jueves, 30 de mayo de 2013

El incierto futuro académico de nuestros hijos


Me sorprende sobremanera la forma como se ha complicado ésto de la educación. Ahora que Ana, mi hija, va a pasar a 4º ESO, tiene que elegir lo que llaman un “itinerario formativo”, que era lo que antes denominábamos ciencias, letras puras o mixtas. Y qué itinerario, más bien es un vía crucis. Ya no te puedes librar de las Matemáticas, da igual el camino que elijas. Sólo por eso me alegro de no haber tenido que estudiar en estos tiempos.

Yo que soy de letras puras, bendigo aquel Latín, Griego, Literatura, Historia y Filosofía de entonces. Aunque los dos primeros no se me daban especialmente bien, eran para mí pozos de sabiduría infinita, pues es en las lenguas antiguas donde se descubre la esencia de las palabras, el origen de muchas cosas. Y en la Filosofía me adentré, gracias al original modo de explicar del profesor que tuve, en las raíces del pensamiento, donde miles de ideas bullen a pesar de los muchos siglos que han pasado, para contagiarnos de su fuerza y modificar nuestra mente.

Por eso siento que Miguel Ángel, mi hijo, no tenga oportunidad de seguir esos estudios, pues la opción que tuvo que escoger va por derroteros más prácticos. Su espíritu se habría enriquecido sobremanera, aunque sean materias con escasa aplicación en la vida corriente. Ahora se le da mucha importancia a la utilidad material de todo, y olvidamos aquello que va más allá de nosotros mismos.

Miraba él con tristeza hace poco las fotos de los compañeros que tenía en su anterior instituto, antes de seguir él otros derroteros, que habían hecho su fiesta de graduación de Bachillerato. Iban todos muy elegantes, ellos con traje y ellas con vestidos negros con transparencias. Él tendría que haber estado ahí, pero las cosas rara vez salen como uno se las propone. Le dije que, hiciera lo que hiciera en la vida, lo hiciese de corazón, y que no hay una única opción válida para todo. La verdad es que los que han conseguido graduarse son los elegidos para la gloria, porque al llegar al Bachillerato la mayoría de los estudiantes prefieren irse a otros institutos donde no es tan difícil aprobar. 

Ana se lamentaba de tener que abandonar la Biología si elige un itinerario de letras. Esta compartimentación del conocimiento es excesivamente rígida, y te obliga, ya desde mis tiempos de estudiante, a dirigirte hacia unos caminos determinados y a relegar otros que también son interesantes. Yo quería liberarme de la Física, la Química y las Matemáticas, que eran una cruz para mí, una rémora, una piedra atada al cuello que me impedía avanzar, pero eché de menos las Ciencias Naturales, que entonces abarcaban muchas materias que ahora se estudian de forma independiente: Biología, Geología, Antropología, etc.

Además el itinerario elegido ahora condiciona a su vez las opciones al llegar al Bachillerato, de modo que desde muy joven debes tener una idea muy clara de lo que quieres hacer en el futuro, porque las elecciones escogidas permiten muy pocas salidas después. Antes el abanico de posibilidades a la hora de estudiar en la universidad era muy claro y amplio según si hubieras estudiado ciencias o letras. Ahora hay carreras que antes se consideraban de letras o en las que daba lo mismo qué rama se hubiera escogido, como la que yo estudié, Periodismo, y actualmente tienes que haber elegido un itinerario en particular que no sé muy bien a qué corresponde ya, sino te cierran las puertas. Es el encorsetamiento absoluto de la enseñanza superior.

Nos dieron a los padres una charla en el gimnasio del instituto sobre esto de los itinerarios de 4º ESO. Siempre que voy allí recuerdo con nostalgia los tiempos en que yo era alumna. Ya había visto anteriormente que la pequeña capilla ya no se utiliza, sus puertas correderas están siempre cerradas. Probablemente la habrán desmantelado. Las escaleras que había a continuación, para bajar a la zona donde hacíamos la gimnasia, están ahora casi en su totalidad cubiertas por un escenario. Unos focos cuelgan del techo, y un telón de fondo cubre las puertas de la antigua capilla para ambientar las representaciones teatrales y los conciertos, cosas que antes no existían. Ya no existen las cuerdas ni la escala que colgaban del techo por las que había que subir. Yo nunca fui capaz, aquella me parecía una gimnasia muy dura.

El orientador se explicó, como suele ser habitual en él, como un libro cerrado. Su intención siempre es buena, pero la claridad de sus ideas es escasa. Nos había puesto sobre una pantalla desplegable una diapositiva en la que aparecía lo mismo que en el papel que repartieron entre todos, un esquema con todas las posibilidades. A pesar de sus esfuerzos, cuando al final le empezaron a preguntar cual sería el itinerario adecuado para tal o cual carrera, se lió con explicaciones intrascendentes con las que pretendía enmascarar sus escasos conocimientos sobre el tema.

Si ni los mismos docentes pueden desentrañar los misterios que el Mº de Educación ha tenido a bien elaborar para que nos devanemos los sesos, difícilmente vamos a poder nosotros, pobres padres, perdidos en un marasmo de posibilidades imposibles. Espero que nuestros hijos lo tengan más claro, porque este es el momento de las decisiones, a partir de aquí todo en la vida dependerá de las muchas opciones que vayan eligiendo o descartando.

Al final de la reunión nos dirigió unas palabras Luisa, una de las jefas de estudio, para comunicarnos que ese iba a ser el último año que estuviera en el centro, porque ya se jubila. Me sorprendió mucho la noticia, pues no aparenta la edad que tiene. Mujer férrea, disciplinada, de las que te sostienen la mirada sin pestañear, ha sido la persona adecuada para un puesto difícil en el que pocos podrían haber permanecido tanto tiempo como ella, 25 años según nos dijo. Haciendo cálculos entró en el instituto 4 años después de que yo pasara por allí. No sé cómo ha podido aguantar esa presión tan grande, pues era la encargada, junto con Mª Ángeles, de mantener el orden y el cumplimiento de las normas, algo que en la actualidad es mucho más complicado de hacer que en los tiempos en los que yo estudiaba.

A Ana no le simpatizaba precisamente, sobre todo porque perseguía el humo de sus cigarrillos por los aseos. Con Miguel Ángel, sin embargo, no tengo más que agradecimientos para ella. La imagen que tenía de su persona se me vino abajo el día que nos reunimos con las jefas de estudio y el orientador para tratar el tema de Miguel Ángel, cuando fue baja médica en el instituto para iniciar sus tratamientos y después no sabíamos muy bien qué debía estudiar.
Luisa nos reveló su lado más humano en esa ocasión. Con una comprensión clarísima acerca del problema y del estado emocional de Miguel Ángel, y una empatía que yo creo que mi hijo no ha tenido muchas veces ni siquiera en su propio entorno familiar (excluyéndome a mí, claro). Ignoro si ella es madre, pero habló de una manera tan profunda, tan conocedora de los claroscuros del alma humana y de las necesidades de los chicos en general, que me llegó al corazón. Miguel Ángel se ha pasado por allí en un par de ocasiones después y ha charlado con ella distendidamente, algo que ella mencionó en la reunión verdaderamente encantada. Debe ser grato para alguien que es considerado el “coco” poder tratar con alguien que se acuerda de tí y te trata con deferencia.

Mª Ángeles, la otra jefa de estudios, que es más joven, también se va el próximo curso, a otro instituto. Ambas eran los “huesos duros de roer” del centro, aunque esa era su función, hacían un trabajo que la mayoría no quiere hacer. Mª Ángeles, siempre con su aspecto tan fashion, aunque poco agraciada de cara, daba una de cal y otra de arena cada vez que hablaba con ella. Muy dura también en las distancias cortas, pero conociéndola se termina percibiendo su humanidad. Muy inteligente y observadora, a mis hijos los conocía y comprendía casi tanto como yo.

Lamento estas marchas, pues son personas que por su valía son difícilmente sustituibles. Ana está muy contenta, cómo no, pero a mí me produce tristeza. Me pregunto qué será de nosotros con todos estos cambios, con este inextricable futuro educacional que se nos presenta. Como dice una amiga mía, por mucho que queramos trazarnos un plan en la vida, al final las circunstancias nos llevan de un lado a otro, como una bola de pinball.

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