miércoles, 14 de enero de 2009

Gandhi: el camino hacia la paz y la libertad


Pocas personas han conseguido una influencia política, moral y religiosa como la que tuvo Gandhi mientras vivió. Fue la suya una existencia marcada por diversas culturas, con influencias muy distintas que aunó en una única filosofía vital.
Era hijo de un primer ministro perteneciente a la casta de los comerciantes. De su madre, una mujer profundamente religiosa, aprendió todo lo que luego le fue característico: a no hacer daño a ningún ser vivo, a ser vegetariano, a ayunar para purificarse, y a tener tolerancia con otros credos.
A los 13 años se casó en un matrimonio concertado, según la costumbre de la India, unión de la cual nacieron cuatro hijos.
Fue un adolescente silencioso y retraído que no brilló en los estudios, aunque con mucho esfuerzo consiguió ingresar en la Universidad de Londres, donde estudió Derecho. En el tiempo que pasó allí descubrió Oriente a través de Occidente, pues comenzó a frecuentar a teósofos, quienes lo iniciaron en la lectura del primer clásico indio, el “Bhagavad Gita”, libro que fue fundamental para él, y en el cristianismo. Tuvo también una gran influencia de Tolstoi, con quien mantuvo correspondencia hasta la muerte de éste, y su anarquismo cristiano, por el que afirmaba que si cada individuo es valioso ante Dios, sólo rige el derecho natural de las personas como fundamento de la libertad individual, y no hay lugar para gobiernos, civiles ni eclesiásticos. Dios nos guía si mostramos compasión y valoramos a cada ser humano como Su hijo. La fe es algo personal y no hacen falta intermediarios jerarquizados o institucionalizados como la Iglesia.
A su regreso a la India trató de establecerse como abogado en Bombay, pero sin éxito: ya en su primera actuación profesional enmudeció ante los tribunales.
Aceptó firmar un contrato de trabajo por un año con una compañía india que operaba en Sudáfrica para llevar sus asuntos legales. Durante su estancia en aquel país supo de la situación de discriminación en la que se hallaba la comunidad hindú que trabajaba allí, de la que él mismo fue víctima: cuando viajaba a Pretoria fue sacado a la fuerza del tren que lo llevaba cuando se negó a mudarse del vagón de 1ª clase al de 3ª, destinado a la población negra. Más tarde, viajando en una diligencia, fue golpeado por el conductor cuando se negó a ceder su asiento a un pasajero de piel blanca. Además no le dieron alojamiento en varios hoteles debido a su raza.
Cuando iba a regresar a la India al acabar su contrato, supo que estaban elaborando una ley que negaría el voto a los indios, y pospuso su viaje.
Fundó un partido que se dedicó a denunciar la violación de los derechos de los indios y la discriminación de que les hacían objeto los británicos. También creó un periódico para denunciar todos estos hechos.
Regresó brevemente a la India para traer a su mujer y sus hijos, y cuando volvió fue atacado por un grupo de blancos que trataron de lincharlo. Rehusó denunciarlos a la justicia, pues era uno de sus principios el no buscar ser resarcido en los tribunales por los daños perpetrados sobre su persona.
El gobierno de Transvaal, una de las provincias de Sudáfrica, promulgó una ley que obligaba a todos los indios a registrarse. Ésto originó una protesta masiva que Gandhi encabezó mediante el lema de la no violencia. Duró siete años y miles de indios fueron encarcelados, azotados y fusilados. La denuncia en el exterior de los métodos extremos utilizados por el gobierno de Sudáfrica obligó a éste a negociar una solución con Gandhi.
Cuando volvió a la India fue recibido como un héroe. Fundó una comunidad casi monástica en la que estaban prohibidas las vestimentas extranjeras, las comidas con especias y la propiedad privada. Se dedicaba a la agricultura y a confeccionar sus ropas.
En su lucha por lograr la independencia de la India recurrió a la desobediencia civil, que incluía la negativa a pagar impuestos, la dimisión de cargos políticos locales y el abandono en masa de sus puestos, etc. Incluso le secundó el ejército indio cuando los soldados se negaron a disparar sobre los manifestantes.
Fue encarcelado en varias ocasiones. Su mujer murió durante una de ellas, mientras él hacía ayuno. Él consideró esta práctica una forma de llamar la atención sobre sus reivindicaciones. Rechazaba la lucha armada y predicaba la fidelidad a los dictados de la conciencia y el retorno a la tradición. Gandhi gozaba de una gran influencia en las comunidades hindúes y musulmanas. Su mera presencia evitaba y paraba desórdenes y motines.
Tras conseguir la independencia de la India, trató de reformar la sociedad apostando por integrar las castas más bajas, y por desarrollar las zonas rurales. Desaprobó los conflictos religiosos, defendiendo a los musulmanes en territorio hindú, lo que hizo que fuera asesinado por un integrista indio cuando se dirigía a una reunión para rezar.
Aún hoy éste sigue siendo en ese país motivo de conflictos y sangrientos enfrentamientos, pues hace unos días leí un reportaje en el que se decía que los cristianos están allí perseguidos, pues mucha gente perteneciente a la casta más desfavorecida se convierte al catolicismo para escapar de su precaria situación, pero al ser ahora masacrados se está dando la situación contraria, que están abandonado las creencias cristianas por temor.
Gandhi ha sido criticado por llevar sus convicciones personales hasta el extremo, pues se le ha acusado de atentar contra su propia integridad física con esas prolongadas huelgas de hambre que mantenía, ejemplo imitado por millones de adeptos. También se ha dicho que no seguía una línea de pensamiento constante, si no que según se iban desarrollando los acontecimientos cambiaba su orientación y su forma de actuar hasta extremos radicalmente opuestos, con lo que sembraba el desconcierto entre sus muchos fieles.
Pero indiscutiblemente Gandhi fue un icono de la espiritualidad, del idealismo, de la búsqueda de Dios mediante la paz, el ascetismo y la austeridad, un hombre que no se conformaba con aceptar el orden establecido si no que se lo cuestionaba todo e intentaba mejorar el mundo a su manera tan particular. Fue además una persona modesta que rechazó en más de una ocasión el apelativo de "mahatma", que significa "gran alma", que en su día le dieron.
Su aspecto aparentemente frágil ocultaba en realidad una fuerza interior como pocas ha habido, basada únicamente en la resistencia pacífica y en la firmeza de sus convicciones. Como él mismo dijo, “la violencia es el miedo a los ideales de los demás”. Y también “la libertad externa viene después de haber desarrollado nuestra libertad interna”.
Otros líderes han tomado el relevo al frente de su país después y todos han tenido el mismo final. Pero nada se da por perdido: a pesar de los años que han pasado desde que murió, aún sigue creciendo la semilla que plantó en su día, un camino que se va haciendo poco a poco hacia la paz y la libertad.

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