- No sabía cómo había vencido la armada de la Reina Isabel de Inglaterra a la armada española: echando brea sobre las cubiertas de sus barcos y lanzando antorchas encima para que prendieran fuego, así como cebando sus cañones con las mechas encendidas para dirigir sus naves incendiadas y sin tripulación contra las del enemigo, mucho más numeroso, que en aquel momento estaba anclado cerca de la costa porque pugnaba por combatir una tempestad desatada en el mar. En la última película que se ha hecho sobre este tema hay unas imágenes increíbles tomadas debajo del agua, a varios metros de la superficie, en las que se ve cómo los barcos fantasma en llamas chocan contra los de la Armada Invencible, hendiendo sus cascos, con una explosión de luz dorada que se filtra entre las olas hasta el fondo del mar. Nunca había visto una batalla naval desde esa perspectiva.
- “Arráncame la vida” y “Arrástrame al infierno”, son dos películas que he visto que ponen en un mismo cine. Qué siniestro está el panorama cinematográfico estival. Me niego a creer que sea éste la clase de séptimo arte que quiere ver el gran público. No me extraña que los films duren tan poco tiempo en cartel, cuando hace unos años se podían tirar meses, no ya porque no existían los videos y DVD’s sino por la calidad infinitamente mayor de lo que se hacía. La industria cinematográfica norteamericana se ha empeñado en que nos asomemos a un interminable pozo de los horrores, para alegrarnos el día será.
- He visto que existe una clase de delfines que son de color rosa por la especial configuración de su red de vasos sanguíneos capilares, que le da esa tonalidad. Para muestra la de la foto.
- Descubrí hace poco a Beatrix Potter y sus cuentos. Escribía e ilustraba. Es un prodigio de dulzura y buen gusto. Feminista a la fuerza y ecologista. Si llego a saber de ella cuando mis hijos eran más pequeños, hubiese comprado sus diminutos libros para que los disfrutaran. A lo mejor me compro alguno para mí.
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