A veces los deseos se convierten en obsesiones cuando se comprueba lo difícil que puede llegar a ser hacerlos realidad. El de ser padre-madre es uno de los peores, porque ante su irrealización se produce un desequilibrio progresivo y lastimoso de la persona, pues tiene su origen en una necesidad física y psíquica que no se limita únicamente a asegurar el mantenimiento de la especie. Es realmente una pulsión que todos tenemos, seres humanos y animales, que nos viene dada por nacimiento y sobre la que carecemos de control.
A mi hermana el deseo de ser madre le sale de las entrañas. Hace tiempo le quiso quitar importancia al tema cuando vió que el ansiado embarazo no llegaba a producirse, pero desde que se está sometiendo a tratamientos de fertilidad su anhelo no ha hecho sino crecer y crecer.
Ya ha pasado por tres inseminaciones y cuatro in vitros. A partir de ahora, si quiere seguir adelante, se lo tendrá que pagar de su bolsillo. Un in vitro puede llegar a costar seis mil euros. Las dos clases de pastillas que tiene que tomar cuestan cada caja 250 €. Las inyecciones que se tiene que poner son de dos tipos y una de ellas requiere una aguja más gruesa que resulta especialmente dolorosa.
La extracción de óvulos es tan desagradable o más a como le habían dicho que sería. Aunque le ponen una anestesia leve, el dolor es tan insoportable que se le han llegado a saltar las lágrimas. No me extraña que su donación esté tan bien pagada.
Mi cuñado hace su aportación pese a lo frío y lo mecánico del procedimiento, y pese al enorme stress que todo esto le supone a él también. Mi hermana se queja del poco cuidado que en la clínica a la que van tienen con el envase en el que va el semen: una enfermera, bastante mal encarada (quizá por el exceso de trabajo), se lo guarda en un bolsillo de su bata blanca y está un rato de aquí para allá haciendo otras cosas hasta que lo lleva al laboratorio.
Desde luego es éste un negocio floreciente, porque no dan abasto con la cantidad de parejas, de todas las edades, que acuden para someterse a estos tratamientos.
El milagro de la vida se produce en una probeta de forma aséptica y artificial. A veces pienso si los bebés que surgen de este proceso no sentirán en lo más hondo de su ser como una frialdad, la carencia primigenia del calor que la pasión provoca en las personas cuando hacen el amor y engendran un hijo. Un tubo de cristal sustituye a la fusión de dos cuerpos, al intenso intercambio de fluidos a través de conductos y cavernas hechos de carne y de sangre.
Mi hermana ya se ha hecho una experta en esto de la reproducción asistida. A mí me habla de folículos, de óvulos aptos, de transferencia de óvulos, cosas que normalmente a nadie nos preocupan ni profundizamos en ellas cuando concebimos a nuestra descendencia de la forma habitual.
A veces le implantan dos óvulos, como pasó la primera vez. Ella, que aún no sabía lo difícil que iba a resultar conseguir llevar adelante un embarazo, se ilusionó al pensar que tendría dos hijos a la vez y así, como se suele decir, mataría dos pájaros de un tiro. Sacó una foto con su móvil a la imagen ampliada que le dieron en la clínica en aquella ocasión, y me la mandó con un mensaje. Aún la conservo. Como eran tan redondos y perfectos, según le parecía a ella, les llamó “repollitos”. Cuando le vino la regla los buscó desesperada entre los restos de sangre y mucosa vaginal de sus compresas, y le pareció verlos, pequeños trozos gelatinosos que se le escapaban, sin vida ya. O quizá fuera su imaginación atormentada. En ese momento no pudo llorar, tal era el bloqueo emocional que tenía, pero cuando yo la llamé sin saber nada para preguntarle por ellos, rompió a llorar desconsoladamente. Enseguida se sobrepuso y hasta me agradeció mi metedura de pata porque le había servido para desbloquearse y poder expresar sus sentimientos, algo que es absolutamente necesario si se quiere gozar de salud mental. Qué torpe fui, qué impotente me sentí al no poder ayudarla.
Lo que sí le dije fue que a partir de ese momento no volviera a hacer fotos a sus transferencias ovulares ni mucho menos que les pusiera nombre. Ella ya estaba informada de todo lo que podía ocurrir, pero la ilusión hizo que se olvidara de lo malo, no podía creer que pudiera llegar a pasar.
Mi hermana y su marido han llegado a hablar de donante de esperma anónimo (algo tremendamente generoso por parte de él), y hasta de adopción. Sea cual fuere lo que pueda suceder en adelante, todo lo que suponga hacerme tía es bien venido, de las cosas que más deseo en el mundo, y ellos lo saben.
Una compañera del trabajo me contó que su hermano y su mujer estuvieron intentando ser padres durante cinco años, y que después de agotar todas las posibilidades con los tratamientos y, a pesar de no tener ningún problema físico, cuando ya lo habían dejado por imposible ella se quedó embarazada de forma natural. No lo podían creer.
Es cierto que la mente influye en el buen funcionamiento de nuestro organismo en todos los aspectos, pero los mecanismos por los que se mueve y que pueden llevar a hacer de una mujer una persona fecunda o estéril, me parecen un completo misterio.
Qué injusto es que muchos que no quieren tener hijos los tengan y encima no les den la importancia que merecen, mientras otros los anhelan desesperadamente sin resultado. Todo lo que uno desea con tanta fuerza debería llegar, y no tardando mucho. Habrá que perseverar, y de paso rezar alguna que otra oración, que tampoco está de más.
A mi hermana el deseo de ser madre le sale de las entrañas. Hace tiempo le quiso quitar importancia al tema cuando vió que el ansiado embarazo no llegaba a producirse, pero desde que se está sometiendo a tratamientos de fertilidad su anhelo no ha hecho sino crecer y crecer.
Ya ha pasado por tres inseminaciones y cuatro in vitros. A partir de ahora, si quiere seguir adelante, se lo tendrá que pagar de su bolsillo. Un in vitro puede llegar a costar seis mil euros. Las dos clases de pastillas que tiene que tomar cuestan cada caja 250 €. Las inyecciones que se tiene que poner son de dos tipos y una de ellas requiere una aguja más gruesa que resulta especialmente dolorosa.
La extracción de óvulos es tan desagradable o más a como le habían dicho que sería. Aunque le ponen una anestesia leve, el dolor es tan insoportable que se le han llegado a saltar las lágrimas. No me extraña que su donación esté tan bien pagada.
Mi cuñado hace su aportación pese a lo frío y lo mecánico del procedimiento, y pese al enorme stress que todo esto le supone a él también. Mi hermana se queja del poco cuidado que en la clínica a la que van tienen con el envase en el que va el semen: una enfermera, bastante mal encarada (quizá por el exceso de trabajo), se lo guarda en un bolsillo de su bata blanca y está un rato de aquí para allá haciendo otras cosas hasta que lo lleva al laboratorio.
Desde luego es éste un negocio floreciente, porque no dan abasto con la cantidad de parejas, de todas las edades, que acuden para someterse a estos tratamientos.
El milagro de la vida se produce en una probeta de forma aséptica y artificial. A veces pienso si los bebés que surgen de este proceso no sentirán en lo más hondo de su ser como una frialdad, la carencia primigenia del calor que la pasión provoca en las personas cuando hacen el amor y engendran un hijo. Un tubo de cristal sustituye a la fusión de dos cuerpos, al intenso intercambio de fluidos a través de conductos y cavernas hechos de carne y de sangre.
Mi hermana ya se ha hecho una experta en esto de la reproducción asistida. A mí me habla de folículos, de óvulos aptos, de transferencia de óvulos, cosas que normalmente a nadie nos preocupan ni profundizamos en ellas cuando concebimos a nuestra descendencia de la forma habitual.
A veces le implantan dos óvulos, como pasó la primera vez. Ella, que aún no sabía lo difícil que iba a resultar conseguir llevar adelante un embarazo, se ilusionó al pensar que tendría dos hijos a la vez y así, como se suele decir, mataría dos pájaros de un tiro. Sacó una foto con su móvil a la imagen ampliada que le dieron en la clínica en aquella ocasión, y me la mandó con un mensaje. Aún la conservo. Como eran tan redondos y perfectos, según le parecía a ella, les llamó “repollitos”. Cuando le vino la regla los buscó desesperada entre los restos de sangre y mucosa vaginal de sus compresas, y le pareció verlos, pequeños trozos gelatinosos que se le escapaban, sin vida ya. O quizá fuera su imaginación atormentada. En ese momento no pudo llorar, tal era el bloqueo emocional que tenía, pero cuando yo la llamé sin saber nada para preguntarle por ellos, rompió a llorar desconsoladamente. Enseguida se sobrepuso y hasta me agradeció mi metedura de pata porque le había servido para desbloquearse y poder expresar sus sentimientos, algo que es absolutamente necesario si se quiere gozar de salud mental. Qué torpe fui, qué impotente me sentí al no poder ayudarla.
Lo que sí le dije fue que a partir de ese momento no volviera a hacer fotos a sus transferencias ovulares ni mucho menos que les pusiera nombre. Ella ya estaba informada de todo lo que podía ocurrir, pero la ilusión hizo que se olvidara de lo malo, no podía creer que pudiera llegar a pasar.
Mi hermana y su marido han llegado a hablar de donante de esperma anónimo (algo tremendamente generoso por parte de él), y hasta de adopción. Sea cual fuere lo que pueda suceder en adelante, todo lo que suponga hacerme tía es bien venido, de las cosas que más deseo en el mundo, y ellos lo saben.
Una compañera del trabajo me contó que su hermano y su mujer estuvieron intentando ser padres durante cinco años, y que después de agotar todas las posibilidades con los tratamientos y, a pesar de no tener ningún problema físico, cuando ya lo habían dejado por imposible ella se quedó embarazada de forma natural. No lo podían creer.
Es cierto que la mente influye en el buen funcionamiento de nuestro organismo en todos los aspectos, pero los mecanismos por los que se mueve y que pueden llevar a hacer de una mujer una persona fecunda o estéril, me parecen un completo misterio.
Qué injusto es que muchos que no quieren tener hijos los tengan y encima no les den la importancia que merecen, mientras otros los anhelan desesperadamente sin resultado. Todo lo que uno desea con tanta fuerza debería llegar, y no tardando mucho. Habrá que perseverar, y de paso rezar alguna que otra oración, que tampoco está de más.
8 comentarios:
Me gusta cómo escribes y te expresas, te seguiré a partir de ahora.
Saludos
Hola,
conozco gente que han probado de todo para estar embarazados. En realidad, algunos, a día de hoy, lo han conseguido y otros, aún persisten, cosa que veo genial.
Estoy seguro que algún día lo conseguirán, como tu hermana.
Saludos desde Irlhadia!
Hola!!!
Vine a conocerte porque participamos de los 20 Premios Blogs.
Este artículo me llegó al alma. No sabés todo lo que hizo mi hermano y mi cuñada para quedar embarazados. Todo! La última inseminación viajaron a los Estados Unidos (una fortuna). Y no hubo caso.
Pero se puede ser padres de muchas maneras. Ahora están en la lista de adopción y todos rezamos para que el bebito tan deseado llegue pronto a nuestra familia.
Quedaron muy mal después de los tratamientos, es mucha la presión y los sentimientos en juego.
Pero se tienen el uno al otro y se aman y siempre dicen que eso es lo mas importante. Yo creo que el hijo llegará. De una u otra forma.
Que tu hermana intente no desesperar, la vida tiene muchas vueltas...
Te dejo un beso...
Curiosamente yo también conozco a una pareja que estuvo años intentándolo todo para tener un crío (siete, concretamente) y después de dejarlo por imposible y perder mucho dinero por el camino, se quedaron embarazados de forma natural.
Creo que es uno de los niños más deseados del mundo.
Como bien dices, es injusto lo caprichosa que se vuelve a veces la vida; que quien desea tener hijos con todas sus fuerzas no pueda y quien pueda no los quiera e incluso llegue a maltratarlos o abandonarlos es todo un despropósito que pone de manifiesto (una vez más) lo mal repartido que está el mundo.
En fin, le deseo toda la suerte a tu hermana. También fuerza y paciencia, porque con estas cosas ya se sabe.
Espero que todo salga bien.
¡Ánimo!
Un abrazo.
Gracias por tus buenos deseos Beeril. Un abrazo
Tu comentario Abril Lech es el más bonito que me han hecho nunca. No sabes cuánto te lo agradezco. Espero que tus buenos deseos se hagan realidad. Un beso
Gracias por tus buenos deseos Perséfone, Dios te oiga. Un abrazo
Me alegra saber que te gusta y que contaré con un seguidor de una tierra tan bonita como Granada. Un saludo
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