No es la 1ª ocasión en la que
Frank Cuesta aparece en El hormiguero. La última vez fue recién encarcelada su
ex mujer, Yuyee, aunque en aquel momento el presentador, Pablo Motos, no se tomó muy en serio su
situación, quizá aún no del todo consciente de la magnitud del drama, y tuvo la simpleza de preguntarle que qué pasaba, si no
se estaba divirtiendo, viéndolo tan serio y con sonrisas tan forzadas. El hecho de ir a un programa de entretenimiento por lo visto supone que te
tienes automáticamente que poner a dar saltos como un mono y proferir risotadas
sin parar. Para espectáculos así nos vamos al circo.
Pero el otro día el presentador,
más consciente del alcance de lo que le había pasado a la familia de Frank
Cuesta, metió menos la pata. Le hizo 1º preguntas sobre los nuevos capítulos de su programa, que
promete ser tan interesante, sorprendente y salvaje como siempre. Pusieron algunas imágenes de episodios ya rodados,
en los que atrapaba a un pequeño cocodrilo con el hocico muy alargado, especie
muy rara de ver, o en el que una serpiente torcía los colmillos cuando la
sujetaba por la cabeza para darle con el veneno en la cara. Le vimos un ojo
inyectado en sangre y contó que estuvo 3 días muy malo, porque también le entró
en la boca.
Pablo Motos bromeaba con la afición
masoquista de Frank, su adicción a las emociones fuertes, que le
lleva a sufrir en su propia persona todo tipo de situaciones límite de las que
un hombre cuerdo huiría. Él reconoce que no le da miedo el dolor y que
hasta le gusta, porque es un reto más a superar. Quiere ser capaz de
sobrevivir incluso estando solo, como ya le ha pasado más de una vez. Le parece
una pasada, para estupor general, sentir cómo el veneno de un oficio entra en
tu cuerpo, atravesando la carne. No le importa experimentar con las serpientes,
obligándolas a morderle en los dedos de las manos. Dice que ellas no te quieren
morder, que hay que obligarlas. Increíble. Cree que el animal más peligroso de
la Naturaleza es el hombre, ese tópico al que tanto se recurre, aunque se diría
viéndole que es un claro ejemplo.
Con el tema de su ex mujer cambió
el tono de la conversación. Frank Cuesta se atrevió a hablar sin tapujos de la
trampa que le tendieron a la madre de sus hijos, cómo la detuvieron en el
aeropuerto de Tailandia, a la vuelta de un viaje, con la excusa de que le
habían encontrado droga. Las declaraciones fueron alteradas una y otra vez: 1º
se dijo que había una cantidad de droga, pequeña, luego dijeron otra mayor; 1º
dijeron que la hallaron en su bolso, luego en una maleta, después que la
llevaba en la mano. La dejan libre para después de un año hacerle
un juicio rápido y condenarla a 15 años de prisión. Allí lleva 11 meses,
consumida, avejentada, hasta el punto de que el propio Frank duda que pueda
llegar con vida a final de año. "Yuyee es una mujer que está para morir". No es difícil imaginar su estado de ánimo, separada de sus hijos, aún pequeños. Frank dice que lo son todo para ella, que dejó su carrera cuando estaba en su apogeo para formar una familia.
Los hijos la ven a través de un
cristal un cuarto de hora a la semana, después de un viaje de muchas horas y una
espera aún más larga. Ha perdido 20 kilos, lo cual en su caso, al ser
una mujer tan menuda, es una barbaridad, y se le ha encanecido el pelo.
Hacinada en una celda de 45 metros con otras 70 presas, en el momento que una
se levanta para ir al servicio, al volver se queda sin sitio y tiene que
esperar de pie a que otra haga lo propio. La mayoría optan por orinarse encima.
Las cárceles tailandesas han tenido fama toda la vida de ser de las peores del
mundo.
Frank Cuesta ha hablado con todo
tipo de autoridades, aunque le dicen que como ha habido un golpe de Estado allí
se han interrumpido las relaciones diplomáticas hasta que se restablezca una situación aceptable en
el país. Dice que a pesar de lo reprobable que pueda ser que el Ejército tome
el poder por la fuerza, la enorme corrupción que había ha disminuido
considerablemente, que fue el motivo por el que han llegado a esa
circunstancia, pues era algo intolerable. Comenta que el juez que encarceló a
Yuyee ya no es juez.
De todos es sabido que Frank y su
ex mujer llevan años luchando contra el maltrato animal y el comercio ilegal de
especies exóticas, un negocio lucrativo en Tailandia. Son muchos los que
deseaban ver al matrimonio perjudicado de todas las maneras posibles. Cuenta
Frank que cierta persona con influencias ya le había amenazado un año antes con que todo lo que
hacían lo iban a pagar caro, que le iban a hacer daño en lo que más le dolía y
que le iban a partir el corazón.
Frank dice comprender que los
presos españoles en Tailandia tengan prioridad a la hora de que las autoridades
les reclamen o defiendan sus derechos, pero Yuyee es además inocente. No quiere
nada para él o la que fuera su esposa, sólo piensa en sus hijos, que sí son
españoles. Hace un llamamiento al Rey, ya que le han dicho que es el único que
puede hacer algo, conceder el indulto o lo que sea. Me imagino al actual
monarca queriendo ser magnánimo y teniendo que atender
peticiones semejantes de una lista interminable de personas en situaciones
parecidas. Si lo haces con una lo tienes que hacer con todas, no sólo porque
sea una mujer famosa que ha estado casada con alguien que también lo es van a
tener un trato de favor. Es una cuestión de humanidad siempre, da igual de
quién se trate.
Pablo Motos reproduce en el estudio la
situación de Yuyee utilizando unas vallas con las que acotan un espacio
idéntico al que tiene en prisión. Voluntarios del público acceden a tumbarse o
sentarse como pueden ahí para que nos hagamos una idea. Frank les agradece a
todos el esfuerzo y le dice al presentador que ha hecho más de lo que cree,
sabiendo que el programa tiene mucha audiencia. Al final le da un pequeño
bajón, después de haber tenido que explicar por enésima vez su problema tan
penoso con el que se siente impotente. Él saca fuerzas de flaqueza para
afrontarlo todo y luchar pero está deprimido, agotado, se nota que está deseando que toda esta
pesadilla acabe ya de una vez.
Es lamentable que haya paraísos
como Tailandia que, en contrapartida, tengan infiernos como sus cárceles, donde
los derechos humanos no existen, sobre todo si eres de allí. Frank dice que
tratan un poco mejor a los extranjeros. Ojalá que salga todo bien al final, que
no sea esta una injusticia más de las muchas que suceden en el mundo a diario.
Es cierto que todos tenemos derecho a que nos presten ayuda, pero ellos, al ser
tan conocidos y dedicándose a lo que se dedican, habiéndose convertido en personas
tan familiares para el gran público, les hemos terminado cogiendo afecto y
haciendo nuestras sus causas, las de la protección de los animales y esta, tan
terrible, en la que se hallan inmersos. Con lo escrito en este blog espero
sumarme al apoyo que ya reciben.
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