martes, 19 de mayo de 2009

La educación para la ciudadanía


Estuve leyendo la asignatura que tiene este año mi hijo, que causó tanta polémica cuando empezó a formar parte del compendio de materias que tienen los estudiantes de la ESO, “La educación para la ciudadanía”, y me recordó en cierta forma lo que se estudiaba hace más de 60 años en las escuelas, unas normas cívicas y de convivencia que lo normal es que se aprendan en el seno de la familia.
La asignatura que ahora se han sacado un poco “de la manga” parece más bien un conjunto de obviedades, aunque quizá la creciente falta de educación y de valores humanos hace que convenga un recordatorio de lo que hace posible que vivamos en una sociedad “civilizada”.
No deja de ser un montón de ideales, y diría yo utopías, que quedan muy bien a modo de buenos propósitos, pero que en la práctica brillan por su ausencia.
Se dice que se pretende “favorecer el desarrollo de personas libres e íntegras a través de la consolidación de la autoestima, la dignidad personal, la libertad(…) formación de futuros ciudadanos con criterio propio(…)”.
Se habla de fomentar el diálogo, explicando lo que es un debate, y el respeto a los derechos humanos, haciendo referencia a las organizaciones internacionales, al discurso de Luther King y el ejemplo de personas que se han hecho famosas por su defensa, como Rigoberta Menchú.
El discurso que pronunció Martin Luther King en agosto de 1963, que nunca había leído, me pareció poético, limpio, luminoso, lleno de fuerza, de deseo de apertura, de libertad, de acabar con todas las barreras, de raza y de religión especialmente, y de conseguirlo todos a una. No es extraño que su forma de hablar haya sido comparada con la de Obama, con el que parece compartir algo más que el color de su piel, sólo que a mí me parece que Luther King es aún más bondadoso.
Define los valores como principios éticos y creencias profundas que son aceptados porque conducen a una vida feliz. Se trata al fin y al cabo de vivir en paz con uno mismo, de hacer las cosas lo mejor que uno crea posible.
Explica que hablar de convivencia implica acercarnos al mundo afectivo, moral y social de las personas, y que la educación es la forma de transmitir conocimientos, cultura y valores.
Habla de la forma como las madres educamos a los hijos, y pone el ejemplo de una “madre hippy” como aquella que permite a sus vástagos adolescentes ir adquiriendo responsabilidades y aprender a equivocarse por ellos mismos. Reprimir a los jóvenes es contraproducente, ya que se así se origina el conflicto familiar. No entiendo por qué a este tipo de madres las llaman “hippies”, no creo que sea por lo permisivas y tolerantes. Cualquiera puede serlo y ello no conlleva abrazar las tendencias de los años 70.
En “La educación para la ciudadanía” se abordan todos los ámbitos del ser humano. Me ha llamado la atención el que se refiere al trabajo femenino cuando se emplea la metáfora “el techo de cristal” para describir una barrera que se interpone en la carrera laboral de las mujeres: no se ve, pero está ahí y es difícil de traspasar, lo que les impide seguir avanzando.
Se menciona también la pobreza, no sólo en el Tercer Mundo sino en lo que ha dado en llamarse el “4º Mundo”, la miseria en los países ricos cuyo reflejo son los ancianos desamparados, los refugiados, los mendigos, los niños abandonados y explotados, los enfermos que carecen de la debida asistencia médica…
Se habla también del comercio justo: que en las relaciones comerciales todos salgan favorecidos, que el consumidor no pague precios desorbitados por productos que ha costado poco fabricarlos, o precios bajos gracias al trabajo desmesurado e ínfimamente remunerado de quienes los fabrican. Igualdad, justicia, dignidad.
Aquí se hace alusión a la industria armamentística, la 2ª más importante después de la del petróleo. EEUU, Reino Unido y Francia obtuvieron por la venta de armas a países en desarrollo una suma mayor a la que gastaron en las ayudas oficiales a esos mismos países. Además, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (los antes mencionados más Rusia y China), son responsables del 88% de las exportaciones de armas.
Sí que algunas reflexiones que se hacen en “La educación para la ciudadanía” han hecho a mi hijo cuestionarse algunas cosas. Me pregunta para saber mi opinión o para ver si corroboro lo que ha leído en el libro.
No sé si después de haber estudiado esta asignatura los chicos serán más “ciudadanos”. Yo lo hubiera dejado más como un conjunto de disertaciones y coloquios realizados de vez en cuando con los alumnos que como materia de curso, y en su lugar haber puesto otras disciplinas más importantes como un 2º idioma o informática.
El gobierno que ahora tenemos hizo de la implantación de esta asignatura casi una cuestión de principios, tanta fue la oposición que despertó. No creo que fuera para tanto, pero ahí está, un poco de “relleno”. Ignoro si continuará cuando el signo político cambie. Parece que cada partido gobernante impone su propio estilo a todo, y el sistema educativo no es una excepción por desgracia a veces.

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