- Hay una imagen que siempre me ha encantado, en “El Sur” de Víctor Erice, aquella en la que la niña protagonista en el día de su Primera Comunión baila con su padre, mientras el resto de los invitados al convite los están mirando encantados, sentados a ambos lados de una mesa muy larga. El sonido del acordeón, ellos bailando mientras se miran a los ojos, el velo y la corona de flores de ella puestos sobre el respaldo de su silla presidiendo la mesa, un aire familiar y de celebración que flota en el ambiente, todo eso hace que esa escena sea una de las que guardo en mi memoria de las muchas que he visto en el cine como algo precioso y bonito. La relación entre padre e hija, la ternura, la fascinación de ella, el orgullo de él, un estrecho contacto que en el caso de esta niña sería muy corto. La música, las imágenes, todo a la vez, es mágico.
- Qué sugerente resulta la Catwoman que interpretó Michelle Pfeiffer, con esa forma de lanzar la pierna cuando lucha, de sacar las uñas, de manejar el látigo, de pasar la lengua por el brazo y luego por la frente como hacen los gatos cuando se atusan, con esa manera tan felina de mirar. Lo único que no conseguiría emular nunca es lo de ir a todas partes dando volteretas. No me importaría ser de vez en cuando Catwoman, saltar de un tejado a otro de noche por toda la ciudad y ver desde allí arriba todo lo que no podemos ver estando aquí abajo. Y decir “miau” cuando algo me guste. Miau.
- Una de las cosas más absurdas que hay hoy en día son los letreros de los paquetes de tabaco amenazando a los compradores con todo tipo de enfermedades y con la muerte. Todo el mundo sabe lo que puede suponer fumar, no hace falta recordarlo con esos rótulos siniestros. A las pistolas no les ponen carteles diciendo que pueden matar, es algo evidente.
Lo que es demencial es que se comercialicen cosas que son nocivas para la salud, sean de la índole que se trate, y que además resulten tan rentables para los fabricantes. Son suicidios que salen caros, los hay que cuestan bastante menos y acaban antes. Para que luego digan que cada uno no puede elegir su forma de morir, si hasta te lo sirven en bandeja y lo promocionan por todos sitios.
- Qué sugerente resulta la Catwoman que interpretó Michelle Pfeiffer, con esa forma de lanzar la pierna cuando lucha, de sacar las uñas, de manejar el látigo, de pasar la lengua por el brazo y luego por la frente como hacen los gatos cuando se atusan, con esa manera tan felina de mirar. Lo único que no conseguiría emular nunca es lo de ir a todas partes dando volteretas. No me importaría ser de vez en cuando Catwoman, saltar de un tejado a otro de noche por toda la ciudad y ver desde allí arriba todo lo que no podemos ver estando aquí abajo. Y decir “miau” cuando algo me guste. Miau.
- Una de las cosas más absurdas que hay hoy en día son los letreros de los paquetes de tabaco amenazando a los compradores con todo tipo de enfermedades y con la muerte. Todo el mundo sabe lo que puede suponer fumar, no hace falta recordarlo con esos rótulos siniestros. A las pistolas no les ponen carteles diciendo que pueden matar, es algo evidente.
Lo que es demencial es que se comercialicen cosas que son nocivas para la salud, sean de la índole que se trate, y que además resulten tan rentables para los fabricantes. Son suicidios que salen caros, los hay que cuestan bastante menos y acaban antes. Para que luego digan que cada uno no puede elegir su forma de morir, si hasta te lo sirven en bandeja y lo promocionan por todos sitios.
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