- Triunfo electoral que ya estaba cantado y que se había hecho tanto esperar. Hace mucho tiempo que Mariano Rajoy debía haber estado donde está ahora. Cuánta confianza tengo puesta en sus manos. Me siento feliz al ver que por fin rige los destinos de este país nuestro un hombre cabal como él. Ha trabajado mucho y es una persona respetable y digna, con unos principios morales a prueba de infiernos diversos. Y se ha sabido rodear de un magnífico equipo. Podemos respirar tranquilos.
- Mi agradecimiento a Johanna por su incorporación a mi pequeño grupo de seguidores. Bienvenida.
- Mi padre puso en mi Muro de Facebook un video en el que sonaba de música de fondo Sous le ciel de París, cantada por Edith Piaf. Tú eres el cielo de París, me tradujo mi hijo. Ante esa voz desgarrada y profunda, con esa dicción maravillosa que parece que degustaba las palabras más que cantaba, no pude por menos que sentirme sobrecogida y se me puso la carne de gallina, como se suele decir. No es una cantante a la que haya oído mucho, pues murió tres años antes de que yo naciera, pero con el paso del tiempo he aprendido a paladear esa y otras delicias del pasado, gustos que quiero cultivar y ampliar en la medida de mis posibilidades. Va de retro.
- Y ya puestos a movernos por la red, me he atrevido a poner en el Muro del Facebook de Kate Winslet una dedicatoria, una frase laudatoria escrita en mi mal inglés diciéndole que es una actriz maravillosa y dándole las gracias por todo lo que nos da. Me imagino que no será ella quien gestione su Facebook, sino que lo hará alguna de las personas que trabajan a su cargo, pero de todas formas no he querido dejar pasar la ocasión de plasmar el testimonio de mi admiración por su trabajo y como ser humano.
- Sorprendida me quedé hace unos días al escuchar a una joven china cantando ópera al principio de Arenal. De pie, con unas partituras en las manos, entonaba dulces y muy bellas melodías con una voz prodigiosa que era la admiración de todos los que pasábamos por allí. Los oídos y el corazón se llenaban de mágicas notas que flotaban en el aire y nos transportaban a mundos de fantasía, en los que es posible que frágiles muchachas orientales puedan mostrar su talento musical sin tener que mendigar en la calle.
- Otra cosa que me encanta es oir ese extraño instrumento de cuerda con el que algunos músicos callejeros de procedencia oriental extraen melodías almibaradas, envolventes y relajantes típicas de esa nación inmensa que es China. No sé cómo se llamará el instrumento, porque he buscado en Internet y hay varios que son parecidos con nombres diferentes. Me maravilla cómo suena.
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