miércoles, 3 de noviembre de 2010

Tootsie

No sé cuántas veces habré visto Tootsie desde que la estrenaron hace ya unos cuantos años, y sin embargo es ahora cuando consigo sacarle todo su jugo, como si antes no hubiera sido capaz de percibir los pequeños grandes detalles de esta película, como si no la hubiera podido mirar con los ojos del alma.

No es la única vez que en el cine un hombre se ha puesto en la piel de una mujer, aunque en cada ocasión ellos han tenido experiencias muy dispares respecto a nosotras. No hay más que recordar películas como Con faldas y a lo loco, absolutamente hilarantes y delirantes, y más recientemente Lo que piensan las mujeres.

Todas, incluída Tootsie, parecen tratar el tema con ribetes cómicos, pero es en esta última donde la idea central se aproxima más a lo que siente realmente una mujer en un mundo dominado por los hombres. La idea de que un actor se tenga que disfrazar de señora madura y un tanto excéntrica para conseguir que le den un trabajo resulta poco usual, y más que se lo den en una serie de televisión de máxima audiencia sin que nadie se de cuenta de su verdadera identidad. Obligado a llevar una doble vida, termina siendo una auténtica pesadilla mantener las dos personalidades a la vez, en una loco ir y venir de pelucas, vestidos, maquillajes, tacones y complementos que tan pronto se tiene que poner como quitar a toda prisa, y procurando cambiar el tono de su voz a cada momento. Visto así, parece que ser mujer es complicado.

Pero ¿qué es lo que hace de Tootsie un film diferente?. Quizá el hecho de que el protagonista, un actor en paro, a través de su trabajo interpretativo se pone realmente en el lugar de una mujer, hasta el punto de hablar como lo haría ella, desechando los diálogos que le han sido asignados cada vez que rueda un capítulo de la famosa serie en la que interviene, siempre que piensa que no concuerdan con lo que realmente diría una fémina (cuánta indignación, es incluso feminista). Improvisación total, para desesperación del resto del equipo. Y hasta el punto también de terminar pensando como lo haríamos nosotras, en su caso con la mentalidad de una mujer madura soltera, el personaje que interpreta.

Tootsie puede parecer un personaje ridículo en sí mismo, porque tiene la apariencia de la típica cincuentona solterona remilgada y poco agraciada, que nos resulta incluso repelente al principio pero que, sin embargo, tiene una personalidad de la que emana algo tan especial como para atraer la atención de todo el mundo y conseguir crear su propio estilo, sus propias señas de identidad que otros llegarán a admirar e incluso a querer emular. El resultado es muy curioso. Al principio pensamos vaya, otro hombre que pretende hacerse pasar por una mujer, con resultados desastrosos cómo no, como si fuera tan sencillo ponerse en nuestro lugar. Pero no tardará en sorprendernos.

Tootsie sufre en su propia piel todas las ventajas e inconvenientes de su nueva situación. Siente la admiración y el respeto que su trabajo despierta en los demás, pero también sufre el acoso de algunos hombres que la pretenden, entre ellos dos de los compañeros de reparto y el padre de su mejor amiga, de la que está secretamente enamorado. Es delicioso ver cómo se va metiendo en el mundo de ella, cómo la aconseja en relación a los hombres (nadie mejor que él podría hacerlo, puesto que es uno de ellos), cómo consigue que libere su mente de tantas preocupaciones que en el fondo no son tan importantes (nosotras siempre tenemos mil cosas en la cabeza), y cómo comprende la relación que ella tiene con su pequeño hijo. Al contemplarla, Tootsie llega a entender perfectamente lo que es capaz de sentir una madre. Dicen que todos llevamos dentro una parte que no se ve y que es el sexo opuesto al nuestro, la mitad que nos falta, y que aflora en determinadas circunstancias sin por ello perjudicar o anular nuestra auténtica condición. Por qué no un hombre puede sentir la misma ternura que una mujer cuando contempla o cuida de un niño.

Por eso cuando se descubre todo el pastel y él le dice a ella que ha sido mejor como mujer en la relación que ambos mantienen de lo que habría sido como hombre, me parece absolutamente conmovedor, porque es consciente de sus limitaciones como hombre, pero se acepta tal cual es, se expone por fin libre de máscaras sin temor ya, transparente, y al mismo tiempo ha disfrutado de ese otro punto de vista, el femenino, algo de lo que no todos los varones son capaces, y que ha ampliado su visión de la vida.

Tootsie, que es una expresión cariñosa que los padres usan en Norteamérica para referirse a los deditos del pie de su bebé, es el nombre que define a este amago de mujer, un torbellino de sentimientos envuelto en una nube de dulzura y comprensión.

Con personajes así, la causa de la mujer está salvaguardada. Ya sólo su empatía es digna de mención.

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