martes, 11 de octubre de 2011

El método Dukan


Hace un mes que decidí comprar el libro de Pierre Dukan para informarme sobre su famoso método de adelgazamiento. Muchas voces se han alzado en su contra, pero después de leerlo me parece que aquellos que lo critican lo hacen movidos por la envidia o porque este método va a suponer cuantiosas pérdidas para las clínicas de adelgazamiento y las consultas endocrinológicas.

En dos ocasiones me he puesto en manos de un especialista, siempre coincidiendo con malos momentos de mi vida. La reacción de mi cuerpo ante la angustia y el dolor moral es la de ponerme como una vaca, y no porque me de ansiedad y coma más. La 1ª vez con 23 años, cuando murió mi abuela Pilar. Coincidió además con que había terminado mi carrera y tenía menos actividad. Decidí acudir a la consulta de un endocrino que encontré en las páginas amarillas y que resultó ser cara pero estupenda.

Siempre me recibía con música clásica. Palpó mi tiroides el primer día, cogió un michelín con una tenazas que llevaban una especie de reloj, para medir la cantidad de grasa corporal y, al cabo de un tiempo, pretendió incluirme a toda costa en un tratamiento anticelulítico, pero cuando comprobó aplicándome unas bandas de gel frío que yo no tenía semejante cosa, pareció incluso que le molestaba. En estos sitios se va sobre todo al negocio, aunque iban allí otros pacientes que sí tenían verdaderos problemas de salud, como un niño de unos 12 ó 13 años con un índice de colesterol bestial. A esos los trataba con sumo interés y delicadeza.

A mí me sometió a dos dietas hipocalóricas, una de 1200 calorías, y cuando dejé de bajar peso otra de 900. Pasé más hambre que el perro de un afilador, pesando todo lo que comía, con las rebanadas de pan integral racionadas, en fin, un horror. Me recetó unas pastillas que regulaban la función tiroidea, y otras para el abatimiento, que no me tomé. Como era la primera vez que me ponía a régimen adelgacé mucho y rápido, y luego me mantuve bien bastantes años.

La 2ª vez mientras estuve casada, siendo los niños aún pequeños. Era infeliz y estaba estresada. Fui a la consulta de una endocrina que le había dado muy buen resultado a una amiga de mi hermana. Ella aplicaba acupuntura, recetaba unas pastillas carísimas y restringía el consumo de ciertos alimentos. Recuerdo que mis hijos me acompañaban y se quedaban alucinados cuando me veían con los brazos y las piernas llenos de agujas. También adelgacé mucho y me quedé estupenda.

Ahora, después de mi divorcio, vuelvo a las mismas, pero ya no estaba dispuesta a gastar más dinero en consultas. El libro de Dukan me permite seguir las indicaciones en casa sin más. Los cinco primeros días son a base de proteína pura: carne de ternera, de pollo o de pavo a la plancha o asada, pescado a la plancha o cocido, huevos cocidos o en tortilla, marisco, embutido de pavo o york, leche desnatada, aspartamo como edulcorante, postres lácteos (natillas, mousses, yogures desnatados), y una cucharadita y media de salvado de avena mezclado con algunos de ellos. Nada de pasta, ni arroz, ni legumbres, ni pan, ni dulces, ni fruta. Después de esta introducción se incorporan las verduras, todas menos la patata, y la zanahoria con restricciones.

Se recomienda hacer ejercicio, pero muy moderado: unos abdominales en la cama al levantarse por la mañana y al irse a acostar, subir las escaleras evitando el ascensor, o ir a la compra dejando el coche de lado (el que lo tenga). Es una buena forma de cambiar las rutinas y hacer un poco de gimnasia.

También recomienda tomar las comidas frías, porque según Dukan el cuerpo necesita quemar calorías para poner los alimentos ingestados a la temperatura corporal. Yo particularmente esto no lo sigo porque necesito comer caliente, sobre todo para poder hacer una buena digestión.

Se adelgaza una media de cinco kilos al mes. Yo llevo poco más de un mes y he adelgazado 4 y unos gramos, y porque no he sido estricta. Puedes comer la cantidad que quieras de todo lo que está permitido, por lo que no pasas hambre. No se puede picar entre horas, aunque se hace una excepción a la hora de la merienda si se tiene apetito.

La parte del libro que está dedicada al mantenimiento, cuando ya se ha alcanzado el peso deseado, aún no me la he leído, pero espero llegar no tardando mucho. La verdad es que el método sorprende por su simplicidad, no hacen falta muchas cosas para volver a tener la línea que se perdió tiempo atrás.

Lo único que llevo mal, curiosamente, no es el no poder comer dulces o bollos, que sería lo normal en mí, sino la supresión de la fruta. Es lo que echo de menos, pero bueno, ya tendré ocasión de comerla de nuevo cuando acabe. La falta de vitaminas la suplo tomando un complejo vitamínico, Micebrina, que nunca está de más incluso aunque no se haga régimen.

De aquí a final de año no me va a conocer nadie, volveré a ser la que fui, en parte al menos.

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