- Hay personas que mienten porque les gustaría que su realidad fuera otra
y desean hacer de su fantasía una realidad. (…)
- Algunas personas mienten
para recibir atención o cuidados.
- Saber qué hacer y qué no hacer cuando se siente incertidumbre nos
ayudará a afrontarla, ya que si no se puede caer en el pozo del sentimiento de
indefensión.
- Uno puede afrontar y salir de ese torbellino de negatividad a través del
esfuerzo y sobre todo la creatividad.
- Dar las gracias es una forma de gratitud hacia otra persona cuando tiene
un gesto amable o de consideración hacia nosotros. Cuando damos las gracias
reconocemos abiertamente e informamos al otro de que somos conscientes que
apreciamos el gesto de cortesía.
- La idea de evitar dar por hecho siempre no es vivir en la incertidumbre
o pensar que no poder contar con las personas, ni vivir con miedo a que podamos
perder las cosas buenas que tenemos (…) es tener la capacidad de identificar
las cosas buenas que sí tenemos, los gestos amables y generosos de los demás.
Así pues, reconocer que para recibir hay que dar y agradecer lo recibido son
claves esenciales en las relaciones interpersonales.
- Las familias se pueden definir como funcionales o disfuncionales
dependiendo de si existe una interacción saludable o no saludable entre sus
miembros. Los factores que determinan si la interacción es o no saludable son
los siguientes:
1.- La forma en que se
utiliza el poder.
2.- La existencia de una
coalición estable y cohesionada entre los miembros de la familia.
3.- La capacidad para
resolver los conflictos y para negociar respetando los puntos de vista
diferentes.
4.- El nivel de autonomía
e independencia de cada uno de los miembros.
5.- Si existe o no una
comunicación entre los miembros del grupo.
- Las familias funcionales
se caracterizan por tener una interacción positiva y constructiva entre sus
miembros. Son familias abiertas, flexibles y empáticas donde existe un grado
positivo de confianza entre unos y otros. De igual modo, en la familia
funcional se fomenta el buen desarrollo de la autoestima respetando las
diferencias individuales.
- Hay personas que sí tienen tendencias perversas o narcisistas que
emplean métodos rígidos, autoritarios e incluso destructivos para obtener
poder. Sus formas se centran en controlar a los demás para convertirlos en
seres sumisos. Estas personas se caracterizan por utilizar técnicas emocional y
psicológicamente devastadoras.
- Las personas que han sufrido algún tipo de acoso en la familia, en el
trabajo o en la escuela a menudo expresan su dolor emocional como algo que
pueden sentir físicamente.
- Independientemente del motivo de la ruptura familiar, esto representa el
final de una etapa y el comienzo de otra. Cuando hay una ruptura cambian tanto
los vínculos afectivos como la forma de relacionarse. Los lazos de unión entre
las personas se transforman, y en ese proceso a menudo surge una sensación de
vacío, dejando una huella de dolor en la memoria emocional. Separarse y romper
significa decir adiós, pasar página y cerrar una historia para vivir el duelo y
el dolor. Este proceso de superación requiere tiempo, reflexión y amabilidad,
pero sobre todo paciencia. La reflexión es clave para comprender qué ha pasado,
cómo se ha llegado a la decisión de romper. La amabilidad aporta generosidad y
empatía, tanto de las personas del entorno como de uno mismo.
- “La familia (cuando es tóxica) es la institución más violenta de nuestra
sociedad, con excepción del ejército en tiempos de guerra”, en palabras de
Gelles y Straus.
Descubrir que uno de los tóxicos de nuestra vida es uno de los padres,
hermanos, hijos o incluso algún familiar del círculo extenso o de la familia
política es devastador. Una vez identificado surge un sentimiento de dolor
demoledor. Como resultado, la tendencia es preguntarse 1º los porqués y después
“¿Cómo no lo he visto antes?” o si fue él/ella quien provocó al otro a
comportarse de una forma tóxica, dudando de sí mismo. (…)
- Algunas personas tienden
a culparse a sí mismas automáticamente cuando se encuentran en una situación de
tensión y conflicto con otros (…) se responsabilizan de las emociones de los
demás sin valorar si es razonable o no.
- La culpa es un sentimiento natural del ser humano que se apoya en las
normas y criterios que se aprenden durante la infancia. Estas normas están
grabadas a fuego en lo más profundo de la mente; son parte de nuestra
conciencia y están directamente vinculadas a la capacidad de sentir culpa, de
forma que si uno actúa mal, ese sentimiento surgirá. Éste es como una guía que
generalmente ayuda a saber diferenciar entre el bien y el mal. Pero cabe
destacar que este mecanismo no siempre funciona correctamente, ya que los
sentimientos de culpa pueden estar atribuidos a hechos reales o falsos. Es
decir, el real se apoya en hechos concretos, claros y objetivos, mientras que
el falso se fundamenta en una interpretación distorsionada de la realidad.
- El vampiro emocional tiene una visión del mundo diferente al de la
mayoría. Tienen una apreciación distorsionada de sí mismos y su entorno a raíz
de sus propios traumas no resueltos, sentimientos de abandono, inseguridad e
inmadurez. Son personas que quizás buscan en los demás el amor perfecto, el
incondicional y exclusivo con pocos sacrificios. Por ejemplo, hay vampiros
emocionales que son muy dependientes emocionalmente y anhelan tener a una
persona que tome las decisiones por ellos, que resuelva por ellos los problemas
y que se ocupe de la parte difícil de la vida. Es como si continuaran siendo
niños emocionalmente, pero en el cuerpo de un adulto. A veces son muy
caprichosos, tienen sentimientos de derecho y evitan responsabilidades. Al
igual que un niño que no ha aprendido a asumir sus obligaciones, no toleran la
frustración, la espera o la incertidumbre. Lo quieren todo ahora y ejercen la
presión necesaria para que los demás cumplan sus expectativas y necesidades. No
pocas veces emplean cualquier tipo de estrategia con el fin de conseguir lo que
quieren, incluso conductas violentas si lo consideran necesario.
- A partir de la idea de que los vampiros emocionales paranoicos a menudo
sienten que son víctimas de los demás y de sus propias circunstancias, a veces
utilizan estos sentimientos de ser amenazados para justificar sus respuestas
emocionales o reacciones explosivas cargadas de miedo, rabia, ira y
agresividad.
- El sentimiento de culpa está influido por factores sociales, culturales,
religiosos y familiares. Y aunque produzca en nosotros un cierto sentimiento de
desasosiego y malestar, es como un termómetro que nos ayuda, hasta cierto
punto, a tomar determinadas decisiones, a ser consecuente con nuestros actos y
a diferenciar entre la buena y la mala conducta. Por lo tanto, tener la
capacidad de sentir un cierto grado de culpa es positivo y sano, ya que
contribuye al equilibrio emocional y a las relaciones interpersonales.
- Hay personas que han sido vapuleadas con tanta culpa que viven cada
sintiéndose culpables de algo, por cosas que han hecho o no han hecho, por lo
que han dicho o no han dicho, o sencillamente por existir. Aunque la culpa
puede tener un propósito constructivo, también puede convertirse en un mecanismo
muy destructivo. A menudo me encuentro a personas que son víctimas de un
intenso sentimiento de culpa que les impide sentir serenidad o vivir
tranquilamente. Se flagelan y se culpan a sí misma constantemente y sin
compasión. (…)
Hay personas que son víctimas
constantes de acusaciones y chantajes emocionales de otros. En estos casos los
chantajistas consiguen destruir la capacidad para que su víctima pueda pensar
por sí misma. Las personas que utilizan la culpa para controlar y manipular a
los demás son vampiros emocionales culpabilizadores. (...) Son jueces
implacables y despiadados que se dedican a crucificar y a robarle la serenidad
y la felicidad a cualquiera que se ponga en su camino.
- Después de haber recibido tantos desprecios a lo largo de los años,
decidió poner un muro emocional y alejarse afectivamente de su familia al ser
consciente del daño que le habían provocado año tras año. Tomó la decisión de
nunca volver a mantenerse en silencio.
- Mientras más nos conozcamos y mientras más seguros estemos de nosotros
mismos, menos nos influirán los actos perversos de los vampiros emocionales.
- No siempre son otras personas las que nos envenenan con su negatividad.
A veces nuestro peor enemigo somos nosotros mismos. (…) Es frecuente encontrar
que tienen fantasías sobre formas de castigarse emocionalmente, autolesionarse
mental o físicamente o incluso fantasean con su propia muerte. (…)
Son sus propios vampiros
emocionales que viven una guerra civil en su interior, pero es una guerra que
no tiene ni principio ni final. (…)
Existen numerosas razones
por las que algunas personas pueden llegar a odiarse: (…) por sufrir un
profundo sentimiento de culpa, por tener intensos complejos y sentimientos de
inferioridad, o simplemente porque son personas que han crecido en un entorno
en el que se han sentido criticados constantemente. Nunca se han sentido
queridos y no han conocido la calidez de otro ser humano, no han conocido los
beneficios de recibir afecto. (…)
Su autoestima depende de
los mensajes que reciben de las personas de su entorno. No saben valorarse ni
relacionarse consigo mismas.
- Es frecuente encontrar que cuando comunican el suceso se les acuse de
estar exagerando o incluso de haber inventado la agresión. (…) En estos casos
la víctima permanece en un estado de desconcierto e impotencia, con
sentimientos de vacío y dolor creando una profunda herida emocional y un estado
profundo de indefensión. (…)
En ocasiones las víctimas
de abusos sexuales o de maltrato psicológico trasladan su sentimiento de rabia,
furia eás en la edad adulta.
- Much indefensión hacia sí mismas al sentir una enorme sensación de impotencia.
- La forma en la que somos tratados de niños propiciará que construyamos vínculos sanos o insanos con los demas personas se convierten en seres emocionalmente dependientes a
raíz de experiencias disfuncionales durante la niñez. El origen de este
problema surge en las familias disfuncionales en las que hay o ha habido
maltrato psicológico y físico, problemas de adicciones, en las que el afecto y
los cuidados básicos (seguridad y protección) eran casi inexistentes, o en las
familias en las que las conductas explosivas y violentas eran constantes. (…)
También puede suceder si
se sobreprotege demasiado al niño. (…)
Aprender a poner límites,
a uno mismo y a los demás, es muy importante para poder establecer relaciones
emocionales sanas. Las personas que no se ponen límites a sí mismas, como en el
caso de la madre que sobreprotege excesivamente a sus hijos, al final está
impidiendo que el hijo pueda desarrollar su personalidad y sus fortalezas
adecuadamente. Para aprender a conocerse y poder crecer necesitamos un cierto
espacio, y si nuestros padres o cuidadores no nos lo dan, obstaculizarán el
proceso de desarrollo natural. Por lo tanto, los límites y el espacio personal
son claves para que podamos ser seres independientes y autosuficientes.
- Al utilizar nuestros límites internos (…) sabemos mantener la distancia
entre nuestros pensamientos y emociones y los de otras personas; no nos hacemos
responsables de lo que sientan o piensen otros. De manera que es más difícil
que nos manipulen. (…)
Unos padres que no
protegen físicamente a los hijos ni les enseñan a protegerse emocionalmente y a
poner límites pueden dañar la capacidad para aprender a protegerse e incluso
para sentirse con el derecho a defenderse. (…) Esto a menudo les convierte en
personas a las que les resulta difícil detectar el maltrato o el abuso, no
evitan que otros se aprovechen de ellos y no saben decir “no” al no conocer sus
límites y derechos.
- Con frecuencia desarrollan una desconfianza infundada a raíz de
experiencias pasadas traumáticas, especialmente las que están asociadas a
relaciones en las que han sido decepcionadas constantemente o han sido víctimas
de traición.
- Debemos hacer frente a nuestra realidad y poder liberarnos del dolor
emocional.
- Un buen amigo es capaz de relativizar y de darte perspectiva, de
escuchar y de ponerse en tu lugar aunque no haya tenido la misma experiencia.
(…)
Los amigos íntimos son la
familia elegida. Son aquellas personas a las que les otorgamos de forma
consciente y voluntaria un lugar especial en nuestra vida. Son aquellas con las
que tenemos una proximidad afectiva y un vínculo de confianza muy estrecho. Con
las que construimos una relación de compromiso y permanencia.
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