jueves, 23 de abril de 2015

Enfermedades de oficina

 
Acabo de descubrir una enfermedad típica de oficinas, la lipoatrofia semicircular, de la que desconocía por completo su existencia. La encontré leyendo el contenido de la revisión médica de empresa que van a hacer en mi trabajo. En ningún otro reconocimiento por el que he pasado en los muchos otros sitios en los que he trabajado antes se mencionó nunca tal afección. Según Wikipedia “es un trastorno de la grasa subcutánea que se suele manifestar con un hundimiento en la cara anterior y lateral de los muslos y, a veces, de los antebrazos (…)
Puede estar presente tanto en una extremidad (unilateral) como en las dos (bilateral). A veces puede estar acompañada de picores, alteraciones en la sensibilidad de la zona afectada y en el menor de los casos de molestias y dolor. La enfermedad, benigna y reversible, suele afectar a las mujeres y acostumbra a aparecer en los muslos. La lipoatrofia semicircular afecta a los/las oficinistas. Su forma típica consiste en una disminución de la grasa de los muslos formando un semicírculo a una altura de unos 70-75 cm, distancia que coincide con la altura media de los muebles de oficina o por campos electromagnéticos.
La Generalitat de Cataluña reconoce la lipoatrofia como accidente laboral, a pesar de que aún se están estudiando sus causas, y tiene que ver con el entorno laboral, la baja humedad relativa, las mesas con estructuras metálicas, con cantos a una altura entre 70-75cm y sin toma de tierra, cosa que favorece las descargas electrostáticas”.
 
Pensando maliciosamente se podría decir que es como una liposucción sin tratamiento médico estético, porque además se da en mayor medida en mujeres, como si los hombres no tuvieran grasa en los muslos. Algo tendrán, digo yo.
Pero no es esta la única de las enfermedades que pueden caer sobre los que trabajamos en oficinas. Todavía recuerdo una historia que me contaron en uno de los Ministerios por los que he pasado, que era de esas para no dormir: un grupo de personas que habían ocupado ese mismo despacho en el que me hallaba y otro que está al lado, fueron baja médica por neumonía a causa de la escasa limpieza de los sistemas de refrigeración del edificio, reformado pero bastante antiguo. La gente iba cayendo como moscas sin que los de la inspección sanitaria encontraran el origen de semejante epidemia. Tardaron meses en descubrirla. Alguno de los afectados estuvo al borde de la muerte.
Ni qué decir tiene de otros dos sitios en los que trabajé que eran de los que no se pueden abrir ventanas y tienen moquetas, de esos a los que se les da por llamar edificios inteligentes. Por bien que funcionaran los sistemas de ventilación aquello tenía que ser un mar de ácaros y otras cosas peores, además de las descargas eléctricas que recibíamos cada vez que tocábamos algo. Se suele decir que estas cosas pasan en los quirófanos de los hospitales, tradicional campo de cultivo de todo tipo de virus, pero lo cierto es que la falta de limpieza y de mantenimiento es general.
A veces no me parece que hayamos mejorado mucho desde el siglo XIX, a pesar de las reformas laborales y las reivindicaciones. Seguimos trabajando en situaciones que dejan mucho que desear. Cuando preguntas por qué esto es así, siempre te dicen que no hay bastante dinero para renovar instalaciones o llevar un control más exhaustivo de las condiciones sanitarias en que nos encontramos en cada momento, se hace lo mínimo para cubrir el expediente. Todos sabemos que dinero hay pero se destina a otras cosas, asesores, altos cargos, extras sólo para determinadas personas, etc. A estos no les falta de nada.
Por la calle sigues viendo operarios que están con el martillo rompedor sin ponerse gafas protectoras ni cascos para evitar daños en los oídos. La falta de medidas de prevención laboral se produce en todos los sectores. Una tarea tan importante como esta, siempre en manos de los sindicatos, irresponsables y arbitrarios, estamento semejante al de los altos cargos que se mueve sólo atendiendo a su propio interés, queda totalmente desatendida.
En fin, los que trabajamos en oficinas, que es lo que a mí me compete, vemos nuestra salud expuesta por miles de factores de riesgo. No sé en qué condiciones llegaremos a mayores, porque fácil no nos lo están poniendo.
 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy util y practico.gracias.

pilarrubio dijo...

No hay de qué, me alegro que te haya gustado. Un saludo.

 
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