martes, 26 de marzo de 2013

Un poco de todo (XIV)


- Por fin empiezan a leerme en Asia. Últimamente aparecen en las estadísticas de mi blog países en los que me leen de vez en cuando, como Rusia, y otros que me leen cada vez más asiduamente, como Alemania y Francia. Ya no sólo estoy en América. Pero el resto de continentes nunca se habían interesado hasta ahora, hasta que he visto que me han leído en Japón.

No sé cómo serán las traducciones que haga Google de mis posts, bastante malas me imagino, pero bueno, el mío es también un blog visual: las imágenes que en él pongo no necesitan traducción, sólo un ojo sensible que sepa apreciar su significado.

- Hace tiempo descubrí que para darle nueva vida a las plantas es necesario, además de regarlas y procurar que les de la luz, remover la tierra. Lo había visto hacer, pero nunca pensé que ese fuera el remedio ideal para revigorizarlas cuando ninguna otra cosa parece eficaz. Aunque los resultados nunca habían sido tan llamativos como en esta última ocasión, en que con un pequeño cuchillo que tengo me he dedicado a remover, procurando no dañar las raíces.

Las cuatro macetas que tengo en casa languidecían a pesar de proporcionarles lo cuidados habituales. El recurso del abono es una solución demasiado radical que nunca me ha ido bien, está hecho con componentes abrasivos, muy ácidos, y creo que sólo debería ser manejado por expertos en jardinería.

Pero no fue necesario, con remover la tierra para que se oxigene es suficiente. Y entonces hice una de mis asociaciones mentales: las plantas son como los hijos. No sólo hay que cuidarlos dándoles sustento y cubriendo sus necesidades básicas, sino que también hay que jalearlos un poco. En el caso de ellos una reprimenda, algo que conmueva sus cimientos, para que no languidezcan o se adocenen en una rutina en la que el esfuerzo personal brille por su ausencia. No hay que aceptar sin más un estado de cosas, hay que tener afán de superación, intentar estar mejor de como se está, aunque eso suponga un gran cambio.

No hay nadie peor que yo para esto, no sirvo para administrar normas ni para sermonear, es algo que me aburre muchísimo, pero a veces no queda más remedio y, como en el caso de las plantas, suele dar muy buen resultado.

- Es alucinante cómo se siguen metiendo con la viuda de Lennon después de tantos años. Todavía continúan diciendo la tontería esa de que fue la causante de la disolución de los Beatles, o que le tenía a él "comido el coco" con su fuerte personalidad.

Lo cierto es que esta mujer, que ¡increíble! ha cumplido recientemente 80 años, sigue fiel a sí misma, dedicada a sus creaciones, pues ya era artista antes de conocer a John, y guardando con devoción la memoria del que fue su marido.

Me encanta verlos juntos en esas fotografías de hace años, imágenes que la locura de un demente congeló en el tiempo. Ella se encargó de que el asesino no pudiera salir de la cárcel, cuando se ha propuesto en alguna ocasión. Hay delitos que no tienen suficiente castigo nunca, y el homicidio premeditado es uno de ellos.
Cuando veo una historia de amor y de creación como esta, truncada de forma tan trágica, siento un gran pesar y mucha rabia. No es fácil conseguir lo que ellos tenían, y no me refiero a cosas materiales. Fueron una pareja singular, con suficientes vivencias maravillosas en común como para sostener toda una vida aún cuando uno de ellos ya no esté. La entereza de Yoko Ono es encomiable, él sigue viviendo en ella. En los países orientales se entiende el duelo de otra manera a como lo entendemos en Occidente. Espero que alguna vez la dejen en paz, que ya ha tenido bastante. 

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