jueves, 15 de marzo de 2007

Mamina

Si paso por Alameda
no dejo de recordar
a mamina, que me espera
y me tiene que narrar
cosas .... de su edad primera.
Ella vive de recuerdos,
de recuerdos de su infancia,
de su madre, de sus hijos
y ¡ay que ver con qué elegancia
se colocaba sus rizos!.
Tiene todo el pelo blanco,
como la más pura nieve
y yo creo que ahí reside
todo su mayor encanto.
Descansa de sus fatigas,
de su mucho caminar,
rodeada de sus hijos
que la cuidan con afán.
Es el premio a sus desvelos
por querer bien a los suyos,
hasta el gato en un murmullo
la mima, con tierno anhelo.
Este poema se lo dedicó mi madre a su abuela Carmen, a la que llamaban "mamina".

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