Hace poco recibí un correo electrónico en el que se destapaban algunos hechos históricos que han sido aceptados hasta ahora como ciertos a lo largo de los siglos y que han resultado no ser tal. Lo que confirma aquello de que la Historia no es única e inmutable sino que está sujeta a múltiples interpretaciones. He aquí algunas de esas falacias:
Adán y Eva nunca comieron una manzana. En el Génesis no se menciona de qué fruto se trataba. El mito de la manzana probablemente se deba a los pintores renacentistas, que lo representaban así.
Julio César no nació por cesárea. Las mujeres no solían sobrevivir a esta operación en aquella época, y su madre murió cuando él tenía 30 años. Lo que sí es cierto es que dicha intervención debe su nombre a una ley promulgada por César para que los bebés fueran extraídos del vientre de sus madres si éstas fallecían a partir del 7º mes de gestación.
Los Reyes magos no eran 3. El Evangelio según S. Mateo sólo menciona la visita de unos magos de Oriente, pero no especifica su número y ni siquiera dice que fueran reyes.
Los emperadores romanos no levantaban ni bajaban el pulgar para decretar la muerte. Mostrar el puño cerrado era señal de clemencia, pero si ponía el pulgar hacia un lado estaba decretando la ejecución del perdedor.
Se dice que Tiberio fijó su residencia en Capri porque allí gozaba de más libertad para sus orgías, pero no fue así. Suetonio cuenta que lo hizo para huir de la corrupción de la nobleza romana.
En una lápida de una iglesia de Colonia está grabada la leyenda de 11000 doncellas asesinadas por los hunos en el 449. Hoy sabemos que fueron 11 las jóvenes que perecieron.
El caballo blanco de Santiago al final no era tan blanco. En el techo de la catedral de Compostela está representada la imagen del santo a lomos de un ejemplar de piel castaña con manchas negras.
Los vikingos no llevaban cascos con cuernos (esto sí que lo había leído en alguna ocasión). Fue una invención del pintor sueco Gustav Malstrom en las ilustraciones que realizón en 1820 para el poema épico Frithiof’s Saga.
Arturo nunca fue rey. En realidad fue un general romano llamado Lucio Artorius Casto, nombrado prefecto para defender la Britanniae de los bárbaros.
Robin Hood no era un bandido generoso, no robaba a los ricos para dárselo a los pobres. En realidad era un hombre llamado Robert Hood que se sublevó contra el rey Ricardo II (y no contra Juan “Sin Tierra”), para no pagar impuestos.
Marco Polo no introdujo la pasta en Europa. Fueron los árabes durante la invasión de Sicilia en el año 669 (600 años antes del nacimiento del famoso viajero). El historiador musulmán Al-Idri relató que los árabes instalados en las islas comían los itriyah, unos fideos secos.
La Guerra de los 100 años realmente duró 116, de 1337 a 1453.
Juana de Arco no era francesa. Nació en Bar, una localidad en el ducado de Lorena, que por aquel entonces era independiente. En la actualidad sí pertenece a Francia.
Las 3 carabelas de Colón sólo fueron 2, La Pinta y La Niña. La 3ª nave era una nao, un barco de mayor tamaño. Se llamaba María Galante, pero Colón la rebautizó La Santamaría.
Hernán Cortés nunca quemó sus naves. Según el relato de Bernal Díaz del Castillo, el cronista que acompañó a la expedición en su conquista de México, lo que hizo fue embarrancarlas y barrenarlas, para abrir vías de agua. Además Cortés dejó una intacta, para que fuera a Cuba a solicitar el envío de más víveres y tropas.
Galileo nunca dijo “y sin embargo se mueve”. Se cree que esta frase se la inventó el escritor y editor turinés Giuseppe Baretti, en un fantasioso libro titulado Biblioteca italiana (1757).
Las brujas de Salem no fueron quemadas en la hoguera, fueron ahorcadas, que era la pena que las comunidades protestantes y calvinistas solían dictar para los casos de hechicería.
Cortar cabelleras no era costumbre natural de los indios norteamericanos. La copiaron de los franceses, que exigían a sus mercenarios presentar el cuero cabelludo de cada indio muerto para poder cobrar la recompensa.
Los piratas no enterraban sus tesoros. O lo hacían demasiado bien, porque nunca ha aparecido ninguno. Lo normal era que dilapidaran el botín en las tabernas, burdeles y casas de juego.
“Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña”. Este proverbio no pertenece a ningún texto sagrado islámico. Forma parte de una parábola inventada por el filósofo inglés Francis Bacon.
El motín del Bounty no fue una rebelión contra la tiranía del capitán Blight. El motivo fue mucho menos noble: el oficial Fletche Christian, de origen aristocrático, enemistó a la tripulación contra el capitán porque no soportaba que éste le reclamara constantemente un dinero que le había prestado.
Mª Antonieta jamás pronunció la infame frase “Si no tienen pan que coman pastel”, cuando un consejero le comentó las penalidades por las que pasaba el pueblo de París. La historiadora Antonia Fraser descubrió que es un bulo: quien dijo esa barbaridad fue una cortesana, madame de Montespan. Así lo recogió Jean Jacques Rousseau en su obra Confesiones en 1768, dos años antes de que Mª Antonieta llegara a Francia.
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