miércoles, 9 de enero de 2013

Un poco de todo (XIX)


- No tomé al pie de la letra a Gerard Depardieu cuando dijo que él era ciudadano del mundo, y todo por un tema económico. Siempre he pensado que este hombre es como una olla a presión, va acumulando pasiones, buenas y malas, hasta que termina estallando. Impulsivo como es, se deja llevar por sus emociones hasta límites insospechados, pero dentro de su aparente locura hay siempre un trasfondo arrebatado de inteligencia y exacerbada sensibilidad, todo lo que hace tiene su por qué, salpicado con unas gotas de un sarcástico sentido del humor.

Escuecen a los ricos los impuestos con los que les está gravando la Hacienda francesa. Aquí deberían hacer lo mismo. De todos modos siempre ha existido la evasión de capitales y  paraísos fiscales como Suiza. Depardieu ha optado, por lo que se ve, por poner tierra de por medio él mismo, en lugar de hacerlo sólo su dinero.

Pero no nos engaña. Sería el primer francés que abandonara su patria sin añorarla siquiera un segundo. El chovinismo tiene allí su cuna. No tardará el histriónico actor en regresar a la tierra que le vio nacer en cuanto se le pasen un poco las nubes de borrasca. Volverá con su sempiterna sonrisa y sus ojos picarones e incisivos para seguir con sus excesos, adorados por sus seguidores, cuya fascinación hace que no puedan ver en él nunca tacha alguna.

De momento, nos ha dejado en la retina la imagen horrible de su abrazo al ominoso Putin y la comida que tuvo con él, además de imposición de banda honorífica para demostrarle lo contentos que están de tenerlo en su territorio, y su vestimenta rusa para ambientar sus declaraciones públicas. Una puesta en escena digna del actor que es. Antes se hizo belga también, y si sigue en racha, por aquello de no desdecirse de que es ciudadano del mundo, podría seguir adoptando todas las nacionalidades que le salieran al paso. Parece que va errante en busca de un lugar apropiado para él y que no termina de encontrar.

¿Por qué no ha venido a vernos a nosotros los españoles?. ¿Es que no quiere abrazarse a Rajoy? ¿O quizá es por la tradicional animadversación histórica que hay entre Francia y España? Si le apreciamos mucho, seguimos desde hace mucho tiempo su trayectoria profesional. Además aquí los ricos están a sus anchas y hasta se permiten el lujo de manifestarse en taxi, pagando el dinero que haga falta tras la subida de bandera, por asuntos como el euro que hay que abonar con cada receta médica, algo que a ellos en realidad les trae al fresco.

Si vienes a vernos Depardieu te encontrarás con un país no muy distinto al tuyo en muchos aspectos, sólo que aquí nos lo tomamos todo más a guasa. Te ibas a divertir.

- Gracias a CUIDADO con los HUEVOS por ser nuevo seguidor de este blog. Me encantan el huevo frito de la imagen que le representa.


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