lunes, 3 de enero de 2011

La privacidad según Greta Garbo



Cuán interesante me ha parecido siempre la figura de Greta Garbo, no tanto en lo que a su trayectoria profesional se refiere como por el halo de misterio que la envolvió toda su vida, con esa imagen fría y distante que sólo en contadas ocasiones parecía difuminarse, para dar paso a una cálida y cercana, algo que ella misma se encargó de fomentar, y que la convirtieron en una figura inclasificable, enigmática, intensa, absolutamente opuesta al star system tal y como se lo concebía.

La Garbo defendió su derecho a ser distinta de las otras estrellas de Hollywood, se opuso firmemente a ser manipulada de ninguna manera. Al principio de su carrera no fue así, porque siendo aún una actriz incipiente tenía que estar al albur de lo que directores y compañías quisieran hacer con ella, algo que la desagradaba profundamente. Hasta que no se hizo un nombre en el rutilante firmamento del celuloide, no pudo zafarse de las ataduras que atenazaban su libre expresión artística, como les ocurre a tantos otros. Pero Greta Garbo iba más allá, no toleraba la más mínima intromisión en su vida ni en sus decisiones, era como si nunca se relajara, como si estuviera a la defensiva constantemente, temerosa de que pudieran perjudicarla y hacerla daño.

Ella no claudicaba jamás, y aunque su imagen pudiera parecer la de una mujer de hielo, su seguridad provenía más de sus convicciones personales que del posible apoyo que pudiera recibir del pequeño círculo de amigos que la rodeaban. Y todo a costa de su estado de ánimo, de partírsele el corazón muchas veces a causa de la incomprensión ajena, de ser víctima de su propio sentimentalismo, que la llevaba a adorar un país, Norteamérica, pese a que nunca la dejó de considerar una extranjera.

Por eso su reacción fue tan terminal cuando empezaron las malas críticas a sus trabajos. Greta Garbo no quería perder su identidad pero le importaba demasiado la opinión ajena. O todo o nada. Se retiró abruptamente de la escena pública sin casi mediar explicaciones.

Recuerdo de niña, admiradora como ya era de las grandes estrellas de cine, que me parecía una mujer extraña, no comprendía lo extremoso de su decisión, los motivos que la habían llevado a casi desaparecer del mundo y vivir como una ermitaña. Encontraba su actitud precipitada y la causa del desenlace con poco fundamento, ya que por entonces se decía que lo había hecho porque no quería envejecer ante las cámaras, que quería que el público la recordase eternamente joven y bella. No en vano era "la divina". Me daba lástima pensar que se hubiera recluido en su soledad, ella que había dado tan buenos momentos a la historia del cine y nos había hecho disfrutar tanto. Lo consideraba injusto, cruel. Las personas que nos han hecho gozar tanto debieran estar consideradas siempre.

Yo por aquel entonces, una niña como era, no entendía las razones de su comportamiento. Ahora sí las entiendo, y muy bien. Todo aquello no fue sino el producto de una gran decepción, una desilusión tan enorme que creó un abismo insondable en su vida. Ella lo había dado todo y a cambio no obtuvo el reconocimiento pleno de la crítica, que parecía estar al acecho de cualquier defecto que pudieran encontrarla. Permanecer expuesta, caminando sobre aquella cuerda floja por la que tienen que ir todos los artistas en general, no habría hecho sino ahondar aún más esa falla en su existencia, esa brecha abierta en su alma.

Dicen que accedió a volver sólo en una ocasión, y hay una cinta grabada con la prueba que hizo para una película que la interesó, pero no encontró financiación y ella ya no volvió a insistir, definitivamente decepcionada.

Y como no quiso ser carnaza de nadie mientras estuvo en activo, mucho menos lo quiso ser cuando se retiró, con 36 años. Si ya en sus apariciones públicas ante la prensa cuando aún actuaba no cuidaba demasiado su apariencia, pues se presentaba sin apenas maquillar, cuando decidió apartarse del mundanal ruido y del cegador reflejo de los focos su aspecto fue todavía más desaliñado. Se la podía ver escondida tras grandes gafas negras, con ropas poco glamourosas, con aire ausente, silenciosa. Había un cierto desdén en su actitud, como si todo le importara muy poco.

A lo largo de casi cincuenta años esta fue su vida. Al principio se permitió alguna escapada espectacular, como cuando se embarcó en el yate de Onassis, invitada por éste. Pero la mayor parte del tiempo llevaba una existencia absolutamente discreta, entrando y saliendo de su enorme apartamento de siete habitaciones y haciendo lo que en definitiva todos queremos hacer: lo que nos da la gana.

Y es un alivio, cuando se ha estado sometido a una gran presión y se ha esperado cosas de los demás que no han llegado nunca, cuando se ha dado todo de una misma y a cambio sólo se ha recibido hiel, es ciertamente un descanso apartarse de todo, una relajación para los sentidos poder dedicarse sólo a lo que a uno le guste, sin tener que dar explicaciones, gozando de libertad plena.

Comprendo el sentido de la privacidad de Greta Garbo, un derecho que aún hoy en día sigue siendo pisoteado. Yo personalmente me opongo incluso a las intromisiones que los más allegados puedan hacer en mi vida. El parentesco o la amistad parece que dan derecho a no se sabe muy bien qué cosas. Como se suele decir, la confianza da asco. Entrará en mi ámbito privado quien considere oportuno, que no es cualquiera. Aunque por el hecho de escribir un blog parece que estoy desnudando mi alma, nada más lejos de la realidad. Hay cosas que son sólo mías y que serán privadas menos para unos pocos, y en ocasiones ni para ellos. Somos algunos los que nos gusta guardar celosamente nuestra intimidad, entre ellos Greta Garbo.

1 comentario:

V-scarlett dijo...

Me pareció excelente tu publicación.
Siempre he sido una acérrima defensora de la intimidad y la libertad a costa de ganarme el apelativo de "rara" y de sentirme muchas veces fuera de este mundo; pero creo que nuestros sentimientos más profundos necesitan ser protegidos de cualquier intromisión porque constituyen nuestro ser, nuestra persona.
Desde niña he sentido una gran fascinación por el arte en todas sus expresiones pero hace unos años se despertó en mi una pasión por el cine clásico y fue allí cuando conocí a Greta Garbo e inmediatamente me sentí identificada con ella. Todo el mundo siempre se ha preguntado en que consistía su magnetismo y la fascinación que despertaba,y nunca han podido resolverlo. Yo creo que su magnetismo y misterio radicaba en que siempre mantuvo intacto su ser.
No tuve la suerte de vivir en la misma epoca que ella, y de hecho ella se fue de este mundo cuando hacía solo unos años que yo había llegado a él, pero de todas formas siento como si la hubiera conocido.
Muy interesante tu blog.
Saludos

 
MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes