Forrest no se cuestiona nada, pero todo queda en entredicho cuando pasa por el filtro de su apabullante sentido común y su ingenuidad. Se pregunta cómo es posible que hubiera conseguido un título universitario sólo por estar jugando al rugby durante 5 años, o cómo podía ser considerado un buen soldado sólo por decirle al sargento todo el tiempo “Sí, señor” y mantenerse muy derecho.
Su carácter muy maleable, se adapta a todas las circunstancias fácilmente, quizá porque no tiene prejuicios ni ideas preconcebidas sobre casi nada. Sólo pierde los estribos cuando alguien maltrata a Jenny, el amor de su vida, y ahí es cuando se lía a puñetazos sin control, sacando a relucir una fuerza inaudita.
La forma de ver el mundo de Forrest Gump se acerca más a la realidad que la que tenemos la mayoría de las personas, para él todo tiene una claridad meridiana, o es blanco o es negro, no hay zona de grises. Su incontestable franqueza puede llegar a molestar a los demás, porque dice siempre lo que piensa aunque a veces no sea agradable, pero llega al corazón cuando se descubre en él un ser puro, intacto, un alma blanca al que la maldad del mundo no ha contaminado aún, como si fuera la de un niño.
La ignorancia le hace valeroso, porque desconoce los peligros que nos asaltan a cada paso o no es capaz de apreciar su alcance. Esto le mueve a obviar los horrores de la guerra y a llevar a cabo acciones heroicas en Vietnam, por las que fue condecorado. Forrest es generoso con quien le ha mostrado amistad, y además posee un fuerte espíritu de equipo: sus compañeros del pelotón comparten con él destino, y por ellos arriesga su propia vida desinteresadamente, pero él lo hace como la cosa más natural, porque es lo que toca, como si todo el mundo fuera capaz de hacer lo mismo. Le parece sorprendente que le den medallas por eso, aunque le hace sentirse orgulloso.
En Forrest se da una curiosa mezcla de solidaridad y de fuerte individualismo. Cuando toma una decisión no hay nada que le convenza de lo contrario, sus iniciativas son muy personales y las lleva a cabo contra viento y marea, lo que le convierte en un ser libre, sin ataduras mentales ni físicas, hace lo que le parece mejor en cada momento. Pero en él sólo hay nobleza, puede ser el mejor amigo del mundo, por el que haga objeto de su afecto haría lo que hiciera falta, y no le gusta cualquiera.
Caemos en la cuenta finalmente de que cuando no se espera nada de la vida y nos dejamos llevar por las circunstancias es cuando suceden todas las cosas buenas que deseas, es cuando parecen cumplirse todos tus deseos. Como que la chica de sus sueños decide que él sea el padre de un hijo suyo antes de morir. O que aquel que fue su jefe en el campo de batalla invoque a Dios, desafiándolo en medio del mar durante una gran tormenta, para conseguir una buena captura cuando se hacen pescadores, y sea finalmente escuchado. Cualquier cosa puede pasar cuando nada se espera y se está abierto a todo.
Forrest mantiene una tierna relación con su madre, dulce, plácida, simple y a veces tan razonable a su manera, el pilar de su hogar, al que regresa siempre que se encuentra perdido o siente nostalgia. Ella le comprende y le acepta tal como es, su amor es incondicional, como es el amor maternal.
En la vida de Forrest parece que todo sucede como en una suerte de cambalache, quizá porque se encuentra en el mejor sitio en el mejor momento, casi por casualidad, sin haber hecho nada especial para que sea así, y sin que él le de el valor que la mayoría de la gente suele concederle. Es otra de las cosas por las que puede llegar a considerársele un retrasado, pues no se percata de la magnitud de ciertos personajes que llega a conocer y de ciertas situaciones que llega a vivir. Puede que sea él el que esté más cerca de la verdad: la importancia que le damos a casi todo es relativa.
En realidad parece que todo en la vida de Forrest Gump es un despropósito tras otro, desde su forma irracional de seguir el impulso de correr sin apenas detenerse durante años (¿persigue algo Forrest sin saber bien qué o simplemente pretende descargar su stress?) hasta pronunciar un discurso ante una multitud de hippies sin que nadie llegue a escuchar lo que dice porque falla la megafonía, entre otras muchas cosas. Es una burla, una crítica al establishment.
Puede que el mundo según Forrest sea mucho más bonito, y la vida mucho más fácil de vivir. Él no se pierde en inútiles y eternas disquisiciones sobre el sentido de todo, acepta las cosas tal como son, la vida tal como viene, e intenta poner de su parte lo que haga falta para que todo salga bien. En su sencillez, en su simplicidad está la clave.
Como dice el cartel publicitario del film, el mundo nunca será el mismo una vez que lo hayas visto a través de los ojos de Forrest. A pesar de sus rarezas y sus inusitados comportamientos, el mundo según Forrest sería mucho mejor.
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