Por fin vi Ágora. Por la polémica que suscitó cuando se estrenó, tenía curiosidad por saber cómo era. Al igual que todas las películas de Amenábar, tiene cosas notables y otras no tanto. Despliega un amplio repertorio de medios técnicos, que dan un gran realismo a la historia y hace que nos metamos en la acción como si estuviéramos allí, muy al estilo del cine norteamericano. Muy buena reconstrucción del ambiente de la época. Pero el argumento en sí resulta muy flojo.
He encontrado pocas cosas acerca de Hypatia cuando he querido buscar algo sobre su vida en Internet, y parece que Amenábar adolece también de esa falta de información sobre este personaje. La película entera es un corretear de aquí para allá de gente, unos perseguidos por otros, escenas de masacre y brutalidad constantes, y no creo que esto fuera así tampoco en realidad. Hay poca sustancia en los diálogos, y sobre todo en las elucubraciones científicas que se ponen en boca de Hypatia. Resultan simplistas y tediosas. La hace aparecer como una visionaria frígida e inflexible, perdida en su mundo de saber, ajena a lo que la rodeaba, admirada más por su belleza que por otra cosa.
El director se recrea en la vertiente mas oscura del tema, la vena sanguinaria de cierto sector del cristianismo, que ensombreció con sus actos el fundamento natural de los seguidores de Jesucristo, que no es otro que amar al prójimo como a ti mismo y poner la otra mejilla. Es muy propio de Amenábar detenerse en los aspectos más siniestros de la vida en general, y de la mente humana en particular, da igual el tema que trate.
El final de Hypatia, que yo desconocía, va muy en la línea de sus películas, en las que siempre deja el hecho más truculento y morboso para el final, en un afán efectista que resulta la mayoría de las veces desagradable y grotesco. Amenábar busca a toda costa sorprender al espectador, pero de una forma brutal.
Muchos han visto en la forma como ha llevado la trama con Ágora una venganza suya por el trato que según él recibió en el colegio religioso en el que estudió de niño. En realidad parece que sigue siendo un crío enfadado que se ha desfogado con una pataleta, incapaz de asimilar frustraciones pasadas y presentes. Si a él le sirvió para exorcizar sus demonios, pues mejor para él, pero la intención es malsana porque pretende llevarnos a su terreno, que todos pensemos como él, mostrándonos una realidad parcial. No vamos a juzgar a todo un colectivo como el cristiano por unos cuantos sucesos concretos que fueron, desde luego, deleznables. En nombre de Dios se cometieron en esa época y en otras posteriores muchas atrocidades, pero una gran mayoría de cristianos no se comporta así.
La figura de Hypatia no está lograda. Por las cosas que he leído sobre ella, debió ser una mujer más grande de como se la ha representado en esta película, una erudita a la que además de la inteligencia le acompañó la belleza, mucho más espectacular que la de la actriz que ha elegido para encarnarla, según algunos grabados de la época. Y también una determinación que no estuvo exenta de feminidad, porque tener carácter y personalidad no implica en una mujer ser un sargento de caballería ni una déspota. Al final lo único que me ha parecido interesante del film es el amor ardiente y frustrado que sentía su esclavo por ella, me ha gustado la forma como lo ha interpretado el actor que lo encarnó, hay una enorme carga de amor-odio en esa relación, una constante lucha de sentimientos encontrados. Es como el Heathcliff de Cumbres borrascosas pero en Alejandría, ligero de ropa y con una espada en la mano. Es muy conmovedor y muy perturbador. Me encanta.
Fue Hypatia sin duda alguien singular para el momento histórico que le tocó vivir, y como suele suceder con todos los que destacan y se diferencian del resto, despertó envidias y recelos, y sufrió las consecuencias de todo eso. Ella se habria merecido un retrato mas fidedigno de su persona y sus circunstancias, y no solo un buen logrado monton de efectos especiales.
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