Hace poco ha editado el ABC la reproducción de un número suelto que se debía vender con el periódico que data del 5 de abril de 1910. Me ha gustado siempre ver prensa antigua, porque la encuentro curiosa y con una presentación muy cuidada y primorosa.
Este número suelto costaba 5 céntimos. En la portada aparece una foto a toda página del rey Alfonso XIII firmando el acta de comienzo de las obras de la Gran Vía.
Ya en el interior lo primero que aparece es un folletín llamado “La dama enlutada” que es continuación de una historia iniciada en números anteriores. Me llama la atención que el suplemento arranque con un relato por entregas, algo que hoy en día se considera un género menor y ocuparía un lugar menos relevante, aunque en aquella época parece que se los apreciaba mucho.
Siguen columnas de opinión política, ecos de sociedad, notas de actualidad, “ecos militares” (jura de bandera de los alumnos de la Academia de Ingenieros de Guadalajara), apuntes culturales (reseña de un libro que acaba de ser publicado), noticias internacionales y nacionales.
En el apartado de espectáculos se hace mención a un teatro para niños en Bilbao, y a los toros en Madrid.
Un titular casi al final que reza “Al cerrar la edición”, encabeza noticias de última hora en provincias, notas de la tarde, sucesos, Bolsa y anuncios. También hay una columna llamada “Reparto de Socorros”, en los que se relacionan los soldados de varios regimientos de Infantería que han recibido ayudas económicas, especificando la cuantía de éstas y haciendo un suma y sigue que continuará en un número posterior.
Los sucesos merecen capítulo a parte: una noticia titulada “Armonías conyugales” da nombres y apellidos de un matrimonio que durante una acalorada discusión llegaron a las manos y tuvo que intervenir la Policía y la Casa de Socorro, “donde fueron asistidos de algunos “chichones” que se causaron…”, según se puede leer.
Se habla también de un señor, cuyo nombre, apellidos y domicilio se cita (curiosamente vivía en la misma calle que mi abuela Pilar, en el barrio más castizo de Madrid), al que timaron 50 pesetas “por el consabido proceso del “portugués”, junto al Museo de Pinturas”.
Una de las últimas páginas está dedicada casi por entero a lo que llama “Correspondencia particular”, en la que los lectores contestan misivas aparecidas en números anteriores, utilizando nombres sueltos, pseudónimos, siglas y frases alusivas, y cuyo contenido nos puede parecer absurdo porque no estamos al tanto de lo que se están diciendo, y además un tanto pueril, pues hablan de amores, remedios de botica, versos, usando una fraseología remilgada que en aquel entonces debía parecer muy fina.
Hay una “Hoja de anuncios”, y en la siguiente página “Anuncios por palabras (secciones)”, muy similar a los que se publican hoy en día.
En la última hoja por una cara están las necrológicas con el título de “Mortuorias y aniversarios” (se ha querido dejar lo fúnebre para el final) y en la contraportada aparecen más anuncios con profusión de ilustraciones.
La publicidad salpica casi todas las páginas, empezando por la empresa que edita el propio periódico, en el que llegan a hacer constar su capital, el Presidente del Consejo de Administración, el Director Gerente y el domicilio social.
La mayoría de los anuncios que aparecen mueven a la risa, aunque en su momento la gente los tomaría muy en serio. He aquí algunos:
“Es Vd. gotoso? […] es que vivís fuera de época, pues hoy en día el URICURE, moderno y verdadero remedio cura expulsando infaliblemente el ácido úrico”. Primero guarda el tratamiento de cortesía al lector y luego lo tutea. Uso de adjetivos rimbombantes.
“El mejor para fumar Zig-Zag”.
“Cápsulas Clin al Fosfotal. Tisis, resfriados, descuidados”.
“Belleza natural para todos. Jabón de verbena calendulado”.
“Dentófilo infantil Santoyo. Efectos admirables, sin ningún peligro, en niños martirizados por dentición. Descansan y dejan descansar”.
“Cura sin operar de la matriz”.
“Rizadores eléctricos West. El peinado de mañana bautizado ya “turbante parisien”.
“¡Cuidado señora!. Vd. empieza a engordar. Tome Thyroidine Bouty y su talle volverá a ser esbelto”.
“Fábrica de sombreros de paja para caballeros y niños. Últimos modelos”.
“Novias. No darle vueltas. Para comprar barato utensilios de cocina, cubiertos, […] acudid al almacén mejor surtido…”
Se utilizan palabras que en la actualidad están en desuso, pero que siempre es agradable ver de nuevo. Hay anuncios para todo el mundo y para todos los gustos.
Ha sido una delicia hojear este suplemento centenario, parece transportarnos a otro tiempo ya muy lejano que no conocimos ni conoceremos ya.
Este número suelto costaba 5 céntimos. En la portada aparece una foto a toda página del rey Alfonso XIII firmando el acta de comienzo de las obras de la Gran Vía.
Ya en el interior lo primero que aparece es un folletín llamado “La dama enlutada” que es continuación de una historia iniciada en números anteriores. Me llama la atención que el suplemento arranque con un relato por entregas, algo que hoy en día se considera un género menor y ocuparía un lugar menos relevante, aunque en aquella época parece que se los apreciaba mucho.
Siguen columnas de opinión política, ecos de sociedad, notas de actualidad, “ecos militares” (jura de bandera de los alumnos de la Academia de Ingenieros de Guadalajara), apuntes culturales (reseña de un libro que acaba de ser publicado), noticias internacionales y nacionales.
En el apartado de espectáculos se hace mención a un teatro para niños en Bilbao, y a los toros en Madrid.
Un titular casi al final que reza “Al cerrar la edición”, encabeza noticias de última hora en provincias, notas de la tarde, sucesos, Bolsa y anuncios. También hay una columna llamada “Reparto de Socorros”, en los que se relacionan los soldados de varios regimientos de Infantería que han recibido ayudas económicas, especificando la cuantía de éstas y haciendo un suma y sigue que continuará en un número posterior.
Los sucesos merecen capítulo a parte: una noticia titulada “Armonías conyugales” da nombres y apellidos de un matrimonio que durante una acalorada discusión llegaron a las manos y tuvo que intervenir la Policía y la Casa de Socorro, “donde fueron asistidos de algunos “chichones” que se causaron…”, según se puede leer.
Se habla también de un señor, cuyo nombre, apellidos y domicilio se cita (curiosamente vivía en la misma calle que mi abuela Pilar, en el barrio más castizo de Madrid), al que timaron 50 pesetas “por el consabido proceso del “portugués”, junto al Museo de Pinturas”.
Una de las últimas páginas está dedicada casi por entero a lo que llama “Correspondencia particular”, en la que los lectores contestan misivas aparecidas en números anteriores, utilizando nombres sueltos, pseudónimos, siglas y frases alusivas, y cuyo contenido nos puede parecer absurdo porque no estamos al tanto de lo que se están diciendo, y además un tanto pueril, pues hablan de amores, remedios de botica, versos, usando una fraseología remilgada que en aquel entonces debía parecer muy fina.
Hay una “Hoja de anuncios”, y en la siguiente página “Anuncios por palabras (secciones)”, muy similar a los que se publican hoy en día.
En la última hoja por una cara están las necrológicas con el título de “Mortuorias y aniversarios” (se ha querido dejar lo fúnebre para el final) y en la contraportada aparecen más anuncios con profusión de ilustraciones.
La publicidad salpica casi todas las páginas, empezando por la empresa que edita el propio periódico, en el que llegan a hacer constar su capital, el Presidente del Consejo de Administración, el Director Gerente y el domicilio social.
La mayoría de los anuncios que aparecen mueven a la risa, aunque en su momento la gente los tomaría muy en serio. He aquí algunos:
“Es Vd. gotoso? […] es que vivís fuera de época, pues hoy en día el URICURE, moderno y verdadero remedio cura expulsando infaliblemente el ácido úrico”. Primero guarda el tratamiento de cortesía al lector y luego lo tutea. Uso de adjetivos rimbombantes.
“El mejor para fumar Zig-Zag”.
“Cápsulas Clin al Fosfotal. Tisis, resfriados, descuidados”.
“Belleza natural para todos. Jabón de verbena calendulado”.
“Dentófilo infantil Santoyo. Efectos admirables, sin ningún peligro, en niños martirizados por dentición. Descansan y dejan descansar”.
“Cura sin operar de la matriz”.
“Rizadores eléctricos West. El peinado de mañana bautizado ya “turbante parisien”.
“¡Cuidado señora!. Vd. empieza a engordar. Tome Thyroidine Bouty y su talle volverá a ser esbelto”.
“Fábrica de sombreros de paja para caballeros y niños. Últimos modelos”.
“Novias. No darle vueltas. Para comprar barato utensilios de cocina, cubiertos, […] acudid al almacén mejor surtido…”
Se utilizan palabras que en la actualidad están en desuso, pero que siempre es agradable ver de nuevo. Hay anuncios para todo el mundo y para todos los gustos.
Ha sido una delicia hojear este suplemento centenario, parece transportarnos a otro tiempo ya muy lejano que no conocimos ni conoceremos ya.