- “… oyendo la música del órgano, oliendo el incienso del altar mayor, sintiendo el calor de los cirios, viendo cuanto allí brilla y se mueve, contemplando las altas bóvedas, los esbeltos pilares, las pinturas suaves y misteriosamente poéticas de los cristales de colores” (La Regenta, de Benito Pérez Galdós).
- “En la mesa, hablaba antes de comer a la muchedumbre de sus hijos…” (id.).
- “Los que más ríen no son siempre los más felices, sino muchas veces los que más están sufriendo” (La madre, de Máximo Gorki).
- “Es la resistencia a desasirse de lo habitual y cotidiano lo que se enfrenta a la llamada irresistible del mar sin orillas” (El profeta, de Gibran Khalil Gibran).
- “¿Qué es el temor a la necesidad sino la necesidad misma?” (id.).
- “Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda, comprendiendo” (id.).
- “Al trabajar se está amando a la vida. Y amando a través del trabajo es estar muy cerca del más profundo secreto de la vida” (id.).
- “La belleza es la eternidad que se contempla a sí misma en un espejo” (id.).
- “Los borrachos dimiten de la realidad”.
- “Esa engañosa belleza de la juventud que parece tapar la existencia de verdaderos problemas”.
- “Rostro en el límite de los tres días con sus noches de crecimiento vegetal de las pilosidades”.
- “Sirven pescadilla que se muerde la cola en la pensión. Comiendo esa pescadilla comulgaba más íntimamente con la existencia pensional y se unía a la mesa de mártires de todo confort que han hecho poco a poco la esencia de un país que no es Europa”.
- “Se precipitó con mansos saltos de balón de goma”.
- “Pensaba si era mejor besar aquella mano descarnada o simplemente insinuar con la boca el simulacro procurando no hacer ruido hidroaéreo alguno”.
- “¿Pero desprecia este otro modo de vivir, la alta burguesía, porque realmente es despreciable o porque no es capaz de acercarse lo suficiente para participar?. ¿No es más que un sentimiento de desposeído o su moral tiene un valor absoluto? (…). Su rencor le permite ser violento, porque tras su análisis no está dispuesto a admirar a nadie ni a asustarse de nadie, sino a vestir una armadura de insolencia”.
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