Hoy nos toca ya regresar a casa, se nos acabaron las vacaciones. En realidad aún no tengo que regresar al trabajo hasta dentro de nueve días, y además va a ser visto y no visto, porque me llamaron hace un par de días para decirme que me habían concedido un concurso de traslados de los muchos que pedí, curiosamente el primero. Nunca antes me habían dado una vacante en pleno verano, en mitad de las vacaciones. Es un poco flipante.
Hasta que no regrese no empiezan a computarse los plazos para cesar en mi puesto actual e incorporarme a mi nuevo puesto. La verdad es que estoy muy sorprendida, pues siempre me ha llevado mucho tiempo conseguir una vacante en otro sitio cada vez que lo he solicitado. Cuando pasé de Defensa a Justicia estuve un año pidiendo sin parar, y cuando pasé a Cultura fueron dos interminables años. Ahora, sin embargo, no me ha llevado ni dos meses, aunque no es la vacante que más me hubiera gustado que me hubieran dado.
Voy a ir a un sitio de Fomento que está cerca de donde trabajaba hasta ahora. Tengo curiosidad por saber cómo serán mis nuevos compañeros y el trabajo que voy a desempeñar. Es un edificio antiguo, de techos altos y pequeña escalinata de mármol a la entrada.
Un poco más de nivel, un poco más de sueldo y la posibilidad de saber más sobre otras cosas. Estar haciendo siempre lo mismo es aburrido.
En fin, tomémoslo con calma, tantas novedades.
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