martes, 8 de septiembre de 2009

Alberto Contador


Leyendo hace poco una entrevista que le hicieron al ciclista Alberto Contador, me quedé muy gratamente sorprendida. Tenemos en nuestro país deportistas muy jóvenes que, además de ser grandes profesionales, tienen también un nivel altísimo en el terreno humano, y él es uno de ellos.
Cuando le preguntaban cómo podía aguantar el enorme sacrificio que supone el ciclismo, Contador contestó con una gran humildad diciendo que “es mucho más sacrificio tener que levantarme a las 7 de la mañana, chuparme un atasco que no veas para ir a la oficina (y no estoy hablando de un sitio peor) y llegar a las 8 de la tarde a casa, que salir a entrenar a la hora que yo quiera por la sierra de Madrid o por donde yo decida. Esto es un trabajo más, una forma de ganarte la vida”.
Sin duda disfruta tanto con lo que hace que cualquier penalidad por la que tenga que pasar la da por bien empleada, forma parte de los gajes del oficio, no significa nada en comparación con la satisfacción de conseguir ganar finalmente.
A la pregunta de si la presión no le dejaba dormir, contestó: “La presión no me quita el sueño. Es consecuencia de ganar. Lo malo sería que no la tuviera, porque significaría que no tengo opción de luchar por la victoria”. Él tiene las cosas muy claras, está seguro de sí mismo, de sus posibilidades, de todo lo que aún tiene que demostrar. No se preocupa antes de tiempo, no le da importancia a lo que realmente no la tiene. Alberto Cntador es una persona que vive en paz consigo mismo.
Cuando no está compitiendo sigue entrenando, pero es capaz de desconectar muy bien, él tiene su vida aparte. Pero cuando sí está compitiendo entonces da de sí todo lo que puede, el nivel de autoexigencia y diciplina no tiene límites, procura cuidar hasta el más mínimo detalle.
Hace algún tiempo pasó por una intervención quirúrgica muy delicada como consecuencia de un problema cerebral congénito: “La operación que tuve en la cabeza marcó un antes y un después (…) Tras el derrame cambió mi forma de ver ciertos sacrificios”. Aún recuerda con horror los trámites hospitalarios. “Llegaron con un taco de papeles para el consentimiento formal. Ni los leí, sólo pregunté dónde tenía que firmar”. La desesperación y el temor hace que confiemos nuestra vida a otras personas con la esperanza de que ellas harán lo posible por salvarte.
A consecuencia de ello, dice tener una cremallera de lado a lado de la cabeza, que se percibe levemente cuando está más delgado, y le hace recordar que a pesar de su juventud vio de cerca la muerte y se libró gracias al mismo coraje y determinación que emplea cuando está en mitad de una carrera.
El tema del dopaje le exaspera. Piensa que el ciclismo es el deporte donde más exigencias hay en este sentido. “Es increíble la cantidad de controles que nos pueden llegar a hacer al cabo del año. Sólo en el Tour he pasado 17”.
Sin embargo no cree que se necesiten tantas pruebas. “El deporte español goza de una salud extraordinaria. La repercusión del ciclismo en Bélgica y Holanda es muchísimo mayor que en España, pero ellos no ganan la Eurocopa, no tienen a Nadal, ni a Gasol, ni a Alonso…” Ser competitivo no le impide reconocer e incluso complacerse con los triunfos de los demás.
“El límite de las sustancias no permitidas”, continúa diciendo, “está lo más bajo posible. Es imposible bajarlo. Si yo me tomo un antigripal, mi carrera deportiva se va al traste. Y ya puedo decir lo que quiera cuando de positivo. Yo puedo tomar vitamina C de naranja, pero si la tomo de limón, por un excipiente que tiene, ya doy positivo”.
Alberto Contador es el español más joven en ganar el Tour de Francia, hace dos años, cuando tenía 25.
Es uno de los mejores escaladores del momento, en los puertos de montaña es prácticamente imbatible, y su contrarreloj es muy buena.
A lo largo de su trayectoria profesional ha recibido muchos premios, y por lo que podemos ver, aún le quedan por recibir muchos más.
En su forma de hablar se aprecia que es un hombre muy contundente, muy realista, valiente, sensible, transparente y, sobre todo, una muy buena persona.

1 comentario:

Nando dijo...

Lo cierto es que gran parte de nuestros deportistas son gente amable, cercana y simpática. Pero también hay muchos capullos entre nuestras filas, como en todos sitios, supongo.

Somos españoles, no lo podemos negar. Llevamos el Mediterráneo en las venas, nos gusta el jamón, la cerveza y la buena vida, y cada vez estoy más contento de haber nacido en un tranquilo pueblo cercano a la costa. Y es que ese espíritu lo llevan igualmente nuestros deportistas, por muy internacionales que sean ;)

 
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