martes, 3 de diciembre de 2013

Aquellas inolvidables series (III): Poldark


Fue Poldark una serie que tuvo audiencias multitudinarias en su momento, a finales de los 70. La calidad de la producción británica sumó con ella otra muestra más. La mezcla de aventuras y romanticismo consiguió enganchar al espectador desde el comienzo mismo de su emisión.

La acción transcurría a finales del siglo XVIII, y recreaba la vida en un pueblo de Cornwall, Penzance, en el Reino Unido, dedicado a la minería principalmente. Muchos de sus habitantes participaron como extras en la película. Las localizaciones son incomparables: las olas rompiendo espumosas en los acantilados, las verdes praderas en donde la hierba se mecía con el viento, y esas playas recoletas.

El protagonista, Ross Poldark, es un capitán que acaba de llegar de América y encuentra que muchas de las cosas que había dejado han cambiado. Su antiguo amor se ha prometido con un primo suyo, con el que se termina casando, y él conoce por azar a un golfillo en un mercado al aire libre, que resulta ser una chica, Demelza, de la que se compadecerá y se llevará a su casa como parte del servicio doméstico. Con el tiempo ella se enamora de él y, tras un único encuentro amoroso, queda embarazada. Aunque huye porque no quiere dar lástima, al final Poldark la hace volver para casarse con ella.

La trama está sumamente bien llevada y resulta muy interesante, a parte la estupenda recreación de la época. Los demás personajes se entremezclan en sus vidas azarosamente. Todos son actores ingleses y son, por tanto, maravillosos cada uno en su papel. El temible George Warleggan, interpretado por un magnífico Ralph Bates; Francis Poldark, el primo de Poldark, encarnado por Clive Francis; Elizabeth, el primer amor de Ross Poldark, casada 1º con su primo y luego con George; el doctor Dwaight Enys, interpretado en la 1ª parte por el bello Richard Morant, ya fallecido, y en la 2ª parte por Michael Cadman; Caroline, encarnada por la hermosa y sugerente Judy Greeson, es la esposa del doctor Enys; Drake, el hermano de Demelza, encarnado por el dulce Kevin McNally; Hugh, el joven aristócrata enamorado de Demelza, interpretado por Christopher Benjamin; Morwenna, la esposa del predicador, encarnada por Jane Wymark; y el odioso y repulsivo predicador Osborne Whitworth, al que da vida Christopher Biggins.

Magnífica la fuerza interpretativa de Ralph Bates, su elegancia y la intensidad que transmite con todo su cuerpo. Potente y maravillosa declamación.

Clive Francis conmueve por su forma de interpretar el personaje, arrastrado por el alcohol, atormentado, lleno de inseguridades, pero que es capaz de salir de sus propias sombras para dar amor a los que le rodean, a pesar de no ser muchas veces correspondido.

El doctor Enys es un personaje especial, siempre sereno, experto profesional, la salvación de ricos y pobres, aquejados de epidemias para las que la época tenía pocos remedios. Cuando él llega parece que se hace la luz. Los dos actores que lo encarnan entendieron su papel a la perfección.

Judy Greeson, sofisticada y bella, encarnando a Caroline, esposa del doctor Enys, es quizá la actriz que, pese la aparente frivolidad de su personaje, una mujer rica que ha vivido siempre protegida por su familia y que decide ayudar a los más pobres para hacerse querer, termina conmoviéndonos más que ningún otro. Su petulante alegría esconde detrás un corazón lleno de humanidad y generosidad, que se rompe fácilmente con las penurias ajenas y con el amor.

Kevin McNally compone un encantador, bondadoso y dulcísimo Drake, el hermano de Demelza. Sorprendentemente lo he descubierto en uno de los personajes de Piratas del Caribe, donde está irreconocible. Cómo nos transforma el paso del tiempo.

Morwenna es la enamorada de Drake, casada por la fuerza de las circunstancias con el predicador Osborne. Bella Jane Wymark, que representa la bondad y la pureza de corazón injustamente masacradas, y la amargura posterior.

El personaje de Osborne Whitworth nos pareció siempre repulsivo a mi hermana y a mí, el prototipo de tipejo obeso y libidinoso, y quedó tan marcado en nuestra memoria que durante mucho tiempo, y hasta el momento actual, todavía llamamos con ese nombre a cualquiera que se nos asemeje. El actor que lo interpreta es también un popular locutor radiofónico y abiertamente gay.

Y por supuesto los dos protagonistas principales, Ross Poldark, interpretado por Robin Ellis, que encarna el valor, el honor, la gallardía y la ligereza con las mujeres, y Anghared Rees como la maravillosa Demelza, personaje que caló de tal modo en la audiencia española que por aquel entonces muchos pusieron a sus hijas su nombre en recuerdo suyo. Tanto ella como Ralph Bates fallecieron años después, casualmente por la misma enfermedad, aunque con bastantes años de diferencia.

Luego hay unos cuantos personajes secundarios que contribuyen a dar vida a una historia fascinante: el matrimonio maduro y ruidoso que sirve en la casa de los Poldark; Verity, la hermana de Francis y su enamorado oficial de la Marina; los marineros del pueblo, siempre prestos a recoger lo que llega a la playa cuando los barcos naufragan, y que tienen su propio código de conducta, pues al que los traiciona termina empujado por los acantilados y, a pesar de su pobreza, tiran también las monedas que hubieran pagado la traición.

Uno de estos marineros, Carl Daniel, encabezó una revuelta contra los ricos, que se quedaban con sus pocas posesiones y los maltrataban. Cuando la bella y adinerada Caroline llega a la casa de una protegida suya, que apenas tiene para subsistir, se encuentra con él, que se había refugiado allí perseguido. Sabe que su destino es la horca si le cogen, y se lamenta de que sólo el que vive en la miseria tenga que temer de la justicia. Tiene lugar entonces un diálogo muy interesante, en el que se ponen de manifiesto las diferencias sociales entre ambos, aunque ella comprende.

Carl Daniel: “ Cuando el rico roba al pobre y le quita hasta el pan de la boca ¿quién le culpa?
Cuando un terrateniente condena a sus gentes al hambre ¿quién le cuelga?
Cuando un rey lleva a la guerra a miles de hombres que mueren por él… ¿quién le cuelga?”

Caroline: “Es usted peligroso Carl Daniel, cree en una causa”.

C.D.: “¿Y de qué me sirve? He perdido lo que más importa al hombre: la esperanza”.

Cuando termina la serie Elizabeth ha fallecido repentinamente, y Ross está consternado por la llegada prematura de la muerte en la mujer que fue su amor antes de su esposa. Le dice a ésta que lo mismo debió sentir ella cuando murió Hugh, “toda su caballerosidad y su sensibilidad bajo tierra”. Pero Demelza está dispuesta a olvidar pasados pesares y a vivir la vida con plenitud, y mirando a Ross a la cara mientras lo abraza le dice: “El futuro no existe. Vivamos el presente sin pedir más”.

Robin Ellis, el actor que da vida a Poldark, vive actualmente en alguna zona rural de Francia, felizmente casado. No tiene hijos. Escribe un blog donde cuenta su vida con más profusión de fotos que de literatura. Escribió un libro sobre su experiencia rodando la serie, y dice ver de vez en cuando a algunos de sus compañeros de rodaje, con los que trabó una gran amistad. Lamenta profundamente la muerte hace poco tiempo de Anghared Rees, su compañera Demelza, y la de Ralph Bates hace años, su enemigo en la ficción y su gran amigo en la vida real.

La pareja protagonista llevó la serie al teatro, a iniciativa de unos promotores que se empeñaron en contratarles sólo a ellos, por lo que resultó un fracaso. Como afirma Ellis, aquella era una obra coral, no basaba su éxito sólo en la interpretación de dos actores. Prefiere quedarse con el recuerdo 1º, en una época en la que dice haber sido muy feliz, un momento muy especial en su vida, en la vida de todos.

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