viernes, 15 de noviembre de 2013

Emociones tóxicas (IX): la depresión


Duelos no realizados, emociones negativas contenidas, pérdidas no resueltas, palabras no dichas, llantos no permitidos, desdichas, tragos amargos, enfermedades, emociones heridas que no fueran curadas a tiempo y que, en el momento justo, parece que se junten para perturbar la mente del individuo.

Todas las emociones son pasajeras y no pueden controlarse con la voluntad, porque se crearon para ser sentidas, por eso es por lo que debemos experimentarlas y después dejarlas salir.

Una persona depresiva se siente culpable y a su vez víctima de todo.

Los pensamientos del depresivo giran alrededor de pre-conceptos:

1) Lo bueno y lo malo. El depresivo pasa todo lo que le suceda a alguna de estas categorías. Se pregunta constantemente si “debería” o “no debería” realizar tal o cual cosa. Y si realiza algo que “no debería”, sentirá irritación, frustración y culpa.

2) Todo o nada. El depresivo categorizará todo como blanco o negro.

3) Generalización obsesiva. Un error cometido se toma como un fracaso eterno y se extiende a todas las áreas de la vida.

4) Fijación con lo negativo. El depresivo toma un hecho negativo o un error y no podrá olvidarlo ni pasar la página, sino que se castigará por ese error el mayor tiempo que le sea posible.

5) Centralización. El depresivo se ve a sí mismo como centro de todo lo que sucede, especialmente de todo lo negativo. El dolor de otra persona lo llevará a activar los suyos y a contar su propio dolor.

Lo positivo siempre vence a lo negativo.

Si tu madre fue depresiva, toma tú la determinación de no serlo. Pelea con dignidad frente a la dificultas o el momento duro que puedas estar pasando, porque tu herencia no es vivir y morir como tus antepasados, sino habiendo cumplido el sueño para tu vida.

Tienes que deshacerte de toda herencia negativa que te hayan dejado tus antepasados.
Eso es lo que es la depresión, la ausencia de un sueño, de una meta, de un propósito.
Lo que importa es que tú sueñes, porque, mientras lo hagas, tendrás fuerzas para seguir adelante y no detenerte.

El significado que otorgamos a lo que nos ocurre a diario nos cura o enferma, no por los hechos en sí, sino por la forma en que los interpretamos.

Una persona sana:

1) Sabe ilusionarse.

2) Tiene coraje.

3) Es optimista.

La esperanza es una virtud. La persona con esperanza es virtuosa y sabia.

Tipos de depresiones:

a) Reactiva. Reacción ante una pérdida.

b) Maníaco-depresiva o bipolar. Experimentan un grados de euforia y, de pronto, sienten que no quieren vivir más.

c) Por agotamiento. Se da en sujetos altamente competitivos.

d) Gente > 50 años. Descubren que la vida se les fue y no hicieron lo que quisieron.

e) Por errores o culpas no sanadas. Con el transcurso de los años, sienten en lo más hondo de su ser que sus errores nunca fueron perdonados.

El depresivo se aislará y generará pensamientos negativos.

El mejor remedio para una persona enferma emocional o físicamente es darle esperanza todo el tiempo.

Rodea tu mente y tu cuerpo de todo lo bueno:

1) Selecciona los recuerdos de tu vida.

2) Ten recuerdos placenteros.

3) Evita discusiones.

4) Lee tus circunstancias positivamente.

Estrategias para ayudar a otros a dejar atrás el dolor y comenzar a disfrutar de la vida:

a) No compadecerlo. Resulta fácil caer en el rol sobreprotector.

b) No alentarlo con palabras.

c) No ser frío.

Estrategias para cambiar nuestra mente y que nuestras emociones también cambien:

a) Reconoce que los errores son parte de tu crecimiento. Revisando el error, aprenderemos. El error es una fuente de crecimiento, no de tortura.

b) Identifica y evita todas las cosas o personas que te hacen daño. Es hora de volver a llenarse de paz y de nuevas fuerzas.

c) Cultiva tu mente con cosas positivas. Evita la autocrítica excesiva. No te hagas responsable por todo lo que sucede a tu alrededor.

d) Aprende a hablar en positivo. Aprenderás a divertirte y a generar esperanza dentro de ti mismo.

e) Aprende a hacer pausas.

f) Aprende a decir NO. Ante personas exigentes –un amigo, un esposo o nuestros hijos- no podemos decir que no, y así es como nos comprometemos a llevar cargas que no nos corresponden.

g) No imagines demasiado.

h) Encara los problemas con sabiduría.

i) Mira el cuadro completo. Debemos tener claro hacia dónde vamos.

Nadie puede tomar tu vida. Tú la entregas y sólo tú la vuelves a tomar.

Innova. Haz algo nuevo! Aunque sean pequeñas modificaciones.

Disfruta y pregúntate si has soñado, vivido, aprendido, amado suficiente. Y si no lo has hecho ponte en camino. Eso es disfrutar.

(Del libro de Bernardo Stamateas)

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