Construcción que data del siglo XIX, y que se encuentra en Sintra (Portugal), fue mandada construir por Antonio Augusto Carvalho Monteiro, conocido coleccionista y bibliófilo, licenciado en Derecho pero de profesión entomólogo. Hombre altruista y excéntrico, era hijo de unos portugueses que hicieron fortuna en Brasil. Sus intereses culturales influyeron en los misteriosos símbolos e iconografía del lugar, obra del arquitecto Luigi Manini, por encargo suyo.
El palacio, los jardines, las grutas, lagos y otros edificios esconden significados relacionados con la alquimia, la masonería, los templarios y la rosacruz (legendaria orden secreta), y que evocan las arquitecturas románica, gótica, renacentista y manuelina (variación portuguesa del gótico y del mudéjar, desarrollada durante el reinado de Manuel I de Portugal).
Se dice que con la misma llave con la que se abre el palacio se abre también la puerta de la tumba de Carvalho Monteiro.
En 1.997 el Ayuntamiento de Sintra adquirió la quinta, considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y después de un exhaustivo trabajo de recuperación, fue abierta al público y alberga diversas actividades culturales.
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