Los seres humanos percibimos el mundo según nuestras emociones y actuamos en consecuencia; por lo tanto, si nuestro interior no está sano, nuestro exterior tampoco lo estará. No siempre las emociones que experimentamos nos favorecen, sino que, paradójicamente, muchas veces atentan contra nuestra felicidad. Tal es el caso de la culpa falsa o culpa tóxica, que posee un efecto letal: bloquea nuestra capacidad de disfrutar de la vida.
La culpa real es la que se produce cuando se transgrede una ley, ya sea moral, universal o divina, teniendo conciencia de ello.
La culpa tóxica se produce cuando los sentimientos de culpa provienen de causas emocionales. Esta clase de culpa muchas veces es utilizada por otras personas para manipularnos.
Nuestra conciencia nos hace experimentar culpa como una señal de que no estamos haciendo “lo que deberíamos”.
La persona sumergida en la culpa tóxica está segura de lo que “debería” hacer y toma ciertas creencias falsas como leyes universales:
- Debería hacer lo que me dice tal persona
- Debería ayuda a todos los que me rodean
- Debería escuchar los problemas de toda mi familia y de todos mis amigos y de todo el mundo
- Debería hacer felices a los demás antes que preocuparme por ser feliz
- Debería ser siempre feliz, no debería enfadarme.
Cada uno es responsable al cien por cien de sus propios pensamientos, decisiones y acciones.
Si te dicen: “Es culpa tuya, tú me dijiste que hiciera esto”. Responde: “No, tú eres el responsable de tus decisiones”.
Si te dicen: “Estoy enfadado contigo”. Responde: “Ese es tu problema, yo no tengo nada que ver”.
Tampoco veas al otro como una víctima cuando dice: “Me tienes que ayudar porque estoy sufriendo”, y te tiene 5 horas al teléfono. Cuando dices que te tratan como a una persona sin valor, es porque tú decides serlo.
Si te dicen: “Estoy enfadado contigo”. Responde: “Ese es tu problema, yo no tengo nada que ver”.
Tampoco veas al otro como una víctima cuando dice: “Me tienes que ayudar porque estoy sufriendo”, y te tiene 5 horas al teléfono. Cuando dices que te tratan como a una persona sin valor, es porque tú decides serlo.
Hay gente experta en acusar, y cada uno es responsable al cien por cien de su vida, tiene libre elección. No te sientas mal por lo que otros deciden.
Gente que parece sentirse culpable hasta de respirar, de dónde puede haber salido tanta culpa. Estas culpas fueron semillas sembradas a muy temprana edad.
Una de las causas más frecuentes proviene de la forma en que los padres tratan a sus hijos frente a un error cometido: emplean actitudes hostiles y degradantes. Si la culpa se origina en el núcleo familiar, el sentimiento “culpógeno” puede llegar a durar toda la vida, ya que en edad temprana cuestionamos mucho menos la realidad que se nos presenta y la aceptamos como cierta. A muchos niños se les hace sentir inferiores, culpables, indignos por actos que no tienen nada que ver con la transgresión. Y lo lamentable es que crecen en estos ambientes. Estos niños se convertirán en adultos que, a menudo, tenderán a sentirse incapaces, inseguros, reaccionarán mal y con angustia ante toda situación frustrante.
Cuándo puede originar culpa tóxica una familia:
1) Desgracias familiares. Puede suceder que, cuando uno logra salir de ese círculo, sienta la culpa impuesta por los mismos miembros del grupo familiar. Sobre todo si a la persona le va bien en la vida pero en su familia continúan las dificultades.
2) Sucesos negativos y falta de acción ante ellos. Cuando alguien de la familia sufre y no se hace nada, indirectamente se siente culpable por una demanda no explícita: “Me tienes que ayudar”. Debemos saber que la persona que llora y no hace nada para salir de su situación dolorosa está transmitiendo culpa.
3) Otros que sufren más. “Te quejas por un globo roto cuando hay tante gente que sufre de hambre”. Muchas personas como esta niña serán las que luego te digan. “Te robo un minutito”, o te preguntarán si te pueden molestar cinco minutos. Siempre se sentirán mal frente a los demás, como si estuvieran de más en la vida.
4) Ser distinto. Es la persona que es distinta del resto de la familia. La consideran como una traidora porque piensa de forma diferente.
Características de una persona que vive con culpa tóxica:
a) Busca ser herida. Es la persona que elige relaciones en las que sabe que la van a maltratar. Siente que no tiene valor.
b) Se hiere a sí misma. La crítica es una semilla que le entra en el corazón y crece para convertirse en una voz interna que condena. La autocrítica es el resultado de las culpas que se transformaron en voces internas condenatorias permanentes.
c) Hiere a los demás.
Estrategias para librarse de la culpa tóxica:
1) Si me equivoco, pido perdón y sigo adelante, no me detengo ahí. Con una vez basta. Tratemos de no repetir el error y prosigamos hacia nuestros objetivos.
2) Si me equivoco, reparo el daño producido.
3) Si me equivoco, verbalizaré mi culpa.
Cambia la culpa tóxica por tu derecho a disfrutar:
a) Disfrutaré de todo lo que poseo. Haz de cada ocasión algo especial.
b) No importa que me critiquen por disfrutar.
c) Disfrutar no es algo que encuentro, sino algo que llevo. Hay gente que precisa estímulos externos para sentirse bien. Libera la alegría que hay en tu interior, porque no es algo que se encuentra sino que está en ti.
d) Yo soy el presente. Los jóvenes son el mañana, pero nosotros tenemos el presente. Podemos influir en él, cambiarlo y disfrutarlo.
e) Disfrutaré de mí. Si no disfruto de mí mismo, no podré disfrutar del resto. Debes ser el 1º en amarte y respetarte. Los otros lo harán como consecuencia.
f) Seguiré los deseos de mi corazón. Especialmente, y muy influenciadas por la cultura, las mujeres han relegado sus deseos poniendo por delante los del resto. Muchos padres han puesto en primer lugar a sus hijos y así se han destruido las parejas tras años dejadas de lado. Muchos hijos han puesto en primer lugar a sus padres y no han vivido sus vidas, etc.
Sentimientos nobles pero actitudes equivocadas, muchas veces impulsadas por un gran “sentido de la responsabilidad” malinterpretado y muchas veces utilizado por manipuladores para sacar provecho de personas bien intencionadas.
g) Seré sabio. Recuerda que no tienes que demostrarle nada a nadie. Si disfrutas, hazlo por ti.
(Del libro de Bernardo Stamateas)
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