lunes, 7 de mayo de 2012

Desmontando mitos acerca de la introversión y la timidez



Mucha gente confunde timidez e introversión, cuando son en realidad dos cosas diferentes que tienen una similar caracterología. Y no son excluyentes, pueden coexistir.

En un mundo como el que vivimos, que potencia el culto a la imagen en lugar del culto al carácter, se valora sobre todo cómo te perciben los demás. Y sin embargo ser introvertido dejará de ser un hándicap con el tiempo, pues figuras tan conocidas y exitosas como Bill Gates, que lo es en grado sumo, avalan la teoría de que no es necesario ser extrovertido para conseguir las metas que uno se proponga en la vida.

Quizá tampoco podamos elegir, pues es la carga genética más que las circunstancias personales lo que determina que seamos de una u otra manera. Ser introvertido puede resultar ciertamente agotador. Los introvertidos no necesitan grandes dosis de dopamina, por lo que una excesiva estimulación externa les consume. Por el contrario, los extrovertidos no pueden obtener suficiente dopamina, por lo que necesitan adrenalina para que su cerebro la produzca. Los extrovertidos también tienen un recorrido más corto y menos flujo de sangre al cerebro. Los mensajes de un sistema nervioso en un extrovertido pasan por alto el área de Broca en el lóbulo frontal, que es donde una gran parte de la contemplación se lleva a cabo.

La introversión alcanza a un 25% de la población.

Hay muchas falsas ideas acerca de las personas introvertidas:

1) No les gusta hablar.

Esto no es cierto. Los introvertidos simplemente no hablan a menos que tengan algo que decir. Odian hablar por hablar. Dale a un introvertido algo de qué hablar que le interese, y no se callará durante varios días.

2) Son tímidos.

Los introvertidos no tienen necesariamente miedo de la gente. Lo que necesitan es una razón para interactuar. No interactúan porque sí. Si deseas hablar con un introvertido, simplemente empieza a hablar.

3) Son maleducados.

Los introvertidos a menudo no ven una razón para andarse por las ramas con bromas sociales. Ellos sólo quieren que sus interlocutores sean realistas y honestos. Por desgracia, esto no es aceptable en la mayoría de ocasiones, en una sociedad donde prima la hipocresía social. Los introvertidos pueden sentir una gran presión para adaptarse.

4) No les gusta la gente.

Por el contrario, los introvertidos valoran intensamente los pocos amigos que tienen. Si tienes la suerte de que una persona introvertida te considere un amigo, es probable que tengas un aliado leal de por vida. Una vez que te has ganado su respeto por ser una persona con sustancia, estás adentro.

5) No les gusta salir en público.

Tonterías. A los introvertidos no les gusta salir en público todo el tiempo. También les gusta evitar las complicaciones de estar involucrados en actividades públicas. Analizan los datos y experiencias muy rápidamente, y por lo tanto, no necesitan estar allí por mucho tiempo para saber cómo van las cosas. Ellos están listos para irse a su casa, recargarse y procesar todo. De hecho, la recarga es absolutamente crucial para los introvertidos.

6) Siempre quieren estar solos.

Los introvertidos se sienten perfectamente cómodos con sus propios pensamientos. Ellos piensan mucho. Sueñan despiertos. Pero también se pueden sentir muy solos si no tienen a nadie con quien compartir sus descubrimientos. Quieren una conexión auténtica y sincera con los demás.
7) Son extraños.

Los introvertidos suelen ser individualistas. No siguen a la multitud. Prefieren ser valorados por su propia forma de entender la vida. Ellos piensan por sí mismos y por eso, a menudo desafían las normas. No toman la mayoría de las decisiones sobre la base de lo que es popular o está de moda, y no es por un acto de rebeldía o por hacerse notar.

8) Son distantes.

Los introvertidos son personas que miran todo hacia adentro, prestando especial atención a sus pensamientos y emociones. No es que sean incapaces de atender a lo que sucede a su alrededor, es sólo que su mundo interior es mucho más estimulante y gratificante para ellos.

9) No saben cómo relajarse y divertirse.

Los introvertidos suelen relajarse en casa o en la naturaleza, no en lugares públicos. No son buscadores de emociones ni adictos a la adrenalina. Si hay demasiado ruido y gente hablando, se cierran. Sus cerebros son muy sensibles al neurotransmisor dopamina. Los introvertidos y extrovertidos tienen diferentes vías neurológicas dominantes.

10) No tienen mucha capacidad intelectual.

Un mundo sin introvertidos sería un mundo con pocos científicos, músicos, artistas, poetas, cineastas, médicos, matemáticos, escritores y filósofos. De hecho, un estudio (Silverman, 1986) mostró que el porcentaje de introvertidos aumenta con el coeficiente intelectual.

Susan Cain, autora de Quiet: The power of introverts in a world that can’t stop talking (Silencio: El poder de los introvertidos en un mundo que no puede parar de hablar), ha afirmado que “los introvertidos somos excelentes negociadores porque pensamos antes de hablar, nos expresamos con tranquilidad y escuchamos lo que dicen los demás. (…) Los introvertidos son buenos conversadores porque hablan poco pero dicen mucho; son esforzados porque, acostumbrados a trabajar en solitario, pueden lograr ellos mismos lo que los demás hacen en grupo; tienen una vida interior más intensa y satisfactoria, porque, como buenos amantes de la soledad, disfrutan de una mayor conexión con uno mismo y reflexionan mejor; y son discretos y moderados".

La timidez, por el contrario, suele darse en personalidades débiles y poco estructuradas. Cuando afecta a la vida cotidiana y al estado de salud físico y mental estamos ya ante una patología, que es en realidad a lo que los expertos deberían prestar atención. Un tímido puede experimentar los más terribles sentimientos de vergüenza por las cosas más nimias, a causa de una pobre autoestima y una disconformidad con el propio ser que genera mucha frustración. Sudoración excesiva, temblor, tartamudeo, enrojecimiento facial, son algunos de los síntomas que aparecen y que se perciben como una auténtica enfermedad.

Con el paso del tiempo y la formación progresiva de la personalidad la timidez puede ir perdiendo terreno, pero es difícil que llegue a desaparecer del todo. Yo, que he sido una gran tímida, aún recuerdo con horror los momentos en que era interpelada por el profesor en clase o tenía que salir a la pizarra: el hecho de atraer de repente la atención de todo el mundo hacía que deseara que la tierra me tragara en ese mismo instante. O que un desconocido se me pudiera acercar en cualquier lugar.

Nadie que no haya sido tímido sabe lo mal que se llega a pasar. Y además los que se jactan de ser extrovertidos suelen tener muy poca tolerancia hacia los que no lo son. Ellos van arrasando, les gusta imponerse, no suelen ser respetuosos con otras formas de ser que no sea la suya.

Por fortuna, hay ciertas cosas en la vida que se pueden superar, la timidez entre ellas, aunque la introversión, al que también hago mi particular contribución, es algo que permanece porque es parte intrínseca de la forma de ser y, como hemos visto, no tiene por qué estar estigmatizada. Hace años me sentía acomplejada cuando, estando en un grupo numeroso, yo solía ser la única persona, y alguna otra, que no sentía la necesidad de ponerse a hablar con desenfreno. Nunca he entendido esa necesidad constante de parlotear sobre cualquier cosa por trivial que sea.

Parece que ser independiente y tener ideas propias no está bien visto socialmente. En realidad es muy sencillo: lo único que queremos es que nos dejen a nuestro aire,

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen post! Toda mi vida me sentí un bicho raro por mi introversión. Era muy tímida también, pero lo estoy superando cada vez más. Recién ahora a los 20 me siento mejor conmigo misma porque me estoy aceptando como soy. Espero que estos tipo de posts puedan ser leídos por mucha gente, así somos mejor comprendidos. Besos!

pilarrubio dijo...

Me alegro que te haya gustado. No todos tenemos por qué ser igual, parece que está socialmente aceptado que todo el mundo debe comportarse de una determinada manera, y ser extrovertido es el modelo ideal. Menos mal que existe la biodiversidad, porque sino sería muy aburrido. Si a los 20 te empiezas a sentir bien más adelante verás que te sentirás mejor aún. Un saludo!. Pilar.

 
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