viernes, 13 de febrero de 2015

Decoración

Me encanta comprobar cómo están cambiando los rígidos cánones de decoración que perduran desde hace décadas, como que las cocinas lleven azulejo en la pared y gres en el suelo. Ahora se ven planchas de madera o muros de piedra envejecida en las paredes, y tarima o parquet con alfombras en los suelos. En los baños pasa lo mismo. Me chiflan esas duchas con suelos de madera, o sobre el mismo suelo con el sumidero a nivel inferior para que no se vaya el agua fuera. Se acabaron las juntas sucias de azulejos y baldosas, a las que siempre había que estar aplicándoles productos para blanquearlas, y también los obstáculos para acceder a la ducha, que cuando ya se va teniendo una edad son una continua molestia.
Paseo la vista por las imágenes de Westwing Home, una página de decoración del hogar que un día, hace tiempo, descubrí por casualidad, y a la que me suscribí para que me mandaran correos con las últimas novedades, ideas y sugerencias. Y tanto he visto que ha habido veces que en el duermevela, cuando ya estoy acostada por la noche, me vienen flashes mentales en los que se mezcla un poco de todo lo que he contemplado, colores, formas, luz, y es en esa fase, curiosamente, en la que de pronto soy creativa en lo que a interiorismo se refiere. Siempre he admirado a quienes tienen gusto para la decoración, ideas sorprendentes y un 6º sentido para captar las tendencias de cada momento. En esa fase entre la vigilia y el sueño no sé por qué soy capaz de inventar entornos en los que me gustaría vivir, lugares confortables y acogedores que se disipan de mi mente al día siguiente, cuando intento recordarlos. Sólo he podido traer a la memoria una terraza acristalada llena de plantas, como una especie de invernadero, en la que entraba el sol a raudales e iluminaba con su cálida luz muebles blancos y encimeras de haya o marrón chocolate con leche, repletos de objetos.
Pero si hay algo que me chifla son los office. Tener un lugar en la cocina donde comer me parece lo más. Ya no se llevan los asientos de rinconera, ahora se imponen grandes mesas con sillas de ratán que son tan bonitas y cómodas, y colgando del techo lámparas de metal oscuro por fuera y por dentro como de cobre reluciente. Los mostradores con taburetes me gustan menos, son más incómodos. Yo no sabía de la existencia del ratán hasta hace poco. Es parecido al bambú, una especie de palma que crece en África, Asia y Australia.
También me gustan los recipientes de cristal grandes llenos de agua sobre los que se ponen velas flotando o pétalos de flores. En las mesas de centro para salones dan un toque relajante y como de ambiente limpio. Se ven mucho enormes lámparas con pantalla negra pendiendo del techo, a baja altura.
Cuando veo una película en la que la mayor parte de la acción transcurre en una casa que me gusta me suelo fijar en los detalles de interiorismo. Una de las que más me gustó fue la que apareció en Cuando menos te lo esperas aunque, claro, es una mansión de las de los Hamptons, lugar donde el dinero y el buen gusto corren a raudales. Recreaba mi vista con una lámpara de mesa en el salón, o una vela metida en un recipiente de cristal (qué bonito) sobre una mesilla de noche en un dormitorio, un pequeño ramillete de flores blancas en el baño, unas conchas en un mueble del recibidor (es una casa junto al mar). Por no hablar de las alfombras, las enormes cristaleras del salón, en fin, todo. Los ojos se me perdían en medio de tanta belleza.
Tampoco se queda atrás la casa que aparecía en Lo que la verdad esconde. El baño precioso, en tonos blancos, gris perla y detalles en negro. El despacho elegante y acogedor, con muchos ventanales y muebles de madera brillante. El dormitorio con moqueta blanca y una zona junto a las grandes ventanas con mesita y sillones, y muchos almohadones. Precioso y amplio el porche, y maravillosos los jardines de alrededor, con unas vistas al mar impresionantes.
Ciertamente hay quien no le da importancia a la forma en que se dispongan las cosas en una casa, pero es importante vivir en un lugar que esté a tu gusto, que sea confortable. Yo sí creo que es importante la decoración, y son los pequeños detalles los que determinan un conjunto atractivo que lleva tu sello personal y en el que apetezca estar.
  

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