martes, 7 de enero de 2014

El libro de Mercedes Milá


Hace unos meses hice una breve mención al libro de Mercedes Milá, Lo que me sale del bolo, original y desvergonzado título que, de entrada, despierta curiosidad. Y vuelvo a él porque quisiera mencionar algunos de los pensamientos y emociones que su autora nos ha querido dejar, un compendio de algunas de las cosas que publica en su blog, y que reproduzco a continuación.

Ella, en una época de su vida en la que el tiempo era difícil de llenar, ha sido mis ojos y mis manos. Se refiere a una chica que hace comentarios en su blog.

Escribir un blog es encontrar un tesoro y en eso estamos: abriendo cofres.

Siempre que pueda ayudaré a transmitir un mensaje que pueda servir a alguien.


Es inaguantable tener que aceptar que hay mujeres que ya están marcadas como árboles que deben ser derribados.
Es el sino femenino, según donde nazcas o la época que te ha tocado vivir, así están condicionadas nuestras vidas.

Los faros siempre evocan sentimientos. No se mueven, indican la seguridad, la llegada a lugar sin miedos; aguantan lo que el mar les eche, resisten, disfrutan antes que nadie del sol y de la luz de la mañana. Desde hace unos años viven en soledad, pero no les importa: funcionan igual sin escuchar voces ni ruidos humanos. Fueron cobijo de sentimientos, risas y lágrimas; fueron testigos de lo más íntimo de los humanos que vivieron en sus entrañas. Hoy son los que siempre fueron, y lo son aislados del mundo.

El día de mi 60 cumpleaños me regalé a mí misma escuchar el silencio de las montañas y no contestar ni una sola vez mi teléfono móvil. Dejé en el contestador un mensaje que decía que estaba cumpliendo un sueño, que no tenía cobertura, que podían dejar mensajes, si querían. Cuando me paré a escucharlos, me abrumaron; necesité varias horas para oírlos todos y contestarlos: todos habían entendido que un sueño no puede ser interrumpido. Ese día se fue a esquiar con unos amigos, algo que le encanta y que pensó que no podría hacer nunca más, antes de que le operaran de la rodilla.

Einstein decía: “El aprendizaje es experiencia, lo demás es información”. Y también: “No aprendes porque eres inteligente, aprender cosas te hace inteligente”.

Propondría vaciar las cárceles y volverlas a llenar con estas gentes que tanto daño nos hacen. Si consiguiéramos saber las personas que, sin que su trabajo lo haya justificado jamás, han recibido un trato parecido al Sr. Pego, reuniríamos a un grupo escandaloso de gentes.Se refiere a un alto cargo de Novacaixagalicia que, con 54 años, decidió prejubilarse y cobrar una cantidad exorbitante.

Un blog como este sirve también para empequeñecer nuestros terrores. Sentirse acompañado sentirse leído y comprendido, es otra de las herramientas que nos da la vida. Hasta hace pocos años esos pozos negros que se hunden en nuestros corazones tenían pocas posibilidades de ser compartidos, de ser conocidos por personas que pudieran entender el lenguaje que utilizásemos. Hoy, gracias a Internet, sin conocerte te conoces, sin verte te ves y te sientes y sin saber casi ni lo que dices llegas a ayudar a pasar el puente del dolor a una persona que te lee.

Alguna vez os habréis sentido Meryl Streep, aunque jamás hayáis estado en África ni tampoco un hombre se haya ofrecido a lavaros la cabeza junto a un río. Esa magia tiene una extraordinaria potencia y, de hecho, sirve para sobrellevar muchos momentos difíciles de nuestras vidas. A veces me pregunto si los actores habrán recibido el agradecimiento de las personas que se emocionaron con ellos, si habrán sido conscientes de haber llegado al fondo de nuestras almas y de haberse quedado ahí para siempre.

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