lunes, 23 de marzo de 2015

La vejez bien entendida

 
Últimamente no hace más que salir en los medios de comunicación la creciente actividad de la mujer a una edad en que ya se la supone retirada del mundanal ruido. Por ejemplo el artículo que apareció a principios de mes en 20 minutos, sobre una octogenaria que había acabado la carrera de Periodismo y posaba con la foto enmarcada del día de su graduación, muy orgullosa, al tiempo que explicaba sus avatares hasta que logró integrarse en su clase. Sus nietos cursaban otras ramas de CC. de la Información y coincidían en la cafetería, donde se tomaban unas cañitas. El grupo que la acogió la invitaba a sus fiestas, y ella a cambio les invitaba a merendolas en su casa. Qué mujer más simpática, qué prodigio de vitalidad y ganas de vivir. Quién dijo que la vejez eran sólo achaques, inactividad y soledad. Es en la forma de ser donde está la clave de todo.
 
Carmen Dell'Orefice
En un reportaje de Mujer Hoy aparecían mujeres en los 60, 70 y 80 que siguen llevando una vida plena. Cierto que los “arreglos” estéticos las han ayudado mucho para dar una imagen más juvenil y tener más seguridad en sí mismas, aunque otras partes de su cuerpo, como brazos y manos, les traicionen. Se le da demasiada importancia a la cara, quizá porque es como nuestra tarjeta de presentación, y se descuidan otras cosas. Sin embargo, pese a todo, hay que reconocerles una genética privilegiada y mucha inteligencia a la hora de saberse cuidar, algo que se debe hacer durante toda la vida, porque no se puede pretender llegar a mayor en buenas condiciones sin haber tenido siempre hábitos saludables.
 
Gillian Lynne
Actrices como Helen Mirren a sus 69 años o Judi Dench a sus 80, bailarinas de ballet como Gillian Lynne con 89, o la enigmática y elegantísima modelo Carmen Dell’Orefice con 81, que sigue desfilando, continúan acaparando la atención de los medios de comunicación en cada una de sus apariciones públicas. Aunque no sé muy bien el por qué nos parece tan llamativo, cuando los hombres más influyentes y poderosos de la Tierra están, en su mayoría, en la 3ª edad y a nadie le produce asombro o curiosidad. Puede que sea porque nosotras lucimos más espectaculares, y dada nuestra condición de género que ha estado siempre supeditado al masculino y que aún tiene tantos hándicaps que superar, además de ser capaces de compaginar nuestros roles sociales con la maternidad, es por lo que nuestros logros tienen más resonancia. Seguimos pareciendo una excepción, o un milagro.
No es verdad eso de que la vida se acaba con la jubilación, al contrario, se tiene la oportunidad de desarrollar todo aquello que quedó pendiente en la juventud y que siempre quisimos hacer. Se disfruta más de todo, no hay tantas obligaciones, las responsabilidades son menores, y también las exigencias. No comprendo cómo tantos tienen miedo a que llegue ese momento. Será por la cercanía de la muerte y el deterioro corporal, pero ya sabemos desde la niñez cual es nuestro destino final, no hay sorpresas, nos ha tenido que dar tiempo de sobra de hacernos a la idea. Incluso el que tiene un gusto por la vida extraordinario y ha gozado de éxito a todos los niveles, y por ello le es tan duro renunciar a todo con lo bien que se lo está pasando: es inútil y poco realista aferrarse a lo que nos es dado por un tiempo, muy breve en comparación con la eternidad. Ni vida eterna en la tierra ni elixir de la eterna juventud. Yo no ansío romper las reglas de la Naturaleza. ¿No dicen que es sabia?


No hay comentarios:

 
MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes