lunes, 5 de agosto de 2013

Monólogos de cine (IV): Una mente maravillosa

 
En Una mente maravillosa son muchos los diálogos que merecen ser reproducidos, pues como se suele decir no tienen desperdicio. Con esta película no podemos quedarnos sólo con uno que sea especialmente significativo, como he hecho con otras.
 
Es esta la historia de John Nash, un cerebro portentoso que vio su vida ensombrecida por una esquizofrenia paranoide. Cuando su enfermedad llega a un punto que puede poner en peligro su integridad física y la de su familia, es su esposa la que debe decidir si ingresarlo en un centro psiquiátrico o dejar que permanezca en casa. Él no quiere tomar medicación, porque le produce efectos secundarios que no le gustan, y le dice a todos que intentará por todos los medios controlar su mente, tener a raya esas alucinaciones que le aterrorizan y le hacen confundir realidad y ficción.
 
Cuando él espera en su habitación a que su mujer termine de hablar con el médico que lo trata, mientras sujeta entre sus manos el pañuelo que ella le regaló la 1ª vez que salieron juntos, y se debate entre la angustia, el miedo y la pena por lo que puedan decidir sobre su vida, como si fuera un cordero que va a ser llevado al matadero, ella regresa finalmente a su lado, se acerca a él y le dice: "¿Quieres saber qué es real?. Esto… (le acaricia su rostro). Esto… (toma una de las manos de él y se la pone en su mejilla). Esto… (coloca esa mano sobre su corazón). Esto es real. Tal vez lo que distingue lo real de lo imaginario no está aquí (toca la cabeza de él), sino aquí (toca su corazón). Necesito creer que algo extraordinario es posible". Ambos terminan fundidos en un abrazo.
 
La verdadera historia de John Nash es mucho más truculenta de lo que aparece en la película. Suponemos que en realidad se trata de una versión de su vida, y que no se ha querido mostrar al público todo lo que le sucedió para no crear una atmósfera agobiante.
 
El siguiente monólogo tiene lugar en la entrega de los premios Nobel, en la que John Nash tiene unas palabras para los presentes, pero dirigidas a su mujer. "Siempre he creído en los números, en las ecuaciones y la lógica que conducen a la razón. Pero, después de toda una vida de tales búsquedas, me hago la pregunta: ¿qué es verdaderamente la lógica? ¿quién decide la razón? Mi búsqueda me ha llevado a través de las matemáticas, la metafísica, la ilusión y luego de regreso. He hecho el descubrimiento más importante de mi carrera, el descubrimiento más importante de mi vida. Es sólo en la misteriosa ecuación del amor en donde hay razones lógicas que pueden encontrarse. Estoy aquí esta noche sólo debido a ti (mira a Alicia, su esposa). Tú eres mi razón. Tú eres todas mis razones. Gracias".
 
El mensaje de la película es muy claro: el amor es la fuerza más poderosa que existe, da igual la clase de amor de que se trate, filial, de amistad, pasional, y gracias a él somos capaces de cosas que nunca hubiéramos imaginado.
 

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