lunes, 26 de enero de 2009

Chaplin


Cuando pensamos en Charles Chaplin nos imaginamos a un hombre que estuvo durante muchos años haciéndonos reír con su trabajo en el cine, cómico donde los haya, y no pensamos que detrás de toda esa pericia que mostraba ante el gran público hubo mucho esfuerzo, muchas horas de trabajo y una infancia muy dura que superar.
Nacido en Londres, hijo de artistas del music hall, su padre era un alcohólico que les abandonó poco después de nacer él, y su madre era una esquizofrénica que no tardó en tener que ser ingresada en un psiquiátrico. Cuando Chaplin tenía 5 años tuvo que sustituirla porque se quedó sin voz en mitad de una canción, y fue tan buena la imitación que hizo de ella, incluido un desmayo que hacía al final, que la gente le aplaudió calurosamente y así tuvo su primer éxito.
Él y su hermano vivían en medio de una extrema pobreza y pasaron largas temporadas en orfanatos. Cuando tenía 12 años su padre falleció. Asistieron un tiempo a una escuela para niños pobres, sufriendo una severa disciplina y las burlas de los niños más afortunados.
Familiarizados como estaban con el ambiente del espectáculo, pronto se vieron trabajando en un grupo cómico juvenil, hasta que pasado un tiempo un productor cinematográfico se fijó en él y le hizo un contrato, por lo que se marchó a América con su hermano, que ejercía de representante.
En la 2ª película que rodó ya adoptó la indumentaria que le haría famoso, aunque sobre la forma como lo hizo hay varias versiones: unos dicen que fue cogiendo al azar ropas y complementos de un almacén del estudio; otros que recogió aportaciones de cómicos amigos. Con su personaje del vagabundo que buscaba mejorar su vida, mitad ingenuo y mitad pícaro, se identificaron millones de personas que aspiraban al “sueño americano”.
Posteriormente empezó a dirigir y protagonizar sus propios films, en los que introdujo una gran crítica social.
En 1921 rodó “El chico”, que como he podido leer es “una de las piezas más fascinantes de la historia del cine y una de las mejores de Chaplin”. El rodaje duró más de un año y fue muy importante para él porque se atevió por primera vez a mostrar su propia infancia.
Fundó su propia productora, la United Artits, con otros artistas importantes de la época, Mary Pickford, Douglas Fairbanks y el director David W.Griffith. Con ella rodó películas más largas, algunas de tanto éxito como “La quimera del oro”. Esta productora sigue funcionado en la actualidad, aunque ya en otras manos.
Durante este tiempo se casó en varias ocasiones y tuvo muchos hijos. Los niños fueron siempre el centro de su vida.
Chaplin no quería abandonar el cine mudo. Cuando no interpretaba al vagabundo, como en “El gran dictador” o en “Candilejas”, sí hablaba, pero si hacía su personaje de siempre, como en “Tiempos modernos” o “Luces de la ciudad”, no hablaba, aunque el resto del reparto sí lo hacía. Sabía que si no se destruiría su magia, ese encanto que tenía y que tanto trabajo le había costado crear.
“El gran dictador” empezó a rodarse la misma semana en que comenzó la 2ª Guerra Mundial. Anteriormente, Chaplin había declarado sobre Hitler que éste “le había robado el bigote”, y la verdad es que su parecido físico con él hace que sea aún más hilarante. Con el tiempo diría que si hubiera conocido cuál era la realidad de los campos de concentración nazis no la habría rodado nunca. Fue censurada en algunos países, incluida España, y en EE.UU. le causó problemas porque sirvió de excusa para perseguirlo acusado de actividades “antiamericanas”, durante la época de la “caza de brujas”. Sus críticas al sistema establecido ya le habían llevado a los tribunales en más de una ocasión.
En 1952 el fiscal general americano dio instrucciones a inmigración para retener a Chaplin, su esposa y varios de sus hijos, cuando viajaban en el Queen Elizabeth para asistir al estreno de “Candilejas” en Europa, acusado de comunista, de ser hostil y menospreciar América, y de delitos contra la moralidad, hasta que las leyes norteamericanas decidiesen si debía ser expulsado.
Decidió entonces establecerse en Suiza.
En 1971 la Academia de Hollywood le concedió un Oscar honorífico y regresó a EE.UU. para recogerlo, tributándosele un emotivo homenaje, que pareció un intento de reparación de todo el daño causado.
En 1975 la reina de Inglaterra le nombró Sir.
En los últimos años de su vida compuso la música de la mayoría de sus películas, y puso su voz como narrador a algunas de la época muda, como “La quimera del oro”.
Su comicidad iba más allá de los platós al ser protagonista de infinidad de situaciones hilarantes en su vida normal. No era raro verle en algún restaurante improvisando bromas o repitiendo algunas de las escenas de sus películas que le hicieron famoso, para deleite general.
Mis hijos disfrutan desde hace ya tiempo de sus películas, sobre todo las mudas. La escena de “El chico” en la que el niño es separado del hombre que le cuidó como un padre y que se ha convertido en unas de las más memorables de la historia del cine, siempre le causó a mi hijo una gran emoción, y siendo más pequeño tenía que irse a otra habitación pretextando cualquier cosa para que no le viéramos a punto de llorar.
Esa es la esencia del talento interpretativo: el ser capaz de transmitir sólo con la fuerza de la expresión corporal, sin necesidad de palabras, todo un abanico de sentimientos y situaciones. Los maquillajes exagerados, los gestos grandilocuentes que ahora dirían los críticos de cine que son una sobreactuación si se utilizasen, eran una forma particular de transmitir la vida cuando no existía el sonoro, un estilo más que tuvo su tiempo y que constituye el “alma máter” de todo lo que surgió después.
Porque aunque hubo muchos cómicos que coexistieron con Chaplin y muchos que aparecieron más tarde, nadie como él para despertar ternura, melancolía y también para crear momentos muy divertidos.
Toda la fortuna que logró hacer Chaplin en más de medio siglo de duro trabajo le sirvió para tener una vida mejor como nunca hubiera imaginado, que le hiciera olvidar las pasadas penalidades y poderse enfrentar a las adversidades que también vinieron después. También sirvió para cuidar de su madre, a la que compró una casa y colmó de toda clase de cuidados, tras sacarla del psiquiátrico en el que se encontraba.
Charles Chaplin fue un hombre hecho a sí mismo, lo suficientemente valiente como para denunciar las injusticias sociales y para enfrentarse por amor a todo tipo de censura, pues solía perder la cabeza por mujeres mucho más jóvenes que él, a veces menores de edad. Tuvo el suficiente valor también para salir, ya siendo muy mayor, del país al que había dedicado los mejores años de su vida, cuando éste le dio la espalda.
Dicen que las personas con mayores motivos de tristeza son las que mejor saben hacer reír. Él nunca guardó rencor, tuvo un corazón muy grande y dio tanto amor como el que necesitaba recibir siempre que pudo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me kedo con el ultimo parrafo q hace un resumen a lo q fue este gran hombre!...
Chaplín es unico!!...

 
MusicaServicios LocalesContadorsAnuncios ClasificadosViajes