Me encanta comprobar cómo están
cambiando los rígidos cánones de decoración que perduran desde hace décadas,
como que las cocinas lleven azulejo en la pared y gres en el suelo. Ahora se ven planchas de madera o muros de piedra
envejecida en las paredes, y tarima o parquet con alfombras en los suelos. En
los baños pasa lo mismo. Me chiflan esas duchas con suelos de madera, o
sobre el mismo suelo con el sumidero a nivel inferior para que no se vaya
el agua fuera. Se acabaron las juntas sucias de azulejos y baldosas, a las que
siempre había que estar aplicándoles productos para blanquearlas, y también
los obstáculos para acceder a la ducha, que cuando ya se va teniendo una edad
son una continua molestia.
Paseo la vista
por las imágenes de Westwing Home, una página de decoración del hogar que un
día, hace tiempo, descubrí por casualidad, y a la que me suscribí para que me
mandaran correos con las últimas novedades, ideas y sugerencias. Y tanto he visto que ha habido veces que en el duermevela, cuando ya estoy acostada por la noche, me vienen flashes mentales en los que se mezcla un
poco de todo lo que he contemplado, colores, formas, luz, y es en esa fase,
curiosamente, en la que de pronto soy creativa en lo que a interiorismo se refiere. Siempre he admirado a quienes
tienen gusto para la decoración, ideas sorprendentes y un 6º sentido para
captar las tendencias de cada momento. En esa fase entre la vigilia y el sueño
no sé por qué soy capaz de inventar entornos en los que me gustaría vivir,
lugares confortables y acogedores que se disipan de mi mente al día siguiente,
cuando intento recordarlos. Sólo he podido traer a la memoria una terraza acristalada
llena de plantas, como una especie de invernadero, en la que entraba el sol a
raudales e iluminaba con su cálida luz muebles blancos y encimeras de haya o
marrón chocolate con leche, repletos de objetos.
Pero si hay algo que me chifla
son los office. Tener un lugar en la cocina donde comer me parece lo más. Ya no
se llevan los asientos de rinconera, ahora se imponen grandes mesas con sillas
de ratán que son tan bonitas y cómodas, y colgando del techo lámparas de metal
oscuro por fuera y por dentro como de cobre reluciente. Los mostradores con
taburetes me gustan menos, son más incómodos. Yo no sabía de la existencia del
ratán hasta hace poco. Es parecido al
bambú, una especie de palma que crece en África, Asia y Australia.
También me gustan los recipientes
de cristal grandes llenos de agua sobre los que se ponen velas flotando o
pétalos de flores. En las mesas de centro para salones dan un toque relajante y
como de ambiente limpio. Se ven mucho enormes lámparas con pantalla negra
pendiendo del techo, a baja altura.
Cuando veo una película en la que
la mayor parte de la acción transcurre en una casa que me gusta me suelo fijar
en los detalles de interiorismo. Una de las que más me gustó fue la que apareció
en Cuando menos te lo esperas aunque, claro, es una mansión de las de
los Hamptons, lugar donde el dinero y el buen gusto corren a raudales. Recreaba mi vista con
una lámpara de mesa en el salón, o una vela metida en un recipiente de cristal (qué bonito) sobre una mesilla de noche en un dormitorio, un pequeño ramillete de
flores blancas en el baño, unas conchas en un mueble del recibidor (es una casa junto al mar). Por no
hablar de las alfombras, las enormes cristaleras del salón, en fin, todo. Los ojos se me perdían en medio de tanta belleza.
Tampoco se queda atrás la casa
que aparecía en Lo que la verdad esconde. El baño precioso, en tonos blancos,
gris perla y detalles en negro. El despacho elegante y acogedor, con muchos
ventanales y muebles de madera brillante. El dormitorio con moqueta blanca y
una zona junto a las grandes ventanas con mesita y sillones, y muchos
almohadones. Precioso y amplio el porche, y maravillosos los jardines de alrededor, con
unas vistas al mar impresionantes.
Ciertamente hay quien no le da
importancia a la forma en que se dispongan las cosas en una casa, pero es
importante vivir en un lugar que esté a tu gusto, que sea confortable. Yo sí
creo que es importante la decoración, y son los pequeños detalles los que
determinan un conjunto atractivo que lleva tu sello personal y en el que apetezca estar.
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