jueves, 21 de mayo de 2009

En honor a la verdad (XXII)




- Desde el mes pasado Anita ya es mujer. A sus once años y medio le vino la regla por 1ª vez un 18 de abril. Ella no sabía muy bien lo que era, porque aquello no tenía el aspecto habitual, y aunque hace tiempo que la estaba esperando se extrañó. Su hermano cuando lo supo se la quedó mirando fijamente y le dijo muy serio: "Ésto no cambia nada". Pensará que este paso en la vida de su hermana supondría una alteración en su persona, tanta importancia como le damos a este tema. Ella tiene la suerte que yo no tuve a su edad de no sentir dolores ni molestias. Espero que continúe así.
Ahora que Miguel Ángel ha empezado a salir con su grupito de amigos y Ana ha pasado ya a la fase inicial de su incipiente madurez, me doy cuenta de lo mayores que se han hecho en poco tiempo y de que dentro de no mucho ya no me necesitarán. Una madre me imagino que hace falta siempre, pero ellos volarán libres, y si lo hacen con plenitud yo seré feliz y muchas de mis inquietudes de ahora desaparecerán.
Ésta es una empresa en la que hay que darlo todo, no valen las medias tintas, hay que echar siempre los restos, contra viento y marea. Ya es hora de que decidan por ellos mismos las cosas de su vida, que mis decisiones me afecten como mucho a mí.

- Las máquinas hace tiempo que condicionan nuestra existencia. El ejemplo más reciente es ese aparato que algunos llevan en el coche para no perderse y que te dice por dónde tienes que ir con una voz impersonal y machacona, un tanto imperativa.
La historia ya empezó cuando las básculas empezaron a decir cuántos kgs. y gramos pesamos, e incluso si hemos engordado desde la última vez que nos pesamos. Llegará el día en que hasta nos regañen. Como ésto siga así acabaremos como en “2001: una odisea en el espacio”, donde el gran ordenador principal terminaba siendo el cerebro de la nave y dominándolo todo.
Algunas máquinas tienen su encanto, como esos pequeños robots que van rebotando de un lado a otro de la casa recogiendo todo lo que encuentran en el suelo. No nos fiemos ni siquiera de esos diminutos artilugios que se supone están ideados para facilitarnos las tareas domésticas, por muy inofensivos y juguetones que parezcan. Terminarán apoderándose de nuestras casas también.

- Es un fastidio tener que escuchar cada cierto tiempo a los que vaticinan que el fin del mundo está cerca. Ya se cierne sobre nosotros una amenaza evidente con los problemas medioambientales que no dejan de crecer en los últimos años. Un agujero en el ozono, hielo que se descongela en los polos, vertidos en ríos y mares, basura nuclear, polución, incendios en los pulmones de la Tierra, vertederos incontrolados, etc. Tenemos que ser menos guarros en nuestros hábitos cotidianos y menos cómodos en nuestros desplazamientos, entre otras cosas. Más mountan bike y menos coche. Tanto apocalipsis ya cansa. Lo que le gusta a la gente todo lo catastrófico, cuánto morbo hay.

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