Todos los seres humanos fuimos creados de tal manera que tenemos el anhelo interior, desde pequeños, de alcanzar metas. El deseo de cumplir nuestros sueños está en nuestra naturaleza.
Además del enojo, la otra reacción es la resignación y la tristeza. Una persona triste se vuelve melancólica, retraída, solitaria. Resignada ante la situación negativa que le ha tocado vivir, se conforma diciendo “bueno, es lo que me ha tocado a mí”.Alguien frustrado también se volverá extremadamente sensible a todo aquello que le recuerde su fracaso y sentirá mucha angustia cuando se encuentre en una situación similar. Ese dolor que siente que no es capaz de superar puede llevar a la persona a arriesgarse cada vez menos en la vida, aunque no esté satisfecha, porque querrá evitar una nueva decepción.
Quien vive y se siente frustrado acumulará tanto dolor en su alma que, en determinado momento, necesitará adormecer sus emociones, huir de ese dolor, y lo hará de muchas maneras, con cualquier comportamiento compulsivo.
“La postura más inteligente es dejar de lamentarnos del tiempo que nos falta y aprender a disfrutar de las cosas sencillas que se pueden hacer en poco tiempo” (Margarita Rojas).
Busca estar con aquellos que añaden valor a tu vida.
No pongas expectativas en las personas, porque, quieran o no, tarde o temprano te van a fallar.
Aumenta tu círculo de contactos. No esperes nada de nadie.
Una persona que tiene un sistema de creencias cerradas, aunque tenga metas y lo intente una y otra vez, va a sentir que nunca llega al objetivo y, por ende, se frustra.
Si eres una persona que ha decidido no vivir en frustración sino que se ha dispuesto a vivir más sanamente y recibiendo lo que se merece, estarás preparado para recibir un “no” como respuesta, estarás listo para poder decir “no” a lo que no quieres, sabrás también sentirte libre de toda culpa y habrás entendido que perdonar y perdonarte es el primer paso que necesitas dar para sentirte libre y feliz.
Cuando cedes todo el tiempo pierdes tu dignidad. Características de una persona digna:
a) Se conoce a sí misma. “Escucha tus emociones, no las ignores, y procura expresarlas por los canales adecuados, de lo contrario te harán daño” (Margarita Rojas).
b) Lidera tu propia vida. No puedes vivir según lo que los demás piensan, sienten o actúan. Soltarte de todo lo que hasta hoy te ha mantenido atado.
c) Confía en su criterio y cree en sí misma, aunque cometa errores. Cada error le enseña al hombre algo que necesitaba aprender.
d) Establece prioridades. Es importante saber decir “no” a lo secundario. Vas a ser libre del estrés, de la frustración y de todo aquello que no quieres hacer.
Una persona digna establece límites claros y no permite todo en su vida. Pon límites a todo lo que no sea bueno para ti.
e) Se dedica tiempo a sí misma. Disfruta los momentos de soledad para hacer las cosas que más te gustan, para relajarte.
f) Tiene dos características: tenacidad y determinación a pesar de los obstáculos. Una persona digna no vive en un mundo de fantasía, del “cómo me gustaría que eso me pasara a mí”. Por el contrario, nunca se queda quieta, se mueve y, mientras está en movimiento, las cosas ocurren. Persigue tus sueños.
Estrategias para sanar la frustración y disfrutar de la vida al máximo:
1) Identifica todos los objetivos que todavía no has logrado alcanzar.
2) Busca objetivos alternativos. Si has perdido un sueño, por más grande que haya sido, busca otro y haz todo lo necesario para que se convierta en realidad. Transforma tus necesidades en motivaciones.
3) Acepta los obstáculos que se presenten. Para intentar algo nuevo que nunca has probado. Para mejorar y crecer. Permanece positivo y expectante ante la posibilidad de cosas buenas aún en medio de las dificultades.
4) Date permiso para cometer errores. Cambia los pensamientos de derrota por pensamientos de éxito.
5) Libérate de toda culpa.
6) No deposites expectativas sobredimensionadas en gente o circunstancias. No esperes nada de nadie. No idealices a nadie.
7) Concéntrate en las cosas que sí has podido lograr hasta ahora. Felicítate y aliéntate por ellos. No necesitas que otra persona venga a hacerlo. Te ayuda a construir una autoestima sana.
8) Sé compasivo contigo mismo. No te castigues. Perdonarse es aprender a vivir sin cargas, sin pasado que nos haga daño. Perdonarnos es liberarnos del dolor, de la angustia, de los recuerdos, y volver a empezar.
Nunca te des por vencido.
No eres viejo por la edad que tienes. Eres viejo cuando no tienes un propósito claro en la vida y cuando dejas de soñar.
Renuncia al enfado, a la tristeza, a la culpa. No permitas que sigan robando tu alegría y tus ganas de vivir.
Que los obstáculos que se presenten sirvan solamente para que algo nuevo salga de ti: nuevas ideas, nuevas oportunidades, nuevas fuerzas. Espera siempre lo mejor de la vida. Ensancha tu visión.
(Del libro de Bernardo Stamateas)
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