- La reina de este mundo es siempre la esperanza.
- Cuanto mayor sea la exigencia de un hombre respecto de sí mismo, con más dificultad alcanzará el éxito a sus ojos, que son, en puridad, los únicos que lo otorgan.
- Cuando mudamos el parecer que tenemos sobre alguien es más probable que seamos nosotros los que hemos variado que la persona aquella.
- Ser deseados sin desear es tan violento como amar sin correspondencia, y por supuesto mucho más ridículo.
- Los problemas del corazón siempre maltratan el alma.
- Los sentimientos no expresados se convierten en resentimientos.
- Otorgar amistad a quien brinda amor es como darle pan a quien tiene sed.
- El olvido no existe, pero tampoco la constante presencia.
- El poderoso no es el que hiere o destruye sino el que sabe crear y construir.
- Amar y ser amado es un privilegio, es la gloria del mundo.
- El amor nunca aspira a ser agradecido ni compadecido, sino correspondido con amor.
- El amor perfecto sería el que consistiera en una amistad con momentos eróticos. Una situación equilibrada en la que el amigo consuela de la pena que provocó como amante.
- La felicidad es darse cuenta de que nada es demasiado importante.
- Vivid no de acuerdo con los ideales recibidos, sino con vuestras aspiraciones, con vuestra intuición más vehemente.
- El que no ama siempre tiene razón, es lo único que tiene.
- No aspiro a la felicidad sino a la serenidad; la 1ª es un don, la 2ª, un aprendizaje.
- Todos tenemos un momento de oro en que se nos concede la felicidad. Luego unos se quedan con el momento y otros con el oro.
- Entre el recuerdo y la memoria hay mucha diferencia: el 1º es la depuración de la 2ª.
- No consiste la felicidad en que nos amen, sino en saber que se nos ama.
- El amor no se busca, se encuentra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario