Aunque ya no estemos en época y parezca que no pega nada, quiero poner las fotos que hice con mi móvil esta Navidad porque, entre unas cosas y otras, lo he ido dejando y me gusta tenerlas en este blog.
Estas son algunas de las fotos que le hice al tiovivo de la plaza de Oriente.
El árbol de la plaza del Callao, precioso, me recordó al que ponían hace años en la Puerta del Sol. Este estaba plantado en un gran macetero, para que las asociaciones ecologistas no protesten, con razón.
El árbol cónico de la plaza de España sucumbió a un día de viento muy fuerte, pero mientras estuvo en pie iluminó con su luz rosa a todos los que pasamos a su lado.
Aquí, ya en mi casa, una pequeña iglesia que tengo desde hace lustros, que apenas da ya luz, aunque nunca he tenido que cambiarle las pilas.
Un rincón de mi salón. El tiovivo musical es uno de los regalos de Navidad que me ha hecho mi hija este año. El portal de Belén, pequeño y modesto, al fondo.
Uno de mis crismas preferidos: Papá Noel se marcha después de haber dejado los regalos y pide silencio porque el niño, precioso, está durmiendo en su cama.
El árbol de Navidad está poco adornado este año, porque mi hija, que me ayuda a montarlo, sugirió que lo recargásemos menos. Y tenía razón, así está mejor, aunque en la foto los reflejos de las luces salen un poco destellantes.
Este Papá Noel cuelga del árbol desde hace 19 Navidades, las que llevo viviendo en mi casa. Aquí no se aprecia, pero es un anciano con una cara muy especial, tiene un aire mágico. Si fuera supersticiosa diría que es una figura de la buena suerte.
Este es un original portal de Belén que cambia de color. Me lo regaló mi padre esta Navidad.
Así quedó el cabecero de la cama de mi hijo. Ese pequeño Papá Noel solía ponerlo en el exterior de la puerta de entrada de mi casa.
Un rincón del salón, junto al equipo de música. Es una lámpara con cristales de colores, estilo Tiffany, que da un ambiente cálido.
En estas dos últimas fotos se ven los adornos que pongo en el trabajo, los de arriba sobre un archivador. El centro de flores azules de la de abajo lo compré con otras dos compañeras que tuve en un trabajo anterior, hace muchos años, que son ahora mis amigas. Cada una lo teníamos de un color. Me acompaña desde entonces en cada nuevo destino.
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