martes, 5 de febrero de 2008

Maniática de la última palabra

- Quizá las lágrimas son saladas porque dicen que venimos del mar.

- La libertad es quitarse de encima el yugo de los padres, y después hacer lo mismo con el yugo del marido. Sólo faltaría que mis hijos me pusieran un yugo también. Que no se les ocurra. A ellos les dejo sólo que me subyuguen.

- Mi madre casi no se acuerda de nada de mi infancia, pero sí de la de mi hermana. Amnesia selectiva: eliminamos de la memoria sólo lo que no nos gusta. Voy a tener que ejercer mis derechos de primogenitura. O a lo mejor la vendo por un plato de lentejas. Para lo que me sirve.......

- Creo que tengo la lengua tan suelta porque de niña mi padre censuraba mucho todo lo que decía. Ahora me he pasado al bando contrario, pero tampoco es bueno no tener pelos en la lengua. Con la pluma aún no me pasa. El día que me de el vértigo tampoco tendré pelos en la pluma (¿?).

- Quisiera saber por qué en ésto del amor la cabra siempre tira al monte. Sobre todo si ese monte es de los que no dejan ver el sol. Aparta de mí ese cáliz.

- Qué injusto es que haya especies que viven muchísimo tiempo mientras nosotros, los seres humanos, vamos desapareciendo unos detrás de otros sin remisión. Hay seres vivos que si no los matas, no terminan de morirse. Acabemos con la secuoya.

- Cuando moceaba usaba el carné joven, y ahora sólo espero llegar a mayor para tener algún carné o tarjeta dorada que me reporte algún beneficio. Mientras tanto pululo en una edad intermedia que no tiene carné. Los de mi edad vivimos marginados.

- Como dice Carmen Posadas, “un egoísta es todo aquel que no piensa en mí”.
Pues eso.

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