martes, 13 de febrero de 2007

cielo

Cuando era niña el cielo era para mí un lugar donde podías montar en bicicleta todo el tiempo que quisieras, y donde podías comer todo el chocolate que te apeteciera.
Ahora el cielo es para mí un lugar donde no existe el miedo ni el dolor, donde todo es relativo, el lugar en el que desde hace tiempo nos están esperando nuestros seres queridos.
La vida no tendría sentido sin la certeza de una trascendencia más allá de los límites tangibles, con la convicción de que existe otro universo que supera las barreras del tiempo y la muerte.
La vida no tendría tampoco sentido si no pudiéramos desarrollar todas nuestras capacidades y afectos, al máximo. Todos formamos parte de lo que Isabel Allende denominó el Plan Infinito.
Hace poco oí que el cielo es el lugar donde los sueños se hacen realidad.
Y ahora, querido lector, que estoy a solas contigo, piensa en un cielo que ya puedas disfrutar aquí en la Tierra, sea cual fuere, y no lo dejes escapar. El infierno para el demonio y para los que son como él.

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