lunes, 23 de enero de 2012

Boxeador


Entre los amigos que tengo en Facebook y que provienen de la época más remota de mi vida, hay uno cuya trayectoria personal, a lo largo de estos años en que dejamos de tener contacto, me ha parecido muy poco corriente. Todos ellos son especiales, al menos para mí, pero Jose Luis en particular ha resultado ser un pozo de sorpresas.

Estuvo conmigo en el colegio y el primer año del instituto. Era un chico serio, de pocas palabras, muy meditativo, muy discreto, reservado, inteligente y empollón. Su aspecto delgado y fibroso era el de un deportista. En una época en que no estaba de moda ir al gimnasio, él siempre iba con su bolsa de deporte a todos lados para entrenar.

Cuando contacté con él en Facebook vi que seguía dedicándose al deporte, porque tiene puestas en su Muro algunas fotos corriendo maratones. Es todo un atleta. Pero lo que me dejó a cuadros fue ver una en la que aparecía boxeando. La había puesto un amigo suyo, con el que está peleando en la imagen, y en el comentario decía que Jose Luis había sido varias veces campeón nacional y olímpico.

No pude por menos que preguntarle por ello, y le hice notar que seguramente es que no tenía miedo al dolor. Le hizo mucha gracia la ocurrencia, y me contestó que en realidad estuvo dedicándose al boxeo entre los 15 y los 26 años, que luego fue árbitro de combates y que de vez en cuando se pone los guantes y da unos cuantos golpes, pero nada más.

Le señalé lo duro que me parecía que siendo tan joven ya te estuvieran machacando en un ring, y debí tocarle la fibra sensible de algo que lleva guardado dentro de sí, que forma parte de su pasado y que le es imposible olvidar, porque me escribió: “¿Sabes qué pasa? los golpes que duelen son otros que te da la vida. El boxeo es duro, pero es un juego de inteligencia y habilidad. Se trata de pegar y que no te peguen. Si uno se sube a un ring y lo inflan a golpes, mejor que lo deje, se ha equivocado de deporte”. Se le cae a una el estereotipo del boxeador sonado y bruto que no se entera de nada. Inteligencia y habilidad, algo que en realidad se da en cualquier forma de lucha.

Jose Luis tiene actualmente un puesto directivo en un banco, está muy felizmente casado y tiene dos hijas un poco más pequeñas que mis hijos que le adoran. Me conmueve verlo al cabo de tantos años hecho todo un padrazo. Es una muy buena persona, noble y honesto. Siempre fue muy inteligente, sacaba unas notas increíbles. Lo suyo eran las ciencias, con lo que no me extraña que ahora trabaje en temas de finanzas y economía. En la madurez le veo menos reservado que en la juventud, se muestra tal como es, sin pudor, muy sensible, entrañable. Además se expresa divinamente.

Y como yo soy así de curiosa me puse a mirar la ficha de un boxeador profesional que peleó con Jose Luis y que encontré casi por casualidad en Internet. Nunca había visto ninguna, y me pareció algo muy curioso. Se veía el nombre del púgil, su fecha de nacimiento, su nombre deportivo (éste era “Pantera”), dónde nació y la fecha en que debutó. Luego, en un cuadro con varias columnas aparecen la fecha del combate, la localidad donde tuvo lugar, el peso, el nombre del adversario, la federación, el nº de asaltos, el resultado final y observaciones. El resultado venía resumido con unas siglas cuyo significado se detallaba al pie del cuadro: vence por puntos, por fuera de combate, por abandono, por inferioridad, por descalificación, por accidente, por lesión, combate nulo, sin decisión, pierde por los mismos motivos. En el peso vi que Jose Luis estaba en la categoría de Superligero.

No sé por qué razón el mundo del boxeo me ha atraído siempre tanto, me produce una rara fascinación. Cuando alguna vez he visto un combate he sentido una rara mezcla de horror y admiración: quién es el valiente que se pone en un sitio así para que te den caña, qué es lo que mueve a una persona a batirse en un duelo semejante con alguien que es muchas veces incluso su amigo, como le ha pasado a Jose Luis además. Cierto que si eres un profesional vas a cumplir con tu contrato y a dar el mayor espectáculo posible, pero encuentro que es muy difícil separar esto del hecho de que a lo mejor esa persona con la que combates es alguien a quien aprecias y quieres.

En fin, que Jose Luis me ha sorprendido y emocionado por muchas razones. Todos mis amigos de antaño que ahora están en Facebook conmigo lo han hecho en realidad, cada uno a su manera.

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