- La mayoría de la gente no suele fijarse en los
carteles que nos salen al paso, cuando deambulamos por la gran ciudad. Yo dejo
vagar la vista a mi alrededor, sin rumbo fijo, y no es difícil que me encuentre
con alguno que me llame la atención, por su curioso contenido en el que me
cuesta creer que nadie haya reparado.
Uno que hay en la
fachada del monasterio de la Encarnación, por ejemplo, reza: “Se prohíbe hacer aguas baja la
multa correspondiente”. El estilo de la frase, antigua y alambicada, hace juego
con el del edificio, muy añejo también. Me gusta encontrarme con estos vestigios del pasado, cuando se cuidaba tanto lo que se decía y cómo se decía.
Pero la
mayoría no son tan finos. En un callejón que hay junto al sitio donde trabajo
alguien grafiteó: “No me gusta que me veas vomitar”. Y ciertamente que es un
lugar que muchos eligen para sus desahogos, ya sean los que se prohibían en el
monasterio de la Encarnación como los que se anunciaban en el graffiti de
marras.
Y para
aquellos que son despistados está el que ponen en los Pans and Company, encima
de los muebles que sirven para vaciar las bandejas: “Por favor, no tirar la
vajilla a la basura”. A veces te dan vasos de cartón y otras tazas de cerámica,
y si se va despistado puede tratar los desperdicios de la misma manera.
- Publicidad penosa la que no cesa de idearse.
Por si nos habíamos olvidado de las polémicas que suscitaban los de Benetton,
ahora Coca Cola saca un anuncio en t.v. en el que se utiliza la situación
personal de los niños adoptados para llegar al corazón de los consumidores. Temas tan delicados no deberían servir para anunciar
ningún tipo de producto. Es cierto que todas esas preguntas que se hacen los
peques durante el spot nos imaginamos que son muy reales,
pero es algo que me parece tan privado y que produce tal tristeza que lo
encuentro una infamia sacarlo de su contexto. “Mamá me han dicho en el cole que
eres muy mayor para ser mi madre”, afirma una niña ante una desconcertada mujer madura. “Me han dicho los compañeros que no sois mis
padres”, le dice una niña oriental a sus padres occidentales. “Me dijeron que
no sois mis padres”, le dice un niño negrito a sus padres, dos hombres blancos.
Familias monoparentales, multirraciales y homosexuales, todo tiene aquí cabida.
Con el eslogan “comer juntos alimenta tu felicidad” nos introducen la marca presentando
diversas situaciones familiares que normalmente no suelen estar expuestas a la
luz pública.
Lo mismo que ese
bebé negrito escuálido, que yace sobre unas sábanas, mirando con enormes ojos
angustiados, y sobre el que se ha colocado un enorme letrero: “Tiene
los días contados”. Los tenemos todos, realmente, pero la frase es tan
desafortunada que produce más rechazo que otra cosa. Si lo que pretenden es
atraer a la gente a su causa consiguen todo lo contrario.
Qué falta de
buen gusto, tacto y sensibilidad. Ya vale todo, cualquier carnaza es buena
con tal de conseguir el objetivo propuesto.
- Me ha encantado sin embargo un whatsapp que me han mandado
que trataba sobre el amor de manera muy original. Tras una gran pantalla de
rayos X en un parque de Sta. Mónica (California), se ponían dos personas de las
que sólo se ven sus esqueletos, besándose, abrazándose, cogiéndose de la mano,
bailando. Cuando aparecían, cada una por un lado de la pantalla, las 2 primeras
resultaron ser dos chicas (el amor no tiene género), las siguientes eran una
mujer negra y un hombre oriental (el amor no tiene raza), después dos niñas que
eran hermanas, una con síndrome de Down (el amor no tiene discapacidad), luego
dos hombres negros y un niño negro (el amor no tiene género de nuevo), a
continuación una pareja de ancianos orientales (el amor no tiene edad), después
dos niñas de diferente raza (el amor no tiene raza otra vez), luego una mujer
blanca y una hindú (el amor no tiene género ni religión), por último un hombre israelí
y uno palestino que se abrazaban (el amor no tiene religión).
Terminaba el video con una frase que resumía todo lo anterior: “El amor no tiene
etiquetas”. Muy bonito y emotivo, y muy real. La vida tal cual es .
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