Estoy alucinando con el plan de
formación que tienen en el ministerio en el que estoy ahora trabajando. Con un correo
electrónico anunciando “Ofertas del mes”, como si te estuvieran vendiendo un kilo de
naranjas, te ofrecen cursos con títulos tan peculiares como “Aprende a
estar en lo que estás: disfruta el instante”, “Gestión de la incertidumbre” o
“Argumentar para convencer”.
El 1º se basa
en conocer lo que es el “Mindfullness” o conciencia plena, basado en la
meditación budista. Según la Wikipedia: “consiste en prestar atención, momento
por momento, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente
circundante, de forma principalmente caracterizada por "aceptación" -
una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no. El
cerebro se enfoca en lo que es percibido a cada momento, en lugar de proceder
con la normal ruminacion acerca del pasado o el futuro.
En este
contexto, la ruminación se define como una atención compulsivamente enfocada en
síntomas de inquietud, sus posibles causas y consecuencias, contrariamente a
sus soluciones. Ruminación se parece a 'preocupación' excepto que la ruminación
se enfoca en sentimientos negativos y experiencias del pasado, mientras que la
preocupación se ocupa de potenciales eventos negativos en el futuro. Tanto
ruminación como preocupación están asociados a la ansiedad y otros estados
emocionales negativos. La ruminación ha sido estudiada como un factor cognitivo
de vulnerabilidad a la depresión”.
De todas
formas, lo de aprender a estar en lo que estás en el trabajo se ha hecho mucho
más difícil desde que en la Administración permitieron el uso de internet. Es
casi compulsivo meterse en Google a diario aprovechando cualquier rato libre. Esa es nuestra manera de “disfrutar del instante” que anuncian en
el curso, evadirse como sea de la rutina que impone lo administrativo. Al fin y
al cabo no podemos pedir que nos traten como al personal que trabaja en Google
precisamente, que tienen sus espacios de relax que son como de cuento de hadas
futurista, y hasta comen y cenan con sus familiares en las extensiones de
hierba que hay alrededor de los edificios de la empresa cuando hace buen
tiempo, en plan picnic total, con los niños jugando y confraternizando todos
con todos, jefes y empleados. Eso es buen rollo y no otra cosa.
En cuanto a
la gestión de la incertidumbre, supongo que será un curso para jefes, que son
los que tienen que tomar decisiones y a los que se les presentan disyuntivas.
Al currito base la mayor incertidumbre que se nos puede presentar durante la
jornada laboral es si desayunar croissant o pulga de atún. Si se refieren a
otras incertidumbres que lo avisen, que a lo mejor sí me apunto.
Leyendo el
contenido del curso, se habla de “conocer las emociones propias y colectivas
frente al cambio y transmitir actitudes positivas frente a la incertidumbre”.
Se señala a continuación que es útil para aquellos que quieran adquirir habilidades
en el manejo de situaciones en las que hay falta de control. En la
Administración está prohibido perder la cabeza. El desmelenamiento burocrático
no se concibe. Cada cosa debe estar en su sitio, la mecanización es absoluta,
somos como Chaplin en Tiempos modernos, ajustando las piezas de la cadena de
producción en una rutina interminable que no admite iniciativas ni reflexión.
Y en lo
referente al último curso, “Argumentar para convencer”, parece dirigido a
vendedores o a políticos, que tanto tienen en común si se mira bien. En el
resumen del contenido se puede leer “habilidades para la persuasión y la
comunicación”. A los que trabajamos en la Administración se nos convence y nos
persuade no quitándonos pagas ni los pocos días libres de que disponemos al
cabo del año, ni congelándonos el sueldo, exiguo por otra parte. Si el curso es
para persuadir nosotros a nuestros gobernantes de que no hagan todas esas cosas
con nosotros, lo llevamos claro.
En fin, que
estos cursos, de 3 días cada uno, no puntúan en los concursos de traslado,
porque a quién puede importarle si estás en lo que estás, si gestionas tu
incertidumbre o sabes argumentar para convencer, pero para echarnos unas risas
sí que valen. Si casi creí que era una broma cuando me los mandaron por e-mail,
tuve que mirar el calendario para cerciorarme de que no era el Día de los
Santos Inocentes. No, hasta diciembre no toca, osea, que toda esta oferta
formativa iba en serio. Qué será lo próximo que se les ocurra a las mentes
pensantes del ministerio, pero no sólo de éste, que en los demás andan por el
estilo. Lo sé bien, que ya he pasado por muchos, por aquello de combatir el
aburrimiento burrocrático, que me provoca tanta incertidumbre, siguiendo la estela del mindfullness de intentar disfrutar del momento.
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