

 
Leí una entrevista que le habían hecho a Milena Busquets, ya no recuerdo dónde, en la que hablaba de su recién publicado libro, También esto pasará, y por la forma de contestar a las que preguntas que se le hacían me llamó poderosamente la atención. No por ser hija de una prestigiosa editora hacía de ella alguien especial, si no su actitud, su forma de expresarse y de pensar. Milena es, sin duda, todo menos convencional.
Es cierto lo que dicen las críticas sobre el libro sobre que a nadie dejará indiferente. Breve pero intenso, no tiene reparos a la hora de contar detalles sobre su vida amorosa y sexual, sobre su familia, sus ex parejas, sus hijos, y cualquier pensamiento por íntimo que sea acerca de cualquier cosa de la vida. Se podría llamar desfachatez a su manera de decir lo que le pasa por la cabeza, o simplemente cruda sinceridad. Hay una belleza descarnada en sus palabras, una tímida dulzura, un aparente desenfado que encubre zozobras sin fin, un no importarle todo nada cuando en el fondo le importa todo mucho. El qué dirán parece que sí que le tiene sin cuidado, y eso ha gustado. Cuando nadie daría un duro por una obra que es un canto fúnebre a una madre muerta, en un momento en el que la gente lo que quiere es intrascendencia para olvidar sus propios problemas, Milena ha conseguido llegar al corazón de sus lectores contando cosas graves con ligereza, en una sabia e inusitada forma de combinar la alegría y el drama de modo que éste no resulte devastador.
Confieso que tenía miedo de afrontar este libro. Creía que iba a ser un lamento interminable por la irreparable ausencia de la progenitora, y de paso un abrir la caja de Pandora de los fantasmas que todos tenemos, los errores del pasado, las cosas que podrían haber sido de otra manera, los reproches, las heridas nunca cicatrizadas. Pero Milena, enfrentada a los recuerdos y a la inevitabilidad de la muerte de los seres queridos, da una de cal y otra de arena, reproduce hechos, sentimientos y palabras que son dolorosos pero sin rencor. Ha debido ser muy difícil tener una relación “normal” de madre e hija con alguien como Esther Tusquets, que fue una de las mujeres más respetadas en el mundillo literario, pero también una de las personas más complejas y difíciles que haya habido. Amor-odio, ese binomio al que nos enfrentamos tantas veces con aquellos seres que son queridos pero con los que nos ha sido casi imposible entendernos, a los que tanto debemos y que tanto daño nos han hecho también.
La autora empieza haciendo una breve y original descripción de sí misma y de la relación que mantiene con su cuerpo. “Estoy loca por mi cuerpo asimétrico, blando, huesudo, imperfecto, desproporcionado, lo malcrío, lo manoseo, le doy todo lo que me pide, lo sigo a todas partes, le obedezco dócilmente, nunca lo contradigo. Es lo contrario a un templo. He intentado, intento, sin demasiado éxito, que mi cabeza sea un templo, pero el cuerpo debería ser siempre un parque de atracciones”.
Milena hace también una autocrítica feroz. Parece reprochárselo todo aunque al mismo tiempo se quiera. Es una contradicción difícil de dilucidar. “El cualquier momento, pienso, mientras observo por el retrovisor a los niños que ríen y pelean a la vez, voy a ser desenmascarada y enviada con ellos al asiento de atrás. Soy un fraude de adulto, todos mis esfuerzos por salir del patio del recreo son estrepitosos fracasos, siento exactamente como sentía con 6 años, veo lo mismo…”
Habla de la gente que siempre se está riendo por todo, por grave que sea un asunto. “La ligereza es una forma de elegancia, decía yo, vivir con ligereza y alegría es dificilísimo”.

Milena y su madre Esther Tusquets

Para la autora el sexo es un remedio contra la muerte. Con el goce sexual es como si prolongáramos la vida y liberáramos los sentidos aprisionados por las preocupaciones. En su caso podría parecer promiscuidad, pues siempre tiene el radar encendido en lo que a hombres se refiere, y no desaprovecha cualquier oportunidad de tener un encuentro sexual si se le presenta. Podría parecer promiscuidad, aunque en su caso más bien es instinto de supervivencia y cierta desesperación vital. “Empiezo a coquetear con él. Y siento cómo la miel empieza a derramarse, líquida y solar, como 2 niños a punto de robar una bolsa de golosinas y de salir disparados de la tienda, muertos de risa y de miedo. No es la miel espesa y lenta y oscura por la que estaríamos dispuestos a ir al infierno, pero a fin de cuentas es miel, el antídoto contra la muerte”.
Uno de los temas candentes que hubo entre su madre y ella fue la muerte de su padre. La relación entre sus progenitores, divorciados cuando ella y su hermano eran pequeños, no fue nunca muy buena. Su forma de contarlo es desgarrada, y levanta ampollas. Son unas pocas frases que lo dicen sin embargo todo. “No sabré nunca, y no quiero saberlo, si papá murió gritando, aterrado, o con la dignidad heroica que a mí, pequeña niña estúpida, me ayudó a vivir durante tantos años”.
Habla del amor que recibimos en la infancia, que marca el resto de nuestra vida. Habla, una vez más, a su madre, con palabras desgarradas y hermosas. “Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluído el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos (…) Cuando el mundo empieza a despoblarse de la gente que nos quiere, nos convertimos, poco a poco, al ritmo de las muertes, en desconocidos. Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecía tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era. No está mal, he conseguido ser una niña hasta los 40 años, dos hijos, dos matrimonios, varias relaciones, varios pisos, varios trabajos, esperemos que sepa hacer la transición a adulto y que no me convierta directamente en una anciana. No me gusta ser huérfana, no estoy hecha para la tristeza. O tal vez sí, tal vez sea del tamaño exacto de la pena, tal vez sea ya el único vestido de mi talla”.
Antes de leer el libro pensé que la autora haría más críticas a su madre, en el sentido de reproches. Habla de algunas de sus costumbres, de sus aficiones, y de entre las pocas afirmaciones categóricas y tremendas sobre ella está esta: “Si alguien, en tu presencia, daba con seguridad un dato que resultaba ser erróneo o llegaba tarde a una reunión, lo mirabas con estupor y nunca más volvía a recuperar tu respeto. Me pasé la vida luchando por él, no estoy segura de haberlo conseguido. Sigo llegando tarde a todas partes”.
Aunque, la verdad, de lo que más habla es de los hombres. “Los hombres, muy simpáticos y un poco formales, utilizan la cultura y un sentido del humor muy calculado como protección contra el mundo y como maniobra de despiste de un físico incómodo y poco agraciado -que sin embargo no les impide juzgar cruda e implacablemente la belleza femenina-, cierta caballerosidad afectada y condescendiente como sustituto de la buena educación y una manera pulcra y pequeñoburguesa de vestir, como si su madre todavía les escogiese y les planchase la ropa. Sus armas son la inteligencia, el sentido del humor y un ojo infalible para detectar las miserias ajenas”.
Me gusta la descripción que hace de lo que es alojarse en un hotel, porque yo pienso lo mismo aunque nunca lo hubiera traducido en palabras. “Vuelvo a estar en el territorio siempre un poco inquietante y extranjero de los hoteles para no dormir en los que aunque uno esté acompañado siempre está solo, como un soldado a punto de empezar a luchar, y en los que se obtiene un descanso de guerrero, breve, profundo y provisional”.
He entresacado algunos de los párrafos, pero el suyo es un libro jugoso de principio a fin. No hay un momento en que pueda decirse que desciende el tono o la intensidad del discurso narrativo, cada una de sus palabras están puestas ahí con una mezcla de premeditación y espontaneidad. Milena había publicado otro libro hace unos pocos años que pasó un tanto desapercibido. Lo que sí es interesante es el blog que escribe, en su línea ocurrente y original, sin pelos en la lengua. Merece la pena echarle un vistazo. 
 


viernes, 19 de junio de 2015

Pedro Duque en El hormiguero

 
La entrevista hecha al astronauta Pedro Duque es quizá la más interesante de todas cuantas se han hecho en este programa, sobre todo porque el presentador se abstuvo de introducir experimentos chorras y otras paridas que en él vienen siendo habituales. Me imagino que se le caería la cara de vergüenza sólo de pensar que haría semejantes bufonadas delante de una persona como el invitado que tenía en esa ocasión, mente privilegiada donde las haya. Para dar una de cal y otra de arena, al día siguiente de esta entrevista, que a continuaciónpaso a reproducir grosso modo, invitó a Isabel Preysler y la emisión batió récords de audiencia. Debo decir que en un país como el nuestro es algo tan lamentable como poco sorprendente.
Pedro Duque es un hombre muy expresivo, hasta el punto que muchas cosas las dice más con los gestos o con sonidos que con palabras. Sorprende ver que haya podido ser astronauta con esa fragilidad física suya, que será sólo aparente. Para una profesión como esta pensamos en gente con una complexión más fuerte, capaz de aguantar lo que le echen, pero Duque es sin duda más que resistente, según se puede comprobar por las cosas que contó. Si algo tiene Duque que lo distingue de otros colegas suyos es su simpatía y su cercanía, su afán por quitarle gravedad al asunto, como diciendo no hay que preocuparse, el espacio se puede conquistar aunque no esté adaptado al ser humano.
- Pablo Motos.- Ha bajado el nº de personas que se apuntan a carreras de ciencias. ¿Por qué pasa esto? ¿Hemos dejado de soñar, de mirar al futuro?
- Pedro Duque.- Hemos ahogado a la gente joven con tanto alarmismo respecto a la crisis. Tenemos que enseñarles que aprender es disfrutar, y fomentar sus inquietudes. Si dejara de haber científicos ya no habría inventos y tendríamos que comprarlos a gente de otros países. Al final es dinero y economía, adquirimos no porque sea bueno o malo sino por la calidad, cuáles son los mejores y cuáles los peores. El sistema educativo es fundamental para que esto sea posible, hay que motivar a los estudiantes, estimularlos.
- PM.- Terminaste la carrera en la Universidad Politécnica con sobresaliente. Me estudias muy bien.
- PD.- Bueno, te ponian mejor nota si aprobabas en junio que en septiembre.
- PM.- Sí, ahora quítate méritos. ¿Cómo te hiciste astronauta?
- PD.- Estudié ingeniería aeronáutica y luego empecé a trabajar en el centro de control espacial, haciendo cálculo de órbitas. Tuve suerte de que a finales de los 80 y principios de los 90 hubo un auge enorme de la carrera espacial española.
- PM.- Has dicho que lo más importante en la preparación de un astronauta es el control de las sensaciones, ira, miedo. Cómo se hace esto en una unidad espacial.
- PD.- Más que de sensaciones de sustos. Se te prepara para que cualquier contratiempo no te pille por sorpresa.
- PM.- ¿Estabas preparado para morir la1ª vez que saliste al espacio?
- PD.- Estaba preparado de muchas formas para evitar precisamente eso, pero claro, hay un margen de posibilidad que aceptas, en cierto momento de tu vida dices vas o no vas. Al final no tienes miedo, porque te convences de que todo lo que tienes que hacer para evitar la muerte lo sabes hacer, y lo demás qué le vamos a hacer. El tener miedo propicia los fallos.
- PM.- Tú eres una de las pocas personas que sabe lo realmente hermosa que es La Tierra. Es cierto que pasáis horas y horas mirándola por la ventanilla.
- PD.- Tampoco hay mucho tiempo para el aburrimiento ni para mirar. A la velocidad que vamos, 7,8 km. por segundo, 28 mil km. por hora, pasas España en unos 5-6 minutos, y al final das la vuelta a La Tierra en 90 minutos. La nave da vueltas alrededor de La Tierra, y al mismo tiempo ésta va girando, por lo que unas veces la ves en claro, otras en oscuro. Es una auténtica preciosidad.
Se pasan unas imágenes tomadas desde la estación espacial internacional, en la que la nave en su viaje alrededor de La Tierra capta escenas de gran belleza: zonas verdes que son las cortinas de las auroras boreales, fogonazos que son las tormentas, luces en las zonas com mucha población de noche, los reflejos del Sol sobre un mar que parece plateado, formaciones nubosas que confieren un aspecto misterioso.
- PM.-Visto desde arriba nos damos cuenta de lo fina que es la distancia que separa la atmósfera del espacio. La Tierra parece muy frágil.
- PD.- Son sólo 11 km. de atmósfera. Si lo pensamos bien es muy poco lo que disponemos para respirar.
- PM.- ¿Cómo es el despegue de una nave espacial?
- PD.- Las 2 horas anteriores son de preparativos, aunque hay ratos en que no hay nada que hacer. Tengo un compañero ruso que 20 minutos antes del final se pone el despertador para echarse una siesta. Lo normal es estar con 140 pulsaciones por minuto, el respeto que le tienes a la máquina. A los rusos les gusta poner música para que la gente se relaje. La aceleración se produce poco a poco, y la presión sobre nosotros va aumentado, con lo que te aprieta contra el asiento. Vamos tumbados con las piernas en alto. Tienes unas instrucciones donde te pone lo que puede pasar en cada minuto: en el minuto 18 esto, en el 27 lo otro. Se oyen muchos golpes y movimientos bruscos, fuegos pirotécnicos. De repente, de pasar de 3,5 veces tu peso, que es la aceleración 5 ó 6 veces de un fórmula uno, de repente ¡pum! se apaga el motor. Es un susto de morirse si no vas preparado. Yo imagino que la gente que vaya de turista estará preparada.
- PM.- Y cuando te quitas el cinturón de seguridad y empieza la ingravidez será una sensación muy fuerte supongo.
- PD.- Lo peor son las explosiones que se desencadenan para soltar los montones de tornillos que sujetan la nave al cohete, son como petardos enormes. Al comenzar la ingravidez ves cómo sale flotando el bolígrado, todo lo que tienes alrededor, y también las tripas. Pero sabes que es lo normal y procuras ponerte zen, relajarte. Es la misma sensación que cuando vas en una montaña rusa y estás llegando muy despacio a lo más alto y de repente sueltan la clavija y ¡buuuuuuu! caída en picado.
- PM.- ¿Es la misma sensación que caer en una montaña rusa todo el rato? (horrorizado)
- PD.- La ingravidez y caerse es exactamente lo mismo.
- PM.- ¿Y el tiempo pasa a la misma velocidad en La Tierra que en el espacio?
- PD.- El reloj sigue funcionando lo mismo. Viajamos a una velocidad cercana a la luz, pero el ritmo dentro de la nave tiene su propia cadencia.
- PM.- He oído decir que en el espacio te desaparecen las arrugas.
- PD.- Sí es verdad, la piel se hincha de la parte del corazón hacia arriba.
- PM.- ¿Y dormir? Dormías atado al techo según he visto.
- PD.- Sí. Sólo hay que relajarse y estar abrigado, porque con el sueño baja un poco la temperatura del cuerpo. Tienes que estar en un sitio donde pegue un poco el viento, porque si no estás respirando todo el rato el mismo aire y se te puede hacer una bolsa. El aire fresco tiene más oxígeno.
- PM.- ¿Cómo es salir del interior de la nave al Universo? ¿Cómo es ese momento?
- PD.- Yo lo he hecho en preparación en la piscina, pero no lo sé decir. Algunos tardan hasta 15 minutos en poder soltar la mano de la barandilla. Llevas muchos días, meses, cayéndote, y ya estás acostumbrado a caerte todo el tiempo dentro de la nave. Te caes para aquí, te caes para allá. Imagínate que se abre la puerta y ves un abismo de 400 km. Te vuelve el tema del susto. Todos sabemos que desde Tierra no hay que andar metiendo prisa a la gente.
Salen unas imágenes cedidas por la Agencia Espacial Europea en las que vemos a Pedro Duque en el interior de una nave en el espacio. Se desplaza como si volara estirado de un lado a otro, con camiseta de manga corta, pantalones cortos y calcetines. Nos enseña el océano Atlántico por la única ventanilla que hay, y asegura que es más grande que la de otras naves. Luego se pone a hacer unos ejercicios boca abajo, estirando una barra anclada al techo con unas cadenas. Le vemos con los compañeros a la hora de comer, cazando en el aire con la boca una rodaja de chorizo, con música flamenca de fondo, o bebiendo de burbujas líquidas que flotan en el aire salidas de un dispositivo alargado. Luego muestra la cápsula, lo único que no se quema en la reentrada a La Tierra, un espacio circular muy reducido donde caben 3 personas con los equipos puestos y medio agachados.
- PM.- ¿Te he visto comiendo chorizo? ¿Es un mito lo de la comida de los astronautas?
- PD.- Solemos llevar cada uno algo típico de nuestra tierra para ofrecerlo a los compañeros. El chorizo quizá sea algo demasiado graso, en ingravidez la grasa te va corriendo desde los dedos de las manos por todo el brazo. No es recomendable.
En el descanso del programa mucha gente se le acerca a hacerle preguntas. Les han dicho en la Agencia Espacial Europea que recomienden las carreras de ciencias porque desde muchas de ellas se puede llegar a ser astronauta.
- PM.- Lleváis un equipo de supervivencia que incluye un fusil. Yo pensaba, llevarán agua, papel higiénico, no sé, esas cosas... (risas)
- PD.- Se pensó para 48 horas de supervivencia, tanto para el lanzamiento como para el aterrizaje. Como para el lanzamiento vas por toda Siberia, podrías caer en cualquier lugar de esa zona y por eso incluyeron un fusil con el cual puedes "tratar bien" a un oso si te viene.
- PM.- El fusil tiene 3 cañones...
- PD.- Los dos laterales son para cartuchos o bengalas, y el de en medio tira balas normales, yo he tirado con ellas, pero hay también unas balas explosivas con las que no hace falta darle al oso en la cabeza.
- PM.- Osea, que si le das en un hombro ¿el oso desaparece?
- PD.- Cosas de esas... Está pensado para que estemos muy tranquilos.
- PM.- Igual son de mentira y es una broma espacial.
- PD.- Bueno, a ninguno le ha cogido todavía un oso.
- PM.- Oye, he oído un dicho entre los astronautas que dice que ningún problema es tan grave que vosotros no lo podáis empeorar.
- PD.- Ah,sí, sí, eso lo dicen los astronautas, los pilotos, los conductores de metro, gente que conduzca algo...
- PM.- Sin embargo os especializáis y os entrenáis en situaciones bastante extremas, por ejemplo a tí te metieron durante una hora en una sauna a 60 grados.
- PD.- Si... eso en principio se tiene que poder aguantar, y bueno, los primeros 15 minutos son mucho jijiji jajaja, pero luego no tanto. Ellos lo toman como una prueba psicológica: puedes estar en la cápsula con mucho calor y queremos ver si te va a dar un algo... nervioso, y por eso lo hacen. Con los rusos, los que forman parte de la Agencia Aeroespacial Rusa, hacen más cosas que con nosotros. Nuestra Agencia no dejó que hiciéramos las pruebas de paracaidismo que hacen ellos. Esto que te tiran con una radio y te dicen un problema matemático que tienes que resolver antes de tirar de la anilla.
- PM.- (risas nerviosas) Osea, que tú ya estás cagado de miedo porque te tienes que tirar en paracaídas, y no puedes tirar de la anilla hasta que no resuelvas el problema. ¡Pero cuidado con los rusos!
- PD.- Sí, que saben muchas matemáticas...
- PM.- No, que los hay que están muy locos y son capaces de no tirar de la anilla hasta que no den con la solución.
- PD.- Bueno, hay una 2ª anilla de seguridad. Lo único que esto es como 'ooooohhhh', se abre solo pero ya has perdido la carrera. Vamos yo no sé si te suspenden o te echan, ya no sé más.
- PM.- Se está poniendo muy de moda el turismo espacial. Tú tienes una preparación extraordinaria para hacer lo que haces, pero creo que va a ir una soprano, que cantará muy bien pero  no me la imagino en el espacio, bueno me la imagino pero vomitando.
- PD.- Bueno, esperemos que le vaya bien. Eso es muy corriente que pase, incluso a la mitad de los astronautas, pasas un tiempo vomitando y tal , pero hay gente que lo hace, gente que va 5 veces de comandante y todavía vomita, es una reacción fisiológica, y está exacerbada por el stress. Espero que a ella le expliquen muy bien cómo va a ser. Si vas acumulando stress en el cohete, 9 minutos de explosiones y de cosas, pueden producir un cierto stress. Y después cuando se activan los dispositivos pirotécnicos que te sueltan del cohete empiezas una caída, y la caída da susto, tienes que superarlo todo un poco.
- PM.- Porque flotar no es lo que parece, es como caer todo el tiempo al vacío pero no llegas a estamparte contra el suelo.
- PD.- Ella ya está teniendo una cierta preparación. Me consta que ya ha estado en la Ciudad de las Estrellas y no necesita manejar la nave, pero sí una serie de explicaciones de lo que va a pasar para que no te estreses.
- PM.- Y dices que los ataques de vómitos suelen durar unas 48 horas en el espacio.
- PD.- Hay quien le duran más, pero sí, a las 48 horas suele estar curado.
- PM.- Pero se habla de un japonés que estuvo una semana ¿no?
- PD.- Se dice en los mentideros en Rusia que sí, que el pobre periodista japonés lo pasó peor de lo normal.
- PM.- Hay cosas maravillosas que se dicen, como que podéis ver el amanecer y el atardecer cada 45 minutos por la ventana, y otras que no son tan bonitas como que estás durmiendo y de repente despertarte. ¿Cómo es ese momento? Nosotros con gravedad abrimos los ojos y, bueno, ya ha empezado otro día. ¿Cómo es eso cuando estás en la nave?
- PD.- Bueno, los primeros días te despiertas y es como en un hotel, estás en un sitio extraño. Todo el rato estás como si cayeras, pero mientras duermes no te das cuenta, pero cuando te despiertas a veces notas esa caída otra vez, como cuando eras pequeño y sueñas que te caes de la cama y ¡plas! te terminas cayendo, pues es algo parecido. Es algo que te da susto. Y luego claro, te despiertas en medio de un laboratorio, no estás en un hotel ni en nada parecido, lucecitas verdes, rojas por aquí y por allá.
- PM.- ¿Y se piensa mejor en el espacio? Al no tener gravedad ¿el cerebro va mejor o peor?
- PD.- Pues supuestamente mejor, sí que tienes un cierto puntito de euforia. En mi época, que fue hace 15 años, la mayor parte de los astronautas rusos fumaban como carreteros en tierra, y cuando llegaban allí se les quitaba las ganas de fumar. Produce el mismo efecto que la nicotina, que aumenta la presión en el cerebro, tienes más oxígeno y por lo tanto piensas mejor.
- PM.- Tú cuando llegaste a la Estación Espacial Internacional había un ruso y un americano, y tú eras el nuevo. ¿En qué se nota en el espacio que eres el nuevo?
- PD.- Te das muchos coscorrones en algunos momentos, no puedes ir flotando a la misma velocidad que van ellos por el tubo. Los que ya llevan 6 meses se saben dar un impulso, de manera que se deslizan por las escotillas de 80 cm. unas detrás de otras.
- PM.- ¿Y tú?
- PD.- Tú tienes que andar un poco corrigiendo, y a veces haciendo frenada y vuelta a empezar.
- PM.- ¿Y cómo es ir al baño? ¿Cómo es hacer caca en el espacio?
- PD.- El váter tiene un agujero bastante más pequeño. Se trata de hacer un vacío y que haya como una aspiración.
- PM.- Son las "latas rusas", creo que las llaman así.
- PD.- Bueno sí, son como latas, y rusas son, sí. 1º tienes que darle al ventilador para que la cosa no salga en lugar de entrar, luego abres la tapa y hay una bolsita ahí que es donde tienes que hacer... (gestos expresivos). Y cuando terminas, tienes que cerrar la bolsita para que la chupe el aspirador y se vaya. Y el papel va dentro de la bolsita.
- PM.- Y eso ¿va al espacio? ¿se guarda?
- PD.- Eso por desgracia se guarda. Antes en la estación MIR tenían una especie de esclusa con 2 puertas, se metía por un lado, se cerraba, se abría el otro lado y un muelle lo expulsaba fuera. Pero algunas veces se dieron con alguno de esos. En vez de basura espacial es caca espacial. Entonces lo quitaron porque era un poco peligroso.
- PM.- Vosotros lo ponéis donde se desintegra ¿no?
- PD.- Sí, en una nave de carga que al volver a La Tierra se desintegra completamente.
- PM.- Dime sinceramente ¿crees que hay vida extraterrestre?
Se pasa una imagen de Andrómeda, la galaxia más cercana a la nuestra, que contiene 2 billones de estrellas. La imagen se acerca a una determinada zona, y el presentador afirma que sólo conocemos el 95% del Universo.
- PM.- ¿Somos el centro del Universo y el único sitio donde hay vida o puede haber infinidad de formas de vida, no necesariamente como la humana, pero puede haberla?
- PD.- Desde luego el centro está claro que no. Con los satélites que estamos mandado al espacio, hay mucho interés en este tema y en los próximos 5 años se lanzarán muchos más telescopios que buscan planetas exteriores, y estamos viendo que en todos esos puntos de luz hay una estrella y en cada una hay uno, dos, hasta 5 planetas, y en cualquiera de ellos es posible la vida. Buscarán planetas que tengan el mismo tamaño que La Tierra y que estén en zonas que tengan agua líquida.
- PM.- Lo más cerca que estamos de descubrir vida es la Curiosity, satélite que está en Marte y que ha descubierto que por cada metro cúbico del planeta hay un litro de agua, que tiene océanos de agua en su superficie, que ahora es fría pero fue un lugar con calor. De hecho en Marte está el volcán más grande del Sistema Solar ¿no es así?
- PD.- Sí, como hay menor gravedad pues suben los volcanes, "muy gordos".
- PM.- En La Tierra al menos se sabe que donde hay calor y humedad hay vida. ¿Podría haber vida en Marte?
- PD.- Sí, lo que pasa es que La Nasa quedó un poco escarmentada de un anuncio que hicieron hace 15 años sobre un asteroide que había venido de Marte, lo estaban estudiando y parecía que había vida, y luego resultó que no. Entonces a satélites como Curiosity no les ponen ningún instrumento que pudiera buscar la vida porque el resultado podría no ser concluyente y ya nos meteríamos en otro rollo de esos. Seguramente hasta que no traigamos muestras y las estudiemos aquí en el laboratorio no tendremos ningún dato final sobre si hay o hubo vida en Marte.
- PM.- ¿Y hay un protocolo si nos encontramos con extraterrestres? Iría a hablar Obama, o Putin...
- PD.- Pues yo no creo... Hay gente 'pa to' en los servicios secretos de estos dos países, pero desde luego en Marte no se espera que haya nadie andando por allí. Yo no sé si han pensado estas cosas, yo creo que no.
- PM.- Crees que no. Bueno, como decía Carl Sagan, no parece que vaya nadie a venir a salvarnos de nosotros mismos, eso lo decía este hombre y era muy inteligente.
- PD.- Y Stephen Hawking decía que quién te dice a tí que los extraterrestres que vengan no nos verán como nosotros vemos a las hormigas.  

- PM.- Qué inquietante...
 
 

 
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