lunes, 28 de noviembre de 2011

Una oración


En la apertura del 129 periodo ordinario de sesiones de este año en el Senado argentino, se le pidió al padre Luis Farinello que hiciera una oración de apertura. Todos esperaban un discurso corriente, con referencias a asuntos más divinos que terrenales pero, para sorpresa general, esto fue lo que escucharon:

“Señor, venimos delante de Ti este día, para pedirte perdón y para pedir tu dirección. Sabemos que Tu Palabra dice: “Maldición a aquellos que llaman “bien” lo que está “mal” y es exactamente lo que hemos hecho.

Hemos perdido el equilibrio espiritual y hemos cambiado nuestros valores.

Hemos explotado al pobre y hemos llamado a eso “distribución de la riqueza”.

Hemos recompensado la pereza y la hemos llamado “Planes Sociales”.

Hemos matado a nuestros hijos que aún no han nacido y lo hemos llamado “la libre elección”.

Hemos dejado que maten y roben y lo hemos llamado “derechos humanos”.

Hemos sido negligentes al disciplinar a nuestros hijos y lo hemos llamado “desarrollar su autoestima”…

Hemos sido corruptos y abusado del poder y hemos llamado a eso “Política”.

Hemos codiciado los bienes de nuestro vecino y a eso lo hemos llamado “tener ambición”.

Hemos contaminado las ondas de radio y televisión con mucha grosería y pornografía y lo hemos llamado “libertad de expresión”.

Hemos ridiculizado los valores establecidos desde hace mucho tiempo por nuestros ancestros y a esto lo hemos llamado “obsoleto y pasado”.

¡Oh Dios!, mira en lo profundo de nuestros corazones, purifícanos y líbranos de nuestros pecados.

Amén”.

La reacción fue inmediata. Un Senador abandonó la sala durante la oración. Tres más criticaron la oración del Padre calificándola como “un mensaje de intolerancia”.

Durante las semanas siguientes, la Iglesia donde trabaja el padre Farinello recibió más de 5.000 llamadas telefónicas, de las cuales sólo 7 fueron desfavorables.

Esta Iglesia recibe ahora peticiones del mundo entero, la India, África, Asia, para que el padre Farinello ore por ellos.

Un famoso locutor de radio difundió esta oración en su emisión habitual y tuvo una audiencia mucho mayor de lo normal en su programa.

Farinello es muy conocido por su lucha social y sus controvertidas opiniones sobre casi todo. Es un sacerdote que, cuando no está oficiando Misa, no usa alzacuellos ni clergyman. Es un hombre de talante abierto y dialogante, valeroso y polemista.

Lo que él dijo en Argentina es aplicable al resto del mundo. Reflexionemos a cerca de ciertos valores que parece que están cada vez más en desuso, y que son la esencia de nuestra humanidad.

Oremos para que llegue el día en que podamos vivir en un mundo mejor, construido gracias al esfuerzo de todos.

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