viernes, 7 de octubre de 2011

El lenguaje SMS


Hacerse con las nuevas tecnologías no es siempre tarea fácil, pero manejar el lenguaje que arrastra consigo es aún más complicado, al menos para mí.

No soy capaz de entender la mayor parte de lo que quieren decir las frases que aparecen en la parte inferior de la pantalla en ciertos programas, cuando la gente manda mensajes por el móvil para dar sus opiniones en televisión. Sílabas sueltas, cambio de b por v y al revés, omisión de la h inicial o de vocales, usar números o signos aritméticos en lugar de las palabras, cambio de c por K, o de b por w, o de la y por i, etc.

La mayoría de las cosas que pretenden decir se sobreentienden por el contexto de la frase, porque son palabras amputadas que por sí solas no significan nada: tmb en lugar de también, a2 en lugar de adiós, knto por cuánto, wuenas por buenas, xq en lugar de porque, estoi en vez de estoy. Luego hay términos que suenan hasta mal, y de los que desconozco su etimología y cómo se ha llegado a semejante aberración, como "xoxo" que significa abrazos y besos (¡¿?!).

Luego están los emoticones, unos que expresan estados de ánimo, como :) que es alegría o xD que es carcajada, y otros que representan objetos y suelen ir entre paréntesis, como (L) que es corazón, o (K) que es beso.

Una vez le pregunté a mi hija si lo hacían a propósito para resultar originales o es que eran medio analfabetos. Ella me dijo que lo hacían así porque querían, pero tengo mis serias dudas al respecto. Analfabetismo puro y duro es lo que es. Terminaremos hablando con onomatopeyas.

Comprendo que se haya inventado un pseudo lenguaje con el que poder comunicarse vía SMS, pues el formato requiere simplicidad y rapidez, pero también sucedía lo mismo cuando antaño se enviaban telegramas, y sin embargo se entendía perfectamente todo lo que en ellos se decía. Había economía de palabras, no de sintaxis.

Si soy incapaz de leerlos, mucho menos de escribirlos. Mi hermana me manda mensajes al móvil que tienen mucho de ese lenguaje, no todo, quizá porque la moda nos ha pillado un poco tarde. Y mis hijos lo utilizan habitualmente. Yo me siento bloqueada si pretendo hacer lo mismo, no me sale, me parece una aberración. No estaré en la onda, pero me da igual.

El lenguaje de los SMS parece más el balbuceo de alguien que sufre retraso mental o algún problema foniátrico o de afasia que le impide desarrollar un discurso normal. Tendemos a economizar, a esquematizar, a reducir casi a la nada la cultura y la comunicación. Y esto afecta hasta a los libros de texto de nuestro actual sistema educativo.

Me niego a perderme en esos desiertos lingüísticos en donde hace tiempo desapareció todo vestigio de vida, producto sin duda de la apatía y la fugacidad que imperan en nuestro mundo hoy en día. Yo seguiré poniendo cada sílaba en su sitio, cada coma, cada punto. Será más largo, tardaré más, pero me entenderá to quisqui, no sólo unos cuantos que están en esa extraña y exclusiva “onda”.

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